La fiesta ilegal que empezó el viernes en la zona de la Font de l'ermita dels Sants Metges, en Sarral y que congrega a unas 700 personas, está provocando malestar en los vecinos del pequeño núcleo de Montbrió de la Marca. El sonido de la música electrónica, empujado por la marinada, y las luces láser durante toda la noche del sábado han dificultado que muchos hayan podido dormir. "De madrugada, incluso los vidrios temblaban", ha relatado Mercè Borràs, uno de los doce vecinos de la población. Borràs, vive con su marido, Josep Ramon Òdena en Alcover, pero cada fin de semana vuelven al pueblo para disfrutar de la tranquilidad del entorno en su casita de madera. Hecho que ha sido imposible este fin de semana consecuencia de la rave en una zona boscosa y de cultivos próxima. La marinada a partir del sábado al mediodía ha amplificado la intensidad del sonido que llegaba al núcleo.

"Ha sido movidito. Venimos a buscar tranquilidad y nos hemos encontrado con la rave esta. Mucho ruido, sobre todo por la noche. De madrugada, incluso los vidrios temblaban. Un ruido impresionante", ha lamentado Borràs. "Hemos descansado poquísimo. Ibas despertando cada rato por el ruido. Te ibas durmiendo porque tienes sueño, pero te la rompían toda la noche", certifica su marido. Los doce vecinos que residen en el pueblo tuvieron conocimiento de la fiesta ilegal, después de que el viernes una autocaravana intentara pasar por un callejón estrecho y se quedó atascada entre las paredes. A partir de aquel momento, el entorno se empezó a llenar de "luces" de vehículos que iban arriba y abajo buscando una vía de acceso para llegar al acontecimiento.

Los vecinos y la alcaldesa de Montbrió de la Marca / ACN

Vehículos abandonados en la montaña

Los vecinos no se muestran especialmente contrarios a las fiestas, siempre que no provoquen daños en el entorno natural, a los cultivos o a los caminos. Borràs explica, sin embargo, que muchas vías de acceso, caminos rurales del suelo, ya estaban en bastante mal estado y eso podría provocar que muchos vehículos hayan quedado abandonados a la montaña. En la otra cara de la moneda, se sitúan los jóvenes, para los que la rave ha sido todo un acontecimiento en un entorno donde la oferta lúdica de fin de semana es directamente inexistente. Llorenç Vilabella reconoce que, después de enterarse de la fiesta por el "ruido" las redes sociales, este sábado decidieron subir hasta la zona para ver el ambiente.

Vilabella ha explicado que la fiesta estaba muy bien organizada, "cenamos, bebimos cuatro cervezas, bailamos, había buena música. Movía a mucha gente y, por eso, ya hacía cierta gracia. Funciona muy bien. Había un estilo de gente muy variada", ha relatado. Dice que la música alta difícilmente ha causado molestias. "Si fuera cada día, pero un fin de semana al año que están, nada. Al contrario, aquí en el pueblo todavía lo encuentro animado", ha subrayado.

Temor ante un incendio

La alcaldesa de Sarral, Maria Victòria Canyís, ha reiterado la preocupación del resto de vecinos sobre los daños que puede provocar la fiesta en el entorno natural que toca con la Red Naturaleza 2000, donde habitan especies en peligro crítico como el águila perdicera. Una de las principales preocupaciones, ha reconocido, que ha sido la posibilidad que se prendiera fuego accidentalmente, en una zona protegida y con fauna también como jabalíes y corzos. Canyís entiende las molestias de los vecinos. "Fue una sorpresa el nivel de coches, camiones, furgonetas y camiones que llegaban al pueblo. La primera sorpresa era la gran cantidad y, a menudo, los GPS los llevaban a lugares donde no había salida y los camiones no podían pasar. Eso eran maniobras y ruidos. Mucha gente, cuando cortaron los accesos directos, aparcaban en cualquier sitio y se marchaban andando"; ha apuntado.

Los vecinos de Montbrió de la Marca calculan que los vehículos de la organización empezaron a llegar el miércoles o jueves "muy preparados", detallan llevaban rampas y ganchos para poder estirar los que tenían dificultades para pasar, según constataron los mossos. El viernes por la noche, los controles pararon 200 vehículos: algunos aparcaron por la zona urbana y buscaron vías alternativas. Canyís cree, sin embargo, que eso paró la afluencia en buena parte. De momento, y descartada la opción del desalojo policial, este domingo ha empezado ya el goteo de participantes que se marchaban. La alcaldesa confía en que los participantes cumplan las normas que la misma organización ha ido difundiendo con carteles: recoger la suciedad, los vidrios o dejar los espacios limpios. "Esperamos que todo siga con normalidad", ha concluido.