La Fiscalía de Madrid abrió diligencias el mes de abril contra el dramaturgo Ramón Paso por presuntos delitos sexuales a 14 mujeres de edades entre 18 y 28 años. La querella relata que el dramaturgo, de 48 años, buscaba mujeres muy jóvenes "en una situación económica precaria, pertenecientes a familias desestructuradas o a familias residentes en otras provincias y que, por lo tanto, se encontraban solas en Madrid, sin nada de experiencia profesional ni sexual y con la ilusión y el sueño de ser actrices". Así pues, Paso las "captaba" a través de los castings, pero su interés no era precisamente profesional. En la querella se relata que el contexto era de violencia psicológica reiterada, amenazas, humillaciones y situaciones que provocaban el enfrentamiento entre las actrices o incluso, la incitación al consumo de alcohol en las salidas y los ensayos. Además, añade que aprovechaba su posición de director para "embaucar a las mujeres y aprovecharse sexualmente de ellas", publicaba ofertas de casting en las que entre los requisitos se pedía "mujeres jóvenes, de aspecto infantil" para llevar a cabo papeles donde se destacaba el carácter "sexi, atrevido, astuto o desinhibido" del personaje.
Presuntos delitos sexuales continuados
La Fiscalía apunta relaciones sexuales "vaginales, anales y bucales, sin contar con el consentimiento libre emitido por las jóvenes, que rechazaban los encuentros sexuales, si bien a veces se sentían obligadas a realizarlas, sometiéndose a veces a ellas sin consentirlas, conociendo el denunciado su oposición o desagrado". Además, señala que en otras ocasiones Ramón Paso las sometió "con violencia e intimidación directa para conseguirlo. Hasta el punto de ocasionar a una víctima desgarros anales y a otra una infección vaginal".
Los hechos están descritos detalladamente en la querella presentada en el ministerio fiscal, donde se señala que siempre había un "contexto sexual" y las forzaba a consumir alcohol, "vino o un chupito de absenta", que a las mujeres de la compañía con las que había tenido relaciones las llamaba "zorritas"; abrazaba, besaba y les ponía la mano "sobre la pierna y en la entrepierna cuando estaban viendo los ensayos". E incluso, apunta que les exigía ir sin ropa interior y que "llevaran las bragas en la mano para dárselas", también las obligaba a ir al ginecólogo con alguien de confianza, e incluso, algunas de ellas se vieron obligadas a tomar la pastilla del día después, porque "él nunca utilizaba preservativo".
La querella también detalla que Ramón Paso obligó a una de las jóvenes a hacerse un vídeo masturbándose mientras leía un guion y le pidió que se lo enviara. Una de las jóvenes le explicó que había sufrido violencia sexual en la infancia y le exigió "profesionalidad", la respuesta del dramaturgo fue reescribir una escena de su personaje donde le imponía "representar una violación", una decisión que le provocó un "gran daño psicológico del cual Ramón era consciente". Pero las actuaciones reprobables de Paso no acababan aquí, otra de las chicas le explicó que su padre había abusado sexualmente de ella cuando era una niña y que hacía años que no hablaba con él. Paso lo buscó y lo invitó a una función, provocando un encuentro entre los dos, que le provocó un ataque de ansiedad a la mujer. En este momento, Paso la apartó a una esquina, y a pesar del estado en el cual se encontraba ella, la tocó y la beso por todas partes, después le exigió que tenía que actuar.
Una estrategia repetida
La estrategia de Paso repetía siempre el mismo patrón. En las entrevistas el principal objetivo era saber datos personales de la mujer, "situación económica, el apoyo familiar y social, vínculos personales en Madrid" después ya pasaba a preguntas de "naturaleza sexual", algunas de las cuestiones buscaban saber qué "les parecían las relaciones sexuales entre una joven y un hombre de edad avanzada como él; sobre la pederastia o a quién se llevarían a una isla desierta. En general, el denunciado se sentía ofendido si el escogido no era él". Una vez entraban en la compañía, las advertía que estaban en periodo de prueba y las iba embaucando poco a poco. Según relata la querella, les aseguraba que su casting había sido lo mejor que había visto y que "él sabría sacar de ella lo mejor" porque era "un diamante en bruto que él sabría pulir". Además, añade que le gustaba demostrar que "era el maestro". El siguiente paso, era aislarlas del resto, inventándose rumores para crear malestar entre las actrices y "un ambiente de desconfianza".
Una vez ganada la confianza las invitaba a su casa, pero con más gente, aunque en algún momento desaparecían, y la persona con la que convivía el dramaturgo "se encerraba en su habitación". Así pues, él se quedaba a solas con la mujer y las empezaba a tocar, las besaba y las forzaba a mantener relaciones sexuales. Posteriormente, les pedía que eso "era un secreto". Si encontraba una negativa de alguna de las mujeres, su respuesta era castigarlas sin participar en los ensayos, las humillaba en público o las perjudicaba en otros castings. Además, exigía compromiso absoluto de las jóvenes, "una disposición durante 24 horas incluidos los fines de semana en las cuales tendrían que demostrar servilismo, devoción y sumisión," Paso se creía con el derecho de llamarlas a cualquier hora del día, y las convocaba el fin de semana y así impedir que las que no eran de Madrid pudieran ir a su casa, la querella también añade que "las invitaba a que abandonaran sus estudios y a sus parejas". La querella concluye que todos estos hechos ha provocado "daños psicológicos, mostrando estrés postraumático y niveles altos, moderados y leves de ansiedad, que han requerido, en todo caso, terapia psicológica".