Los robos de cobre preocupan y ocupan a los Mossos d'Esquadra. El elevado precio de este metal y que sea fácil encontrarlo en obras, empresas o infraestructuras ferroviarias, hace que los ladrones, la mayoría oportunistas, de baja estofa y de muchas nacionalidades, hayan encontrado un buen modus vivendi. Hace años que los Mossos d'Esquadra tienen activo un Plan Operativo Específico (POE) para el sector del metal para prevenir los robos e inspeccionar los gestores de residuos que pueden comprar este material, pero ahora en tres regiones del país se ha decidido ir a más y aumentar este plan especial al nivel 2 que implica más patrullaje, más inspecciones y más investigación de los robos.

¿Cuál es el problema con el cobre?

Tal como explica a ElNacional.cat Joan Salamaña, intendente jefe de la División de Seguridad Ciudadana de los Mossos d'Esquadra, se ha decidido aumentar a nivel dos este POE a las dos regiones metropolitanas Norte y Sur, por la criticidad de los robos, no por el aumento cuantitativo de estos. Los últimos días se ha robado cobre de vías de la red ferroviaria y eso ha complicado mucho, si cabe, la circulación de trenes de la red de Rodalies de Catalunya. En el Camp de Tarragona, también se ha elevado a nivel 2 este POE, aquí, en cambio, sí por un aumento relevante de robos en empresas.

Sea como sea, los Mossos han reforzado este plan operativo específico que ha obligado en todas las comisarías de las comarcas afectadas a reforzar el patrullaje preventivo, que también se hace ahora con la activación de drones policiales, la investigación de los delitos y las inspecciones en los centros de reciclaje donde los ladrones pueden acabar colocando el material sustraído.

¿Quién roba el cobre?

La mayoría de ladrones de cobre son, en un 80%, ladrones oportunistas, malhechores que aprovechan obras o espacios abiertos para cargar la furgoneta y buscar a algún gestor de residuos que haga la vista gorda y les compre el material, ni que sea por debajo de precio de mercado -ahora se compra a unos 8-9 euros el quilo-. El otro 20% son grupos de personas, más organizados, pero también de nivel muy bajo de la escala criminal. Ladrones, la mayoría de nacionalidad rumana, con un punto mínimo de especialización, cuando menos, para no morir electrocutados. No hay mafias del crimen organizado instaladas en Catalunya para hacer robos de este tipo, asegura Salamaña.

 

El año 2023 se detuvieron 250 personas por robos de cobre en Catalunya, más de un 25% más que el año 2022. De estos detenidos, 25 estuvieron relacionados directamente con robos de cableado de vías del tren. Durante el pasado año, según los datos de los Mossos d'Esquadra, se dispararon un 16% los robos, superando los 5.700. El intendente Salamaña asegura que como más acción policial se hace, más detenidos se hacen en este ámbito. Las investigaciones sobre estos tipos de robos, que muchas veces acaban como simples hurtos, los investigan ahora las Unidades de Investigación de las comisarías, pero con la fase 2 del POE Metal, también las pueden asumir la DIC de cada región.

¿Dónde acaba el cobre?

Pero el mercado de compra de este material es limitado y es un espacio muy controlado por las autoridades, medioambientales y también policiales. Los centros de reciclaje, que actúan como gestores de residuos, es donde los Mossos centran la mayor parte de su tarea de inspección para detectar posibles ladrones que vendan el cobre y también aquellas empresas, cada vez menos, asegura la policía catalana, que burla los controles y protocolos y acepta comprar cableado o recortes de cobre robados. Durante el año 2023 se aumentó un 132% las inspecciones en estos centros. Se hicieron 679 durante el año pasado, casi dos por cada uno de los centros de reciclaje que hay en el país. De este aumento de los controles en los centros de reciclaje, han aumentado un 120% las denuncias a gestores de residuos.

Un agente de la URPA de los Mossos, en una inspección en Granollers / GRS

Estas inspecciones las asumen los agentes de las Unidades Regionales de Policía Administrativa (URPA), agentes con competencias con la inspección administrativa de establecimientos públicos y de regulación especial como los centros de reciclajes y chatarreras. Los agentes de los Mossos de las URPA hacen las inspecciones a los gestores de residuos de todo el país con el objetivo en comprobar que, como habitualmente pasa, se hagan las cosas bien. Para evitar este tipo de robos, las empresas que compran el material tienen la obligación de informar en la policía, cada semana, el cobre y el hierro de que han comprado y a quién. Estos datos pueden ser relevantes por investigaciones posteriores. La mayoría de los operadores cumplen con la normativa, aseguran agentes de la URPA de la región metropolitana Norte, durante una visita en una de las empresas que compra este tipo de material mayor de la zona de Granollers, y una de las que lo hace mejor.

Más inspecciones para evitar material robado

Sin embargo, los Mossos no paran las inspecciones, para hacer cumplir la normativa y también para demostrar que están encima de este fenómeno. Con el aumento del nivel del POE a fase 2, se harán más inspecciones y se aumentarán también los controles. En otros puntos de la región, explican los Mossos, han detectado que algunas empresas hacen la vista gorda y no apuntan exactamente el material que compran. Los agentes hacen esperas y vigilancias en el exterior de las chatarreras para comprobar si el material que acaba allí queda registrado correctamente. Son las herramientas que tienen para controlar el mercado y evitar la venta de material robado.

Pero los agentes de les URPA no esconden que el control absoluto es complicado. El cobre, cuando se sanea, y se le retira el plástico, que podría llevar algún tipo de numeración, es casi imposible saber de dónde sale. Pilas y pilas de cables y piezas de cobre que nadie sabe poder aclarar de donde han salido. Las investigaciones son muy complicadas. En la misma línea lo explica el sector. Muchas veces, para el perfil de la persona que se presenta en la puerta a vender hierro o cobre, ya les hacen dar media vuelta, pero no siempre lo pueden detectar.