La borrasca Éowyn, que golpea el Reino Unido e Irlanda desde este viernes, es "la más fuerte de la última década", según el servicio nacional de meteorología británico (Met Office). El carácter excepcional del temporal ha dejado a casi a un millón de personas sin electricidad, sobre todo en Escocia e Irlanda, donde los vientos de hasta 183 km/h han volcado árboles y objetos pesados. Aparte de un chico de 20 años que ha muerto aplastado por un árbol en el condado irlandés de Donegal, tres jóvenes han perdido la vida en Wakefield, en el norte de Inglaterra, después de impactar el vehículo en el que viajaban contra un árbol que había caído sobre la carretera. Los dos pasajeros restantes han resultado heridos y están siendo tratados en el hospital.

Los meteorólogos afirman que la peor parte de la borrasca ya ha pasado, pero el peligro continúa latente con ventoleras y precipitaciones de gran magnitud. El Met Office ha llegado a decretar la alerta roja por viento, hielo y nieve en Escocia e Irlanda del Norte. El jefe del Servicio de Bomberos y Rescate de la región norirlandesa, Paul Morrow, ha declarado a la BBC que sus equipos han presenciado "una cosa nunca vista". Además, el sistema eléctrico podría permanecer inoperativo hasta diez días. En las redes sociales vídeos de grandes destrozos y situaciones próximas a la muerte se han esparcido como la pólvora. Un ejemplo son las imágenes de un hombre a punto de ser golpeado por una teja del techo de su casa, en Belfast.

En Escocia el corte del suministro eléctrico ha afectado a 100.000 hogares y el 92% de las escuelas no han dado clase este viernes. Algunos centros han informado de "daños importantes en algunos edificios" y todavía es una incógnita si abrirán el próximo lunes. En el punto álgido de la tormenta, se ha registrado oficialmente una ráfaga de 160 km/h y las autoridades han instado a la ciudadanía a refugiarse en zonas cubiertas a causa del peligro de los escombros voladores, el desbordamiento de la costa, la caída de árboles y los daños en los edificios. Un ejemplo de estos desperfectos se ha dado en Edimburgo, la capital, donde los ladrillos de un bloque de pisos han caído y los residentes han utilizado una toalla y cinta adhesiva para protegerse temporalmente del viento.

La borrasca Éowyn ha impactado sobre todo fuera del Reino Unido, en Irlanda, donde más de 700.000 hogares y negocios se han quedado sin luz. La compañía eléctrica ESB ha calificado los desperfectos como "extensos y sin precedentes". El aeropuerto de la capital, Dublín, ha sufrido interrupciones significativas con la cancelación de hasta 300 vuelos, y los servicios de trenes, tranvías y autobuses han suspendido la circulación en la gran mayoría de las líneas. Asimismo, los bomberos de la ciudad han recibido decenas de llamadas de emergencia relacionadas principalmente con la caída de árboles y cables eléctricos.

Los servicios meteorológicos advierten que el peligro todavía no ha acabado, ya que se espera la llegada de nuevas ventoleras este domingo en el suroeste del Reino Unido. Aunque el impacto será menor, las tareas de rehabilitación y reparación de los desperfectos se verán dificultadas por los avisos de tormentas, las cuales podrían provocar inundaciones en algunas áreas muy saturadas de agua por las precipitaciones anteriores. La policía de Irlanda del Norte ha avisado de que tardarán unos cuantos días en hacer una evaluación completa y precisa de los daños causados por el temporal.