La humanidad respira... por ahora. El Reloj del Apocalipsis, un instrumento metafórico que mide la proximidad del fin del mundo, ha revelado este martes que el planeta está a solo 90 segundos de medianoche —sinónimo de su destrucción —, un plazo de tiempo que no ha variado respecto del año pasado. Eso sí, se trata de la peor marca nunca registrada, y lejos de tranquilizarnos tendría que preocuparnos por la falta de progreso. El boletín de Científicos Atómicos, que publica cada año el cálculo, ha señalado los diversos factores que habrían podido motivar un adelanto horario, pero finalmente se ha decidido mantener el registro actual.
Los expertos han remarcado que China, Rusia y los Estados Unidos han invertido grandes sumas de dinero para "expandir y modernizar sus arsenales militares", cosa que añade preocupación por la perspectiva de una guerra nuclear, aunque sea "por error". También está la guerra en Ucrania, que ha provocado un "riesgo" para que tenga lugar una escalada de este tipo de conflicto. Y se ha hecho referencia a la inteligencia artificial, las biotecnologías y el cambio climático.
El Reloj del Apocalipsis fue creado en 1947 por J. Robert Oppenheimer y otros científicos estadounidenses que habían desarrollado la bomba atómica. Habían visto sus efectos devastadores dos años antes, al final de la Segunda Guerra Mundial, en las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki. Querían advertir al público y presionar a los líderes mundiales para que se aseguraran que las armas nucleares no se utilizaran nunca más. Las manos del reloj se han movido 25 veces. En 1947, se situó a falta de siete minutos para medianoche. El final de la Guerra Fría permitió una importante dosis de euforia, y el reloj se había adelantado hasta los 17 minutos antes de medianoche. Desde entonces, la guerra y el cambio climático han sido los principales motivos que han hecho acercar la aguja de los minutos hacia las temidas 12.
En el 2023, la guerra de Ucrania
El año pasado fue la guerra de Ucrania el principal motivo que movió a los científicos a adelantar el reloj. El conflicto había reactivado la amenaza de un conflicto nuclear. En eso se habían sumado las tensiones geopolíticas persistentes a Corea del Norte e Irán, mientras que la pandemia de la covid y la emergencia climática eran otros factores notables. La enfermedad respiratoria no hizo mover la aguja del reloj entre 2020 y 2022, pero sí que se consideró un elemento que contribuyó al cambio del 2023. Aquel año, se desplazó el reloj diez segundos.