Menos restricciones. El Govern ha anunciado que el sistema del Ter-Llobregat, que provee de agua a 202 municipios que se encuentran en el área de Barcelona y Girona, se encuentra en condiciones de pasar de cambiar de fase. Y lo hace de manera positiva, porque deja atrás la excepcionalidad para entrar alerta. Se trata de la fase más floja de restricciones al uso de agua, y eso significa que estas se encontrarán a su mínimo, de manera que decaerán varias limitaciones hasta ahora activas. Las lluvias de las últimas semanas han permitido que los embalses del Ter-Llobregat se hayan ido llenando, hasta el punto que ya han superado el 38,5% de su capacidad —lejos del mínimo que registró a principios de marzo, cuando se encontraban en torno al 15%—, y por eso el Govern ha decidido dar este paso en las puertas del verano. Por otra parte, el sistema de Darnius-Boadella, en el Alt Empordà, también mejora su situación para pasar de emergencia II a emergencia I.

Con este paso, que entrará en vigor al principio de la próxima semana, el Ter-Llobregat vuelve al escenario en que se encontraba en noviembre de 2022. El conseller de Acción Climática, David Mascort, ha anunciado el cambio de fase este martes, remarcando que la "tendencia creciente" de las últimas semanas todavía no ha acabado, según las previsiones oficiales. Solo en lo que llevamos de junio, se han incorporado 37 hectómetros cúbicos a los embalses del Ter-Llobregat, una cantidad similar a la que produce la desalinizadora de la Tordera en dos años. Por su parte, la portavoz del Govern, Patrícia Plaja, ha señalado que "ha llovido más de lo que se esperaba", y que "la lluvia y los esfuerzos del Govern" han permitido "salir de una situación prácticamente catastrófica". Ahora bien, ha llamado a actuar con prudencia porque la sequía "no se ha acabado".

Las nuevas restricciones

El cambio de fase en el Ter-Llobregat afectará a más de seis millones de habitantes que viven en un total de 202 municipios situados en las áreas de Barcelona y Girona. Estas son las principales novedades con respecto a las restricciones, después de pasar a la alerta y dejar atrás la excepcionalidad:

  • El límite de consumo de agua por habitante y día sube de los 230 litros a los 250 litros.
  • La agricultura tendrá que reducir el uso un 25% (y no un 40%). En el caso de la ganadería, el uso de agua potable queda limitado a las cantidades necesarias para la bebida y la limpieza de los animales.
  • Se deja atrás la prohibición de utilizar agua para el riego de jardines y zonas verdes, y ahora se restringe al mínimo indispensable, con un máximo de 450 m³ por hectárea y por mes. En el caso de los jardines particulares, solo se podrá regar dos días a la semana.
  • Se mantiene la prohibición de llenar total o parcialmente fuentes ornamentales y lagos artificiales, excepto aquellos con vida acuática.
  • Con respecto a las piscinas públicas y privadas de agua dulce, solo se podrán llenar y rellenar aquellas con un sistema de recirculación del agua, siempre que no se superen las cantidades indispensables para garantizar la calidad sanitaria del agua.
  • La limpieza de vehículos fuera de establecimientos dedicados a esta práctica, sigue limitándose a cristales, espejos, retrovisores, luces y placas de matrícula.
  • Se mantiene la prohibición a particulares de limpiar calles, pavimentos, fachadas y similares utilizando mangueras de agua, pero se permite con fregona, con cubo y esponja, o con sistemas de limpieza de alta presión.