El Juzgado de Instrucción número 32 de Madrid ha decretado prisión provisional sin fianza para César Román Viruete, conocido popularmente como el Rey del Cachopo. La jueza que lleva el caso del posible homicidio con agravante de descuartizamiento de Heidi Paz -que había sido la pareja del empresario- ha tomado la decisión después que el acusado se negase a declarar ante la magistrada.
Rosa María Freire, la titular del juzgado que asumió la investigación cuando el cadáver de Paz fue hallado el pasado 13 de agosto, mantiene la competencia del caso aunque podría trasladarla próximamente a un tribunal especializado al tratarse de un posible caso de violencia machista. Por ahora, las correspondientes diligencias de investigación acabarán de concretar técnicamente los hechos imputables a Román. La magistrada ha acordado también el levantamiento del secreto de las actuaciones, que estaba en vigor en base a la orden de busca y captura internacional que decretó y que permitió la detención del empresario en Zaragoza.
El Rey del Cachopo ha ingresado en el centro penitenciario madrileño de Soto del Real tras acordarse la medida de prisión provisional. Pese a negarse a declarar, el acusado ha repetido en los pasillos del juzgado la misma versión que mantenía su abogado ante los medios de comunicación el pasado sábado: "Soy inocente. No he matado a nadie". El empresario ya estaba en prisión preventiva por orden de la jueza de Instrucción número 8 de Zaragoza.
Huída y falsa identidad
La aventura de César Román acabó el pasado sábado, cuando la policía lo detuvo en Zaragoza como sospechoso del asesinato de Heidi Paz, su pareja, cuyo torso calcinado fue hallado en agosto en una nave industrial del empresario de 44 años. El acusado desapareció en julio, quizás ahogado por una deuda que se calcula superior a los 300.000 euros.
Gracias a las imágenes del fugado difundidas por los medios de comunicación, la dueña del restaurante Casa Gerardo creyó reconocer en las fotografías al cocinero que había contratado hace algo más de un mes. El Rey del Cachopo había conseguido empleo en este céntrico establecimiento zaragozano bajo una identidad falsa. Román había perdido diez kilos, se había rapado el pelo y dejado la barba larga y se hacía pasar por un chef venezolano llamado Rafael Luján.