La Plataforma per la Defensa de l’Ebre culmina la celebración de sus 18 años este sábado con una fiesta en Amposta. Aunque con ella darán por acabados los actos festivos de su aniversario todavía quedará pendiente una exposición itinerante que se irá moviendo por diferentes ayuntamientos y organizaciones que contribuyeron en la campaña del Totsuma, que buscaba recoger dinero y realizar acciones comunicativas. Para ello, sin embargo, todavía no hay fecha
La celebración empezará a las 17:30 horas con actos culturales como la feria del libro ebrense, talleres infantiles, payasos, juegos tradicionales y chocolatada. También habrá música con diferentes conciertos en una fiesta que se alargará hasta bien entrada la noche.
"Será una fiesta para gente menuda y personas mayores", detalla Matilde Font, una de las portavoces de la plataforma. "Es una celebración pensada para todo el mundo. Es una fiesta final de todo un proceso". Y explica que un grupo de jóvenes han publicado Generació #LoRiuÉsVida, un libro que recoge sus experiencias "porque ya de bien pequeños participaban en las movilizaciones con sus padres y eso les ha hecho coger la idea de pertenencia a un territorio y defenderlo". Aunque el libro ya se ha presentado, también estarán en la fiesta para darlo a conocer.
La Plataforma nació el año 2000 después de la aprobación del Plan Hidrológico Nacional que planteaba un trasvase de 1.050 hectómetros de agua del Ebro hacia el sur, hasta Almería pasando por Valencia y Murcia pero también hacia el Área Metropolitana de Barcelona. "En aquel momento, un grupo de personas nos empezamos a reunir y se hizo una asamblea el 15 de septiembre que fue masiva. Y se dijo 'no, estamos en contra de eso'" y añade que "entonces se hizo la primera gran manifestación constitutiva de la plataforma".
Los años de las grandes movilizaciones
Pero el movimiento tiene mucha historia. Según explica Font, hace 30 años que va. Hay un grupo de personas que se opuso al plan de Borrell, que tenía intención de interconectar todas las cuencas hidrográficas del Estado español. Y también se opusieron al minitrasvase de Tarragona en los años 80".
De todos estos años, destaca por encima de todo conseguir parar este gran trasvase. "Eso es una gran conquista nuestra pero todavía hay muchos flecos que son importantes", expone Font.
"Entre el 2000 y 2004 fue cuando hubo grandes movilizaciones", recuerda. "Han aprendido que la palabra trasvase no puede salir. En su lenguaje ha desaparecido porque saben que esta palabra comporta una idea clara de sacar agua de un río para llevarla a otro lugar. La palabra está prohibida", resalta. "Hablarán de transferencia pero la palabra en cuestión, se evita".
Por eso destaca que "todo lo que se ha hecho tiene su importancia" y sobre todo "lo que es importante es que la gente siempre responde y eso es el que da sentido". "Todo ha sido importante porque cuando se han hecho manifestaciones han tenido repercusión. Los primeros años mucho más que ahora porque realmente, no puede tener un territorio movilizado constantemente, eso es imposible".
Sin embargo, ¿cómo ha funcionado a lo largo de los años? "Ninguno de nosotros somos científicos", expone Font. Pero siempre han buscado sinergias con expertos, periodistas y artistas para ampliar la base y hacer llegar el mensaje.
La decisión del Supremo sobre el recurso de la PDE
Sobre el hecho que el Tribunal Supremo haya desestimado el recurso presentado por la plataforma, ayuntamientos y consejos comarcales contra el Plan Hidrológico, denuncian que así se legitima judicialmente la política hidráulica del Estado español, haciendo caso omiso a evidencias científicas y técnicas aportadas sobre el estado del río y del Delta de l'Ebre, y sus necesidades con respecto a caudales y sedimentos.
Según exponen, esta sentencia evidencia un pacto de estado por una gestión mercantilizada del territorio, basada en nuevos trasvases y grandes regadíos.
"Nosotros continuaremos porque la UE también lo ha dicho. De alguna manera nos apoya a nosotros", comenta Font. Y es que la plataforma contrapone la sentencia con un análisis reciente de la Comisión Europea que, de hecho, cuestiona el contenido de los planes de cuenca estatales. "Según la CE, los indicadores aplicados para medir la situación ecológica de las masas de agua no aclaran su estado actual ni el impacto ambiental de las infraestructuras previstas ni mucho menos la posible recuperación de los costes económicos".
Así, desde la plataforma resaltan que la misma Comisión considera que "las medidas de los planes de cuenca parecen destinadas a satisfacer las nuevas demandas hídricas que no a conseguir un estado adecuado de las masas de agua".