Cinco días después de la muerte del papa Francisco, unos 200.000 fieles y las delegaciones de al menos 130 países se congregarán en Roma para el último adiós al pontífice. El funeral empezará a las 10 de la mañana de este sábado con la liturgia exequial, presidida por el cardenal Giovanni Battista Re, desde la basílica de San Pedro del Vaticano. La ceremonia continuará con el traslado del féretro por las calles de Roma hasta Santa María la Mayor, donde los restos de Francisco serán enterrados en una pequeña capilla de esta basílica romana.

El rompecabezas diplomático: un trabajo minucioso

Según ha informado el portavoz vaticano, Matteo Bruni, por el Vaticano pasarán las delegaciones de 130 países y numerosos jefes de Estado o de Gobierno, entre ellos una decena de monarcas. Sin embargo, la cifra podría aumentar hasta 170 delegaciones, que irán llegando a lo largo de la tarde. Es por eso que el trabajo diplomático será minucioso. El protocolo claro está. Las delegaciones entrarán a través de los muros vaticanos por la Puerta del Perugino, donde aparcarán los coches para encaminarse a la plaza de San Pedro y entrar por un acceso lateral, donde serán recibidos por el prefecto de la Casa Pontificia Leonardo Sapienza, antes de que el personal del ceremonial pontificio los acompañe a su lugar.

Las primeras filas las ocuparán los representantes de las casas reales católicas. Entre ellos, los reyes de España, Bélgica, Mónaco y Luxemburgo. Más atrás se sentarán los reyes no católicos, como los de Suecia o Inglaterra. También asistirá el copríncipe de Andorra y obispo de la Seu d'Urgell, Joan Enric Vives.

Respecto a la ordenación de los representantes políticos, esta seguirá el orden alfabético del nombre del país en francés, con el fin de evitar situaciones conflictivas. Por lo tanto, en primera fila coincidirán los presidentes de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, de Austria, Alexander Van der Bellen, y del Brasil, Lula da Silva. Un poco más atrás estará el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, cerca de su homólogo francés, Emmanuel Macron, pero alejado del primer ministro de Ucrania, Volodímir Zelenski.

La delegación política española estará formada por la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y el ministro de la Presidencia y responsable de relaciones con la Iglesia, Félix Bolaños, en ausencia del presidente español, Pedro Sánchez. También asistirá Alberto Núñez Feijóo, invitado como jefe de la oposición. Uno de los grandes ausentes al funeral será el presidente ruso, Vladímir Putin.

Adiós multitudinario

La capilla ardiente del papa Francisco estuvo abierta hasta este viernes a las 7 de la tarde, momento en que cerró las puertas a los fieles para poder ultimar los preparativos del funeral. Desde el miércoles por la mañana hasta el viernes pasaron unas 250.000 personas por delante de los restos de Francisco, según el recuento del Vaticano. Eso quiere decir que más de 3.300 personas por hora se despedían por última vez del pontífice italiano. Las colas este viernes para llegar hasta el féretro eran de entre dos y tres horas.

Colas para entrar en la capilla ardiente del papa Francisco / FOTO: EFE

A pesar de la magnitud del acontecimiento, este quedará lejos del funeral de Juan Pablo II, en abril del 2005, después de 27 años de papado. Se calcula que cuatro millones de personas viajaron a Roma hace 20 años, ya fuera para visitar la capilla ardiente o bien para seguir el funeral. Aquel acontecimiento es considerado como la peregrinación más multitudinaria del cristianismo.

Por otra parte, 149 cardenales de los 252 que componen al colegio cardenalicio ya llegaron a Roma hasta este viernes, aunque solo 133 participarán en el cónclave para escoger al sucesor de Francisco, ya que la regla establece que solo los cardenales menores de 80 años pueden votar. Un cónclave que se prevé que empiece el 5 de mayo y que se podría alargar hasta el día 10 del mismo mes. Este estará dividido entre los partidarios de mantener el legado de Francisco o los favorables a darle un giro conservador a la Iglesia.

Recorrido por el centro de Roma para despedir al Papa

Una vez acabada la ceremonia en la basílica de San Pedro, el cortejo fúnebre saldrá del Vaticano y pasará por el centro de Roma en un vehículo, pero "a paso de persona". Según informó el viernes la oficina de prensa de la Santa Sede, el recorrido será de seis kilómetros y se irá deteniendo en algunos de los lugares más simbólicos de la capital italiana y allí donde se concentre el número mayor de fieles. El cortejo fúnebre durará cerca de media hora y el vehículo permitirá ver el féretro a los fieles que se congreguen a las calles. De todos modos se instalarán cuatro pantallas gigantes de vídeo, con el fin de facilitar el seguimiento.

La ruta seguirá parcialmente el trazado de la antigua Via Papalis, la procesión que hacían antiguamente los pontífices después de ser designados entre San Pedro del Vaticano y la basílica de San Juan Laterano, catedral de la diócesis de Roma. Saldrá del Vaticano por la galería Príncipe Amadeo de Saboya y atravesará el río Tíber hasta el Corso Vittorio Emmanuelle, por donde llegará a la plaza Venecia. Allí girará a la derecha por la vía de los Foros imperiales y seguirá por la plaza del Coliseo y la Vía Labicana. Girará a la izquierda por la Vía Merulana y de allí desembocará en la plaza de Santa María la Mayor.

Santa María la Mayor, la escogida

El papa Francisco ha escogido Santa María la Mayor para su descanso eterno porque, tal como había explicado alguna vez, la Vergien es su gran devoción, especialmente la Salus Populi Romani, más conocida como nuestra Señora de las Nieves, una de las vírgenes más amada por los romanos, protectora de su salud, y por el papa Francisco.

La basílica de Santa María la Mayor está situada en la colina romana del Esquilí, y es una de las cuatro basílicas papales de Roma, junto con San Pedro del Vaticano, San Juan Laterano y San Pablo Extramuros. Se trata de una iglesia antiquísima, cuyos orígenes se remontan al tiempo de los primeros cristianos, aunque con el paso de los siglos su apariencia y estilo arquitectónico, naturalmente, fue cambiando.

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