Las placas con simbología franquista tienen los días contados en Roses. El Ayuntamiento está retirando los últimos símbolos fascistas que quedan en algunas fachadas. Se trata de un total de diez placas y grabados correspondientes a la señalización que el régimen franquista instaló durante las décadas de los años 40 a los 70, para identificar los inmuebles construidos con ayudas públicas o bajo el amparo del Instituto Nacional de la Vivienda. La iconografía predominante en estas placas es el yugo y las flechas, el símbolo de la Falange, el partido único del régimen.

Las primeras extraídas han sido dos placas metálicas que se encontraban en inmuebles de la calle Trinitat y de la avenida Montserrat y que han sido depositadas en el Arxiu Municipal para su conservación y consulta para estudios históricos. Además, también se han retirado dos símbolos más, en este caso grabados en fachada, de dos casas pertenecientes al Grup Mossèn Francisco, en la calle Lleida. Las tareas continuarán a lo largo de las próximas semanas con el borrado de ocho grabados que todavía quedan visibles en viviendas de las calles Barcelona, Girona y Lleida, una vez que se hayan consensuado con los propietarios los días y horas previstos para las extracciones.

Una vez finalizadas estas tareas, Roses habrá eliminado toda la simbología fascista visible en los espacios públicos del municipio, proceso iniciado hace ya unos años, tal como prevé la ley de memoria democrática, que otorga a las administraciones públicas la potestad de tomar las medidas oportunas para la eliminación de estos símbolos del espacio público.

Otras ciudades que borran la simbología fascista

El proceso para deshacerse de este tipo de simbología franquista que es relativamente frecuente en muchas ciudades catalanas es más largo en algunos municipios. Sin embargo, muchos siguen los mismos pasos que Roses. Por ejemplo, el pasado mes de septiembre, el Ayuntamiento de Girona retiró los símbolos franquistas que todavía pervivían a la entrada del cementerio viejo de la ciudad. Son una cruz y cinco lápidas con los nombres de los afines al régimen que murieron durante la Guerra Civil y la leyenda "Caídos por Dios y por la Patria". "Cumplimos con lo que dice la ley de memoria histórica y sacamos del espacio público todos aquellos vestigios de un régimen totalitario que asesinó a decenas de miles de personas y produjo una represión muy grande en el país", declaró el alcalde de Girona, Lluc Salellas.