La Costa Brava y el Pirineo de Girona son idílicos para conocer la historia de las diferentes culturas que han pasado por el mediterráneo.

Un conjunto de rutas culturales nos permiten transportarnos al pasado para seguir el rastro de civilizaciones como los íberos, los griegos o los romanos, así como contemplar los vestigios de la edad media y descubrir el legado que dejaron los judíos o conocer las corrientes artísticas de finales del siglo XIX.

Sant Pere de Rodes / Oscar Rodbag

Cuevas prehistóricas y yacimientos grecorromanos

Empezamos por los orígenes. La Costa Brava cuenta con algunos de los yacimientos arqueológicos más relevantes del levante peninsular, que nos permiten conocer vestigios de la prehistoria, el modus vivendi de los iberos o cómo fue la llegada de los griegos y de los romanos a la península Ibérica.

A fin de que la experiencia sea totalmente inmersiva a la vez que didáctica, los Museos de Arqueología de Catalunya de Empúries y Ullastret ofrecen visitas teatralizadas para conocer las costumbres y vida cotidiana de las sociedades antiguas.

La edad media: monasterios, iglesias y castillos

La zona de la Costa Brava y el Pirineo de Girona todavía conservan testimonios únicos de la historia medieval: pueblos amurallados, castillos, iglesias, palacios y todo tipo de elementos arquitectónicos de gran valor histórico y artístico. Una visita obligada está en Peralada, donde podemos ver las murallas, el claustro románico de Sant Domènec o las espectaculares iglesias. Su ruta histórica, además, nos permite adentrarnos al pasado medieval de la villa.

En la comarca del Baix Empordà encontramos dos joyas muy cerca la una de la otra: la población de Pals cuenta con un antiguo núcleo fortificado muy bien conservado y la famosa Torre de las Horas, mientras que Peratallada es un pequeño pueblecito medieval con infinidad de detalles góticos entre sus calles.

Pals / Jordi Gallego

En el Pirineo de Girona, por otra parte, tenemos dos rutas temáticas de esta época: la Ruta de Tierra de condes y obispos y la Ruta de las Llaves de las Iglesias, en la Cerdanya, que nos permite conocer los secretos de las iglesias y descubrir pequeños rincones ocultos de estos recintos sagrados.

Culturas y religiones durante el legado judío

Entre los siglos IX y XV el legado judío tuvo un papel importantísimo en la historia de Girona. Besalú, en la Garrotxa, es el claro ejemplo. Podemos encontrar un conjunto patrimonial declarado conjunto histórico artístico nacional que reúne entre sus calles ejemplos de cómo convivía la comunidad judía de la zona a principios de la edad media y los ciudadanos que profesaban la religión católica.

Modernismo y Rutas Indianas

A finales del siglo XIX y principios del XX, la arquitectura y las artes decorativas se basaban en formas orgánicas que se inspiraban en la naturaleza. Lo podemos ver en muchos edificios de las principales ciudades del Gironès, así como en las residencias de la burguesía catalana que se construían con este innovador estilo.

Lloret de Mar / Maria Geli y Pilar Planagumà

En el Pirineo de Girona destaca el centro histórico de Olot, donde se puede realizar la ruta modernista, una visita específica sobre esta época.

En la Costa Brava, por otra parte, hay una serie de visitas imprescindibles que nos permiten conocer el legado indiano: municipios como Blanes, Lloret de Mar, Begur, Palafrugell, Tossa de Mar y Calonge-Sant Antoni forman parte de la Red de Municipios Indianos.

Surrealismo de Dalí y la arquitectura de vanguardia

Finalmente, los amantes de la arquitectura contemporánea tienen una cita imprescindible en la Garrotxa, donde encontramos una ruta por los espacios y edificios diseñados por los arquitectos del estudio RCR, ganadores de un Premio Pritzker.

Tampoco podía faltar el surrealismo de Salvador Dalí plasmado en los tres museos de la Costa Brava y conocidos bajo el nombre de triángulo daliniano: el Teatro-Museo Dalí de Figueres, la Casa-Museo Salvador Dalí de Portlligat y la Casa-Museo Castell Gala Dalí de Púbol.

Casa Museo Salvador Dalí de Portlligat / Maria Geli y Pilar Planagumà

Imagen principal: Monasterio de Sant Pere de Rodes / Jordi Renart