Salvador Alsius (Barcelona, 1948) representa una de las figuras claves del panorama audiovisual catalán, y más todavía si se hace referencia a los orígenes y a la puesta en marcha de TV3, al ser el primer editor y director del Telenotícies Migdia. Alsius, con un grupo reducido de profesionales liderados por Alfons Quintà, pusieron en marcha los primeros informativos desde la calle Numància de Barcelona en 1983, "una época de plena felicidad, acompañada de un cansancio absolutamente inexplicable, porque nos dejábamos la piel a diario", recuerda el veterano periodista, que acaba de publicar Com TV3 no hi ha(via) res (Pòrtic). 

En una conversación con los suscriptores de El Nacional, Alsius hace memoria de cómo fueron aquellos orígenes, la relación personal y profesional que estableció con Quintà, y de la evolución y el futuro del panorama de los medios de comunicación que tenemos en Catalunya. Una entrevista elaborada a partir de los lectores y lectoras de este medio, que se interesaron por la puesta en funcionamiento de una televisión que ha conseguido devenir líder de audiencia en un momento en el que la fragmentación y la aparición de nuevas plataformas se imponen al nuevo panorama audiovisual.

'Com TV3 no hi ha(via) res'

¿Le hizo feliz vivir los orígenes de TV3?
Como agente activo de aquella época, sin duda que me hizo feliz TV3. La oportunidad de formar parte del proyecto inicial y de contribuir a darle forma, es de aquellas cosas que sólo te pasan una vez en la vida. Recuerdo que ya fui feliz cuando Josep Pernau me propuso el año 1971 ir a hacer prácticas al Diari de Barcelona, donde recuerdo que entraba por la puerta con cierto orgullo. Nada comparable, sin embargo, con el orgullo de estar después en una televisión que se convirtió muy rápidamente en un referente para nuestro pueblo. Eso sí, era un estrés inmenso, un riesgo de ataque cardiaco cotidiano hacer los TN que hacíamos en aquellas condiciones tan precarias, a causa de la hostilidad en la que nacimos.

¿Y la actual televisión pública catalana, le gusta?
De la televisión de ahora puedo hablar como espectador. No me hace especialmente feliz, pero no porque sea crítico con respecto a lo que hacen, sino porque como espectador me interesan muy pocas cosas de la televisión. Soy un seguidor de los informativos o de los programas de contenido informativo, que me gustan mucho y son impecables, mucho mejores que los que hacíamos en aquella época. El resto de programas, en general, no los sigo mucho.

¿Cuál sería la primera decisión que tomaría Alsius, como director de la TV3 actual?
Hablar con el comité de empresa y saludarlos. Destacar la importancia del factor humano en cualquier organización. A resultados de algunas manifestaciones que yo he hecho y que han sido sacadas de contexto, se ha dicho que sería partidario de echar al 50% de la plantilla de la tele. Antes de que me vinieran a quemar el despacho, los convocaría y les diría que estuvieran tranquilos, que yo no los echaría [sonríe].

Lo que no tiene sentido es que el 60% largo del presupuesto se dedique a pagar al personal, y que te quede un 40% para pagar otras cosas que son carísimas

Sí que estoy convencido que la corporación, toda, necesita una clara reestructuración empresarial, seguramente en el sentido de volver a acercarse a los orígenes, cuando la relación de personal contratado y de obra realizada era una determinada, y esta ratio se ha perdido. Otra manera de reequilibrar eso sería que hubiera 500 millones suplementarios cada año para hacer Merlins y muchos más programas. Lo que no tiene sentido es que el 60% largo se dedique a pagar al personal, y que te quede un 40% para pagar otras cosas que son carísimas. La ficción es muy cara. Ya se ve que es una empresa mal enfocada y los del comité de empresa tendrían que ser los primeros que lo tendrían que hacer.

'Sempre endavant' es el último spot publicitario de la temporada 2020-2021 de TV3

Al hacer el libro, explica las dos posibles hipótesis que sobrevuelan el nombramiento de Alfons Quintà a la dirección de los inicios de TV3. ¿Intentó hablar con Jordi Pujol para aclarar los hechos?
No he hablado con Jordi Pujol ni con ninguna otra persona. Es un libro basado en la memoria en el que me he ayudado de un par de cajas que tenía por casa o buscando algún dato concreto, pero básicamente es un libro a partir de mis recuerdos. Si hubiera hecho 30 entrevistas para recordar la memoria de aquel tiempo, hubiera salido una masa de recuerdos contrapuestos —no necesariamente todos correctos—, de los que no me habría podido responsabilizar.

¿Con qué hipótesis se queda Alsius, respecto al nombramiento de Quintà al frente de la dirección de TV3?
Tuve una larga conversación con Jordi Amat —el autor de El hijo del chófer, que trata sobre Quintà—, y coincidimos en el hecho de que, en aquella época, lo que predominaba en el ambiente periodístico y político era la teoría o la hipótesis del chantaje o la presión. Pujol estaba asustado con Quintà, tanto si era por el chantaje explícito del mismo como para ponérselo a su favor y decir: "Escucha, te doy un premio, ¿qué quieres? ¿Una dirección general o la de este nuevo proyecto?". Eso es lo que predominaba. Poco a poco, creo que se ha ido abriendo camino una hipótesis contraria a esta y es que Pujol pensó que aquella era la persona que necesitaba para salir del marco mental que entonces se tenía que tener para hacer una cosa de nueva planta. Naturalmente, las dos hipótesis son conciliables.

En el capítulo "El monstre", lo que hice fue explicar el Quintà como lo sufríamos, no como después hemos visto que evolucionó y el triste final que tuvo. Recogí cerca de un centenar de insultos que se había merecido a raíz de la publicación del libro de Amat, y los transcribo y los suscribo todos. Era un hijo de puta, como resumen, pero a partir de aquí, dejadme tranquilo para explicar cómo vivíamos, día a día, aquella figura en los años 83 y 84.

¿Si Quintà estuviera vivo, qué cree que le diría al leer el libro?
Lo que me tenía que hacer, ya lo hizo al cabo de poco tiempo después de haberse marchado de la tele. Todos vivíamos con un cierto temor sus reacciones, pero yo disfrutaba de una extraña confianza profesional, en la que —no soy el único, también lo decían otros compañeros— nos respetaba. Recordemos que Quintà sólo estuvo cinco meses con la tele en pleno funcionamiento diario. Él era el caos, era genial organizándolo todo, pero igual de genial desorganizándolo. Una fuente de entropía absoluta. Yo estaba convencido de que no podía durar ni un día más y recuerdo que el día que lo defenestraron, yo estaba haciendo el TN. Por la redacción circulaba una carta para firmarla los cargos de la casa, defendiéndolo y pidiendo que no lo echaran y me dijeron que la encontraría sobre mi mesa, dando por supuesto  que la firmaría. Al acabar el TN, no pasé ni por maquillaje, me escapé del plató y por una escalera de incendios me planté en la calle, vestido con el uniforme, y me fui. No la quise firmar.

No sé si por este motivo o qué, tiempo más tarde me lo encontré en dos ocasiones y en la primera, que nos quedamos de frente, ostensiblemente se giró de espaldas y me negó la palabra. La segunda, paseando por Sant Jordi, se juntó con el grupo en el que estaba, pero evitó hablar conmigo. Si ahora pasara, después de haber publicado el libro, no sé si tendría alguna reacción más dura que la de negarme la palabra...

'Discs sol·licitats' es uno de los capítulos donde trata las presiones políticas y detalla algunos casos "contados" que vivió en primera persona. ¿Sabe si son recurrentes las llamadas o ver cómo el director general baja a picar los textos desde las salas de montaje?
TV3 y Catalunya Ràdio son emisoras públicas que si quieren ser fieles a su misión fundacional, tienen que observar un pluralismo exquisito, siendo consecuentes con el mandato que tienen. Los telediarios lo hacen muy dignamente, encuentro admirable como presentan ahora los TN mis colegas.

Lo que predomina en la redacción de TV3 son los periodistas con voluntad de actuar con total independencia profesional

Xavi Coral y Raquel Sans, actuales presentadores del TN Migdia

Lo que predomina en la redacción de TV3 y, estoy íntimamente convencido de ello, son los periodistas con voluntad de actuar con total independencia profesional. Naturalmente habrá unos cuantos que votarán X y otros Y, pero hacen pasar por delante la voluntad de la objetividad, entendiendo por objetividad una adecuación a la realidad. En cada edición de los TN entran 20, 25 o 30 noticias, y se tienen que jerarquizar pensando en muchos criterios; habrá quien no querrá informaciones internacionales u otros que los deportes les darán igual. Con respecto a la marca política, también habrá opiniones para todos los gustos, pero la voluntad de todos los periodistas que siempre han hecho las escaletas de los TN es la de hacer las cosas rectamente y sin obedecer.

Ahora se dice que TV3 está impregnada por ERC, como si hubiera unos tentáculos... Esta obsesión que tienen los políticos de colocar a los directivos en puestos pienso que queda superada por la voluntad que tienen los periodistas que se reúnen en el consejo de redacción para decidir qué ponen y qué no en los TN, superando eso en cualquier intento, sospecha o cualquier presunción de manipulación política. Los tics o clichés que se ponen sobre los medios de comunicación siempre o normalmente superan la realidad de lo que son las redacciones.

¿Qué piensa del futuro de TV3?
TV3 lo tiene muy difícil para subsistir. En el capítulo "De Dallas a la torradora" hago un poco de diagnóstico sobre cómo está el panorama ahora y digo que no se puede hablar en términos de un canal de televisión, sino en términos del sector audiovisual en Catalunya; eso incluye cine, doblaje, las plataformas, incluso los asistentes de voz —por eso lo de la tostadora—, entre otros. En este capítulo defiendo la importancia de que haya decisión política y empresarial, y no sólo decisión, sino audacia a la hora de articular este sector audiovisual con una perspectiva totalmente nueva.

TV3 lo tiene muy difícil para subsistir

Del mismo modo que en el año 1983 la ideación de TV3 tuvo mucho de innovador y de rompedor con los marcos mentales del momento, ahora hace falta que surjan profesionales que rompan con estos marcos mentales y que cumplan con unos presupuestos mentales completamente nuevos.

Estudios de TV3 en Sant Joan Despí

En Catalunya hay dos grupos audiovisuales comunicativos importantes, uno privado, el Grupo Godó, y el otro público, el de la Corporació. ¿Qué análisis hace?
En el caso del Grupo Godó es muy curioso que con la radio tropezaran con una fórmula de éxito y que no pasara lo mismo con la televisión. Recuerdo que, cuando se estrenó RAC1 y Ona Catalana, estaba en una cena inaugural y algún sabio profetizó lo siguiente: "Hay espacio para una de estas emisoras, pastel publicitario para una emisora privada". Teniendo en cuenta que ya había Catalunya Ràdio y Ràdio 4, parecía que aquel profeta dijera que sería Ona Catalana la que triunfaría y no RAC1. Y fue al revés. En un momento de debilidad y negativa gestión en Catalunya Ràdio, RAC1 se benefició de una serie de periodistas relevantes que dieron el salto a RAC1, como Basté, Clapés... Desde aquel momento, se creó una diferencia considerable de audiencia entre las dos emisoras.

¿Y por qué la televisión no les funcionó?
Supongo que por una serie de decisiones desacertadas. Lo que es lamentable es que se haya vendido a toda prisa. No sólo es 8TV, es el grupo de cuatro canales. Catalunya podría tener el privilegio de tener dos grupos importantes de cuatro canales. Uno lo tiene la CCMA, y el otro fue concedido al Grupo Godó. Es un tesoro tener cuatro canales que permitan cubrir todo el territorio catalán. El Grupo Godó lo ha desaprovechado y se lo ha vendido a una gente que ya veremos qué hacen, son una caja de sorpresas respecto a la línea editorial.

Siempre he echado de menos algún grupo empresarial catalán que se tomara en serio la necesidad de tener una televisión privada en catalán potente. En el caso de la radio, existe; en el caso de la televisión, no existe, y creo que, a la larga, Catalunya lo pagará muy caro, porque los medios públicos tienen muy difícil poder competir en el mercado en el que se encuentran y en cambio, a la larga, la ausencia de una televisión privada de calidad que defienda valores nacionales, dentro de no sé cuánto de tiempo, hijos y nietos lo echarán de menos.

Se dice que hacer televisión es algo muy caro...
Yo defiendo y me quedo muchas veces solo defendiendo la idea de que es posible una televisión low cost que sea digna. Una televisión hecha con pocos recursos económicos no hace Juego de tronos, y tampoco series dramáticas o Merlí. He subrayado con políticos con quienes he podido hablar, de la necesidad de preocuparse por eso, pero veo que es un tema que queda en un segundo plano. 

Alsius, en un momento de la conexión con los lectores de 'El Nacional'

¿Antes de acabar, Salvador, qué medio le queda para ir a hablar del libro?
[Sonríe] Entrevistas a raíz del libro me han hecho muchas, ciertamente. ¡Si el número de ventas del libro fuera proporcional a las entrevistas, sería espectacular! [ríe]