Continúa el circo berlanguiano. Ángeles Béjar, la madre del suspendido presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, ha pasado su segunda noche en la parroquia de la Divina Pastora, en el centro de Motril, en la costa de Granada, donde este pasado lunes por la mañana iniciaba una huelga de hambre indefinida en apoyo a su hijo, de quien justifica su beso a la futbolista Jennifer Hermoso asegurando que sí que fue consentido. En la puerta de la iglesia del barrio de Capuchinos, además de los medios de comunicación, en la mañana de este miércoles sigue habiendo grupos de curiosos y personas que apoyan a Rubiales y a su familia, algunos de los cuales se han cruzado reprochados con algún vecino que los ha criticado, dando apoyo a la postura de Hermoso. Béjar ha mantenido ante los medios que no depondrá su actitud de permanecer cerrada en esta parroquia hasta que la futbolista "no diga la verdad", y ha reconocido que su hijo le ha pedido que deje el cierre, aunque se reafirmó en su voluntad de seguir hasta que su cuerpo "aguante".
Hacia las 20.00 horas de este miércoles, convocada por redes sociales como en días anteriores esta semana, vuelve a anunciarse una concentración en apoyo a Rubiales a las puertas de la parroquia. La madre, aunque débil y en estado de 'shock', se encuentra bien, como ella misma comentó este pasado martes por la noche a los medios, después de que el lunes pasado accediera a la iglesia indicando que iba a encender una vela. Ha hecho estas declaraciones en una estancia apartada de la vista de los fieles que han acudido a una misa, que ha sido multitudinaria después de una convocatoria difundida en redes sociales, animando a los vecinos de Motril a acudir a este lugar coincidiendo con el habitual horario de misa de verano, que se mantendrá, según han indicado fuentes consultadas por Europa Press en la archidiócesis de Granada.
Apoyo de vecinas
Entre los testimonios de este pasado martes en las puertas de la Divina Pastora, Ángeles Montes, que señaló a los periodistas que es amiga íntima, explicó que ella ha lamentado "la injusticia que estaban haciendo" con el directivo del fútbol español, señalando que cree que la madre está dispuesta a "llegar hasta el final" con su protesta. Ha mostrado su preocupación en las puertas del templo porque "está delicada porque la operaron de una pierna" y "lo estará pasando muy mal" antes de enviarle mensajes telefónicos, porque la iglesia permanecía cerrada por la mañana. Béjar es una mujer "espiritual", que "cree mucho en Dios" por lo que está "rezando". "Cualquier madre por un hijo hacemos cualquier cosa", ha indicado esta amiga, que no cree que Rubiales "haya llegado a hacer una agresión sexual". Otra vecina que habló con la prensa ha sido Loli, quien asegura entender la protesta, aunque "la perjudica". Esta vecina ve "mal" que haya una iniciativa —en referencia a la que tiene prevista plantear IU-Equo en septiembre al Ayuntamiento de Motril— para retirar la Medalla de la Ciudad en Rubiales porque "si se la ha ganado" es "porque lo merecía" y redujo lo que está ocurriendo en la RFEF con que vendrá un "enchufado detrás más gordo que él para meterse".