El 2020 fue un año atípico en muchos sentidos por culpa de la covid. Todo aquello que tenía lugar después del 13 de marzo sufrió cambios importantes: o bien se anuló, se suspendió y retrasó o se modificó. Y eso mismo sucedió con las pruebas de selectividad que los alumnos tenían que superar para acceder a un grado universitario. Aunque estas tienen lugar en semanas diferentes del mes de junio por todo el Estado, se acordó retrasarla y en las diferentes autonomías se celebró en julio con un nuevo modelo de examen más flexible y que introducía facilidades para los alumnos que habían tenido que acabar un curso atípico siguiendo clases en línea. Así, se les permitía conseguir la nota más alta de cada asignatura respondiendo "a su elección" un número de preguntas predeterminado, cambiando lo que se había visto hasta años anterior. Este modelo se ha ido repitiendo en los cursos posteriores y todo y que en este 2022-23 no ha habido ninguna restricción por la pandemia en las aulas, el Gobierno ha optado por seguir implantando el mismo modelo.
Unos cursos llenos de dificultades
Según recoge un borrador del ministerio de Educación en el cual ha tenido acceso El Mundo, el Gobierno toma esta decisión porque considerando que la covid ha pasado factura a los estudiantes en años anteriores. Los alumnos que este año se tienen que examinar de la selectividad acabaron tercero de ESO con el estallido de la pandemia y durante cuarto de ESO y primero de bachillerato todavía existían los grupos burbuja, los confinamientos de aulas y las mascarillas en las clases, cosa que inevitablemente habría afectado en sus estudios, según el ministerio. "El alumnado ha cursado buena parte de su escolarización con restricciones y ha tenido que hacer frente a dificultades que se tienen que tener todavía en cuenta a la hora de diseñar las pruebas", recoge el borrador, que no será publicado hasta el mes de febrero conjuntamente por los ministerios de Educación y Universidades.
De esta manera, se mantendrá el diseño y las características, tal como recoge el borrador, del "modelo de prueba de evaluación de Bachillerato que se va aplicando desde el 2019/20 con el objetivo de evitar incertidumbres en la comunidad educativa y evitar situaciones de desigualdad que tiene que realizar este modelo de prueba por última vez este curso y lo que lo hicieron en convocatorias anteriores". Así, no se recuperará el modelo previo al 2020, cuando los estudiantes tenían que escoger entre dos modelos de examen, el A o el B, y tenían que responder a las preguntas que figuraban. Desde la covid, solo hay un modelo de examen con diferentes preguntas que los alumnos pueden escoger para sacar "la máxima puntuación en la prueba, independientemente de las circunstancias en las que ha tenido lugar el aprendizaje".
La nueva selectividad se retrasa
Al fin y al cabo coincide con el hecho de que al principio de mes se conociera la intención del Gobierno y del ministerio encabezado por Pilar Alegría de retrasar un año más la aplicación de la nueva selectividad, hasta el 2027-28. Según se supo semillas, la intención del ministerio era reducir la importancia del nuevo examen de madurez académica que se había planteado, pasando de un 75% de la nota a un 60%. Esta idea cuenta con el apoyo de la gran mayoría de autonomías, menos de la Comunidad de Madrid y Castilla y León, donde gobiernan los populares, que acostumbran a reclamar una única prueba para todo el Estado para "garantizar la igualdad de oportunidades", cosa que ha quedado siempre descartada.