La grave sequía que sufre Catalunya desde hace casi tres años podría avanzar la temporada de incendios en abril y ser la más complicada de los últimos 30 años, según ha alertado este miércoles el Govern. La directora general de Boscos i Gestió del Medi del Departament d'Acció Climàtica, Anna Sanitjas, ha señalado que la "extensa e intensa" sequía está llevando al límite grandes masas forestales en buena parte del país. De hecho, se calcula que unas 10.000 hectáreas de vegetación están en una situación "extrema" y entrando en colapso, lo que eleva el riesgo de incendio y, por lo tanto, el peligro para la seguridad de las personas, como ya han demostrado los intensos incendios forestales que ha habido en Cataluña en las últimas temporadas estivales. "Nunca la vegetación había estado tan seca en un mes de febrero", ha afirmado Sanitjas.
En una visita organizada, efectivos del Grup Especial de Prevenció d’Incendis Forestals (GEPIF) han trabajado este miércoles en un terreno boscoso cerca del cementerio de Sant Climent de Llobregat. La actuación ha consistido a talar los árboles muertos y desmenuzar las ramas para minimizar el riesgo de incendios. Sanitjas ha explicado que estos trabajos se están haciendo en muchos puntos del país y que se enmarcan en el conjunto de acciones que se han puesto en marcha para minimizar los efectos de la sequía en los bosques del país. La directora general de Boscos i Gestió del Medi ha explicado que el año pasado ya detectaron que empezaron a morir los árboles más débiles, pero que este año son grandes masas forestales, especialmente en el Garraf, que están muriendo por falta de agua. Aquí, ha explicado que en los últimos meses ya han detectado que ejemplares de pino carrasco, especie muy resistente a la sequía, también están colapsando.
Sanitjas ha explicado que después de tres años prácticamente sin lluvias los bosques catalanes, exceptuando los de las Tierras del Ebro, están en una situación crítica, con muchos árboles al límite y grandes masas forestales colapsando. Según las comprobaciones semanales que hace el Servicio de Prevención de Incendios Forestales, por ahora hay unas 10.000 hectáreas de vegetación en situación muy crítica en el norte de la demarcación de Girona, el Barcelonès y la Cataluña Central. “Estas áreas son las que están peor, pero al resto del país la situación no es mucho mejor”, ha puntualizado.
El enero más cálido desde que hay registros después de un 2023 de récord
El año 2024 ha arrancado con el enero más cálido desde que hay registros. Así lo afirma el último balance del programa europeo Copernicus, que sitúa la temperatura media de la Tierra por encima de los 13,1 grados centígrados, 0,7 grados más con respecto al periodo entre 1991 y 2020 y hasta 0,12 grados más en comparación con enero de 2020, el mes que hasta ahora ostentaba el récord. De hecho, la temperatura media de los últimos 12 meses —entre febrero del 2023 y enero del 2024— también ha sido la más alta desde que se recopilan datos. Según el observatorio, la temperatura en el planeta se encuentra 0,6 grados por encima la media de los años 1991 a 2020 y más de 1,5 grados por encima de los niveles preindustriales, incumpliendo el límite de 1,5 grados fijado en el Acuerdo de París.
Según el programa Copernicus, la Tierra acumula ocho meses consecutivos registrando récords de altas temperaturas en el respectivo mes del año. Es decir, que todos los meses entre junio del 2023 y enero del 2024, han sido los más cálidos si se comparan con los mismos meses de años anteriores. "El 2024 empieza con otro mes batiendo todos los récords; no solo hemos vivido el enero más cálido, sino que también hemos experimentado unos últimos doce meses con temperaturas por encima de los 1,5 grados con respecto a los niveles preindustriales", ha lamentado la directora del Servicio para el Cambio Climático de Copernicus, Samantha Burgess. Para esta experta, "la única forma de detener el calentamiento global implica reducir las emisiones de gases de efecto invernadero".
En emergencia declarada
Tal es la situación que el pasado viernes 2 de febrero, el Govern decretó la entrada en fase de emergencia en el sistema Ter-Llobregat, del cual dependen 202 municipios y cerca de 6 millones de personas. La medida llegó después de que el ejecutivo catalán convocara de manera urgente la Comisión Interdepartamental de Sequía a raíz de la bajada de las reservas de agua de los pantanos. Entre las medidas que han entrado en vigor con la nueva fase, está la reducción de la dotación de agua por habitante y día a 200 litros, la restricción de un 80% del agua en los usos agrícolas, de un 50% en la ganadería, y de un 25% en la industria y en los usos recreativos.
"Catalunya está sufriendo la peor sequía del último siglo. Desde que se tienen registros no habíamos afrontado nunca una sequía tan larga y de tanta intensidad. En los últimos 40 meses el nivel de lluvias ha sido extremadamente reducido y, de hecho, arrastramos más de tres en los que no llueve como el país necesita", afirmó el president de la Generalitat, Pere Aragonès. El jefe del Ejecutivo catalán destacó "el esfuerzo" de toda la ciudadanía, así como de todos los sectores que han incrementado el ahorro de agua y han hecho inversiones para disminuir sus consumos y, en este sentido, subrayó que si no hubiera sido por este esfuerzo y las medidas aplicadas por el ejecutivo en los últimos meses, la emergencia se habría decretado hace 15 meses. "A pesar de eso, la situación nos obliga a hacer un esfuerzo complementario", lamentó el presidente, que ha admitido que la "realidad climática" traerá nuevas sequías, más intensas y frecuentes.
Mascort defiende la gestión "planificada" y la oposición reprocha falta de anticipación
El conseller de Acción Climática, David Mascort, defendió la semana pasada en el Parlament la gestión de la sequía. Mascort, que compareció en comisión, señaló que el Govern ha actuado "con tiempo, datos y de manera planificada". El conseller destacó que se ha conseguido retrasar la entrada en emergencia más de un año y que se ha generado agua para sobrevivir ocho meses "sin estirar una gota de los embalses". También hizo referencia al hecho de que más de la mitad del agua no proviene de los embalses, sino de la desalinización y la regeneración. Aparte, ha reivindicado que el Govern ha destinado 600 millones de euros en actuaciones desde la activación del Plan de Sequía.
La mayoría de los grupos parlamentarios, por el contrario, coinciden en una crítica: la "falta" de planificación de los últimos años para hacer frente a un escenario de sequía como el actual. "Pensamos que había recurrido de mejora", dijo la socialista Sílvia Paneque al conseller, concluyendo que "la sequía no podía atrapar a nadie por sorpresa". También desde Junts apuntaron al mismo motivo y han afirmado que muchas de las situaciones que se están viviendo ahora no tendrían lugar si se hubiera puesto en marcha algunas actuaciones antes. "Más que planificar lo que han hecho es ahora gestionar una crisis a toda prisa", incidieron desde En Comú Podem. Ciutadans añadió que Catalunya habría podido estar preparada por la sequía si los sucesivos gobiernos hubieran actuado antes.