Son una pequeña comunidad de 16 monjas, las clarisas de Belorado (Burgos) y Orduña (Vizcaya), que elaboran unas excelentes trufas de chocolate, bombones de Mojito y otras delicatessen de chocolate artesanales, pero que en las últimas semanas se han convertido en tendencia no por sus habilidades culinarias (que las llevó a participar incluso en el Madrid Fusión), sino por haberse declarado en rebeldía contra el Papa y el Vaticano y haber decidido abandonar la Iglesia católica de Roma. Las Clarisas se han refugiado en la Pía Unión de San Pablo Apóstol, que dirige Pablo de Rojas Sánchez-Franco, todo un personaje que viste sotana, se autoproclama obispo a pesar de estar excomulgado desde el 2019, que se nombra a sí mismo Duque imperial, Príncipe elector del Sacro Imperio Romano Germánico, considera a Franco “nuestro invicto caudillo” y se rige por las normas de 1928 del Opus Dei previas al Concilio. Pero detrás de esta historia no hay un cisma provocado por una crisis religiosa, sino un posible caso de especulación inmobiliaria, según denunciaron las clarisas, que decidieron romper con la Iglesia católica porque denuncian que sufren una “persecución” de la comunidad eclesiástica después de que Roma bloqueó su solicitud para vender un convento que tienen en propiedad a Derio y la compra de un monasterio en Orduña, donde residen actualmente.

Un serial por capítulos

El caso de las clarisas de Belorado se ha convertido en un serial surrealista desde que su caso trascendió a la opinión pública por su denuncia. El origen de la persecución que aseguran sufrir por parte de Roma se remonta a su intento de vender un convento que está a su nombre en Derio (Vizcaya). Las clarisas querían vender esta propiedad para poder afrontar la compra del monasterio de Orduña, valorado en 1,2 millones de euros, que es de propiedad de otra comunidad de clarisas que pertenecen a la Diócesis de Vitoria, un recinto que se encontraba vacío y en el que se establecieron el año 2020 las monjas la comunidad de Belorado. Desde aquel año, las dos comunidades de clarisas tenían un acuerdo de compraventa.

Bloqueados los movimientos de venta

Las clarisas denuncian que la archidiócesis de Burgos bloqueó la venta del convento de Derio y, que, por lo tanto, no tenían recursos para afrontar la compra del monasterio de Orduña acordada. La abadesa de la comunidad de Belorado, Sor Isabel, encontró la solución: un benefactor compraría y pondría a nombre propio el monasterio de Orduña, llegarían a un acuerdo de uso y posteriormente se lo revendería a la comunidad de Belorado cuando obtuvieran el importe procedente de la venta del convento de Derio. Según la archidiócesis de Burgos, Sor Isabel se negó a facilitar la identidad del benefactor que compraría el monasterio, y por eso, el obispo de Vitoria, sospechando que este comprador intermediario era ajeno a la Iglesia católica, y que detrás de la operación podría estar el excomulgado Pablo de Rojas Sánchez-Franco, bloqueó los movimientos de venta.

Guerra de clarisas

El 7 de mayo, las clarisas de Belorado fueron convocadas por la comunidad de clarisas de Vitoria ante un notario para rescindir el contrato de compraventa a instancias de esta última comunidad. En la notaría, según denuncia la archidiócesis de Burgos, Sor Isabel entregó un documento reclamando 1,6 millones de euros en concepto de las obras que esta comunidad había realizado en el monasterio de Orduña, y un 30% por daños y perjuicios. La abadesa Sor Isabel no aceptó la rescisión del contrato, y la comunidad de las clarisas de Belorado llevó el tema a instancias judiciales. Las clarisas de Vitoria, por su parte, también quieren demandar a las clarisas de Belorado por anular compraventa bajo el argumento de que “no se pueden quedar con las propiedades después de haberse marchado a una secta”.

La carta de denuncia

El 13 de mayo, las clarisas de Belorado y Orduña hicieron pública una carta y un manifiesto denunciando el caso y anunciando su intención de abandonar la Iglesia católica y situarse bajo la tutela y jurisdicción de Pablo de Rojas Sánchez-Franco, excomulgado por el entonces obispo de Bilbao, Mario Iceta, en julio del 2019. Las clarisas denunciaban “el bloqueo desde Roma por no querer concedernos la licencia de venta del convento de Derio, por lo que hemos perdido una ocasión necesaria de vender, pagar lo que debíamos y descansar del exceso de problemas y de trabajo que esta propiedad nos ha traído”. En la carta, también denuncian que “no nos permiten cumplir con los pagos del Monasterio de Orduña y nos rescinden el contrato de compraventa sin previo aviso”, y que “después de tres años de amor, entrega y sacrificio de las hermanas, te dejan sin suelo donde apoyarte”. Las clarisas de Belorado denuncian que el “telón de fondo” de estas “estratagemas de las que hemos sido objeto estos años” a “un modus operandi, desmontar comunidades 'de línea tradicional' y quedarse con sus inmuebles, para venderlos. Hemos conocido bastantes casos”.

Por todos estos motivos, anunciaban que “a partir de hoy, día de Nuestra Señora de Fátima del año 2024, nuestra comunidad (Belorado y Orduña) sale de la Iglesia Conciliar a la cual pertenecía y pasa a formar parte de la Iglesia católica bajo la tutela y jurisdicción del S.Ilma. Rvdma. Dr D. Pablo de Rojas Sánchez-Franco, obispo legítimo de la Santa Iglesia católica” y reconocían como único sumo pontífice válido a SS Pío XII”, como explicaron en el manifiesto católico que adjuntaron, y en el que nombraban hereje al papa Francisco y a todos los papas posteriores.

 

Acusaciones contra la abadesa

A partir de aquí, el serial de las monjas clarisas de Belorado y Orduña ha tenido prácticamente un capítulo diario. Se filtró a través del ayuntamiento del municipio burgalés que las monjas tenían una actividad de cría de perros ilegal y habían sido expedientadas, y también los obispos contraatacaron y emitieron un comunicado donde sugieren que el cisma de las clarisas parece fruto del engaño de una secta (así considera la Iglesia católica el movimiento del excomulgado Pablo de Rojas). Dudaban de que todas las monjas dieran apoyo a la decisión de la abadesa Sor Isabel de la Trinidad, a quien acusaban de engañar a la comunidad, y las animaron a expresarse. Pero de momento, solo una, Sor Amparo, decidió abandonar la rebelión, porque no podía formar parte “de una secta” y por las “burradas” que transmitió a las hermanas el “fantoche” Pablo de Rojas”, el falso obispo que se dirigió a las clarisas para decirles que estaban “bajo su jurisdicción”.

El comisario pontificio

La Iglesia cree que De Rojas, a quien también acusan de haber “secuestrado” a las clarisas, es el verdadero culpable de todo este conflicto, y haberse atrincherado en el convento de Belorado con las clarisas. Roma ha nombrado 'comisario pontificio' para resolver este cisma Mario Iceta, el actual arzobispo de Burgos, que fue quien precisamente excomulgó a Sánchez-Franco en 2019, cuando era obispo de Bilbao. Bernardito Auza, embajador vaticano de la Santa Sede, ha explicado que “el arzobispo tiene que hablar ahora con cada una de las hermanas para ver lo que piensan y por qué han actuado así. Estamos en vías de solución”. Iceta ahora pasa a tener poder total sobre los monasterios, en la toma de decisiones tanto administrativas y de vida religiosa como patrimoniales, incluida la representación legal en el ámbito civil. El arzobispo de Burgos anunció este miércoles que se tomarán medidas contra las religiosas y si no rectifican serán excomulgadas.