La orden de los factores puede alterar el producto. Es el caso de la orden de las siglas LGTBI+, las cuales corresponden a las palabras: lesbianas, gais, transexuales, bisexuales, intersexuales y el más hace referencia a otras expresiones o identidades de género, así como otras orientaciones sexuales. Aprovechamos que el 28 de junio es el Día Internacional de la Liberación LGTBI+, también conocido como Día del Orgullo, para echar una ojeada a una parte de la historia del colectivo a menudo olvidada. Partimos de la pregunta: ¿por qué la L es la primera letra de las siglas LGTBI?
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Antes de responder esta pregunta hay que dar cierto contexto de cómo era el movimiento LGTBI a final de los años 60 y principio del 70. Concretamente, en los Estados Unidos (EE. UU.), de donde nace esta historia. Después de las revueltas de Stonewall Inn, en los EE. UU. se empieza a articular un movimiento de liberación y defensa de los derechos del colectivo LGTBI. En un primer momento, a pesar de que el papel determinante que tuvieron las mujeres lesbianas y trans, el liderazgo lo tomaron los hombres gais. De manera que las siglas con utilizadas para referirse al colectivo entonces ponían la G primero.
En los primeros años del movimiento LGTBI+, la comunidad trans fue generalmente arrinconada, y gais y lesbianas chocaban a menudo en el rumbo que se tenía que seguir. En plena segunda ola del feminismo, las lesbianas estadounidenses se encontraban con un gran rechazo por los dos lados que tendrían que ser sus aliados. Por una parte, muchas feministas, se negaban a incluir a las lesbianas al movimiento feminista. Además de tratarlas de enfermas, algunas feministas se referían a las lesbianas como "la amenaza lavanda", llegando a afirmar que no querían compartir baños con ellas, asegurando que las asediarían como lo podrían hacer los hombres heterosexuales. Historias similares a las que hoy afrontan a las mujeres trans.
Por otra parte, buena parte de los hombres gais del colectivo LGTBI+ se mostraban más que reticentes a introducir las demandas feministas de las lesbianas en sus prioridades de actuación. A menudo, la comunidad lésbica ha denunciado que las lesbianas son doblemente invisibilizadas, para ser mujeres y del colectivo, en los medios y en políticas. Estos años son un gran ejemplo, nadando entre dos aguas y en tierra de nadie. Sus voces no eran una prioridad por cabeza de los dos movimientos que las representaba. ¿Cómo se pasa de esta situación a ser la primera sigla de la lucha?
La pandemia del VIH y la solidaridad en el movimiento LGTBI+ para sobrevivir
Ahora, un diagnóstico de VIH no tiene (ni de lejos) las implicaciones que hace 40 años. Por|Para eso, el pánico y el abandono institucional que sufrió a los enfermos VIH las primeras décadas de esta pandemia puede ser difícil de imaginar para los que no lo han vivido. Catalogada desde sus inicios como la enfermedad gay, los discursos de odio contra los hombres homosexuales abonó el terreno para justificar la inacción de los gobiernos por todas partes del mundo, aunque el VIH lo estaba contrayendo personas con varias orientaciones sexuales. Si al odio contra los hombres gais se le suma el desconocimiento de la enfermedad (en un principio, incluso, no se sabía cómo se contagiaba) el resultado es letal.
Todo llevó a muchos profesionales médicos a negarse a tratar a los pacientes infectados con VIH. En este momento, muchas mujeres lesbianas dieron un paso adelante y se presentaron voluntarias para tratar y cuidar a sus compañeros de colectivo. Mientras otros retrocedían, ellas se pusieron en primera fila para garantizar que tuvieran un trato justo y un tratamiento adecuado. Incluso cuando algún momento impidió que los hombres gais dieran sangre, centenares de mujeres lesbianas se organizaron para garantizar el suministro sanguíneo. Colectivos como las Blood Sisters (hermanas de sangre, en inglés) convocaron jornadas enteras para hacer donaciones masivas de sangre.
Según relata la revista chilena Burdas: "A pesar de la distancia que había tomado el movimiento lésbico de la comunidad por el hecho de que solo se concentraba en hombres cis homosexuales. (...) fueron las mujeres lesbianas quieren tener un papel primordial dentro de los acontecimientos, porque ellas generaron un nivel de solidaridad, nunca visto dentro de la comunidad LGBTI+, junto con hombres gais que luchaban por proteger a los integrantes que sufrían VIH".
Fue por esta experiencia traumática compartida que impulsó que se empezara a hacer referencia al colectivo, poniendo la L en primer lugar a finales de la década de los 80 y principio de los 90. El incipiente uso del GLTB, quedó atrás delante de LGTB, modificado para visibilizar y reconocer el ingente esfuerzo y solidaridad de las lesbianas en uno de los peores momentos del colectivo, el siglo XX. Más adelante se le incluirían otras letras, hasta el LGTBI+ de hoy y sus variantes.