El 58,1% de los niños de Catalunya de entre tres a catorce años, unos 550.000, no participan en extraescolares no deportivas (y el 34,5%. cerca de 320.000, tampoco lo hacen en deportivas), un porcentaje que se dispara hasta casi el 70% en el caso de los niños y niñas de familias vulnerables. En verano, además, al menos el 80% de los menores de catorce años no hace ningún ocio educativo, como centros de recreo. Así, la Sindicadura de Greuges, que encabeza la síndica Esther Giménez-Salinas, insta a Govern de la Generalitat, que tiene las competencias en materia de ocio educativo, a hacer más para promocionar estas actividades "fundamental para el desarrollo personal y social de los niños y adolescentes". La síndica avisa de que el ocio es un derecho de los niños reconocido por Naciones Unidas y que, como tal, hay que universalizarlo, porque permite a los menores adquirir habilidades y aprendizajes que no siempre garantizan las escuelas o las familias.

En el informe 'La universalització del lleure educatiu a Catalunya', la síndica constata que a lo largo de la última década no se ha avanzado lo suficiente desde las instituciones públicas a la hora de promover el ocio educativo, que hay un "déficit de inversión" en políticas de apoyo a las familias y que se dan graves factores de segregación y desigualdad en el acceso en lo mismo. Asimismo, señala que hace falta proveer de bastantes plazas para satisfacer la demanda existente y evitar las listas de espera. Por eso, propone, entre otras medidas, un despliegue normativo específico del ocio educativo que blinde y amplíe ayudas, movilice en los ayuntamientos y cree una unidad de referencia a la Generalitat para evitar la "disgregación" entre los departamentos de Educació, Esports y Drets Socials.

El informe de la Sindicatura constata que la menor participación de los niños de entornos desfavorecidos se traduce en una dedicación mayor a actividades sedentarias: con un 50% de los cuales consumen diariamente más de dos horas de pantallas, delante del 33% en el caso de los niños de familias con una mejor situación económica. Las desigualdades en el acceso al ocio también se ven dependiendo de los barrios y de los municipios: los territorios socialmente desfavorecidos que tienen poco dinamismo asociativo y poca actividad educativa organizada, mientras que los niños y adolescentes más favorecidos tienen, cuando menos, más posibilidades de movilidad. Las familias de origen inmigratorio, apunta a la síndica, a veces no tienen bastante información sobre la oferta de ocio educativo y extraescolares, dado que las dificultades idiomáticas hacen que estas familias tiendan a tener menos relación con los centros escolares y el entorno. En algunos casos, señala el informe, incluso se les niega la participación por cuestiones legales o formales si no tienen DNI o permiso de residencia.

La síndica Esther Giménez-Salinas / ACN

Y eso también va de escuelas: los centros de muy alta complejidad acostumbran a ofrecer menos actividades (4,7 de media) que los de baja complejidad (15 de media). Además, el alumnado vulnerable tiende a participar menos en la oferta existente y hay centros de composición social desfavorecida que han suprimido o reducido las salidas y colonias escolares por poca participación. Otro factor, sin embargo, son la falta de equipamientos en el entorno inmediato: de acuerdo con el informe, en torno a una tercera parte de los municipios de 3.000 habitantes o más no disponen de escuela municipal de música, de casales infantiles y juveniles ni de casales municipales de verano.

Hace falta más inversión: las ayudas no llegan

La inversión de la Generalitat en subvenciones para el fomento del ocio educativo ha aumentado el año 2024 en un 66% con respecto al año anterior, hasta los 8,8 millones de euros. Sin embargo, las ayudas que otorga el Departament de Drets Socials i Inclusió solo llegan al 16% de los niños en situación de pobreza severa. Las políticas de juventud, que incorporan las políticas de promoción de educación en el ocio de la Generalitat de Catalunya, concentran el 0,33% de la inversión en políticas de infancia de la Generalitat, 18,3 euros por niño. La inversión corriente global de las diversas administraciones públicas gira en torno a los 300 millones de euros anuales, teniendo presente también la inversión en ayudas de comedor escolar, que es de 217,5 euros por niño. Si no se cuentan las ayudas de comedor escolar, esta inversión se reduce a la mitad.

Un marco regulador específico

La Sindicatura argumenta que falta un marco regulador del ocio educativo en Catalunya y que es una cuestión pendiente, dado que la Generalitat tiene las competencias exclusivas, reconocidas en el artículo 134 del Estatut, y esto no se ha desplegado. Así, no está regulado el proceso de admisión a las ofertas de ocio educativo sufragadas con fondos públicos, como los jardines de infancia municipales, los centros de verano y los campos de trabajo, lo que dificulta garantizar la equidad en el acceso. La falta de una regulación general también hace que quede todo muy delegado en los ayuntamientos, de los cuales dos tercios no tienen un plan local de ocio educativo ni ayudas directas para participar en extraescolares, una cobertura que solo llega al 5% de los niños. También produce dificultades como el 66% del personal que imparte ocio educativo no tiene titulación o la formación adecuada.