Las clases presenciales son la fórmula óptima para empezar el próximo curso en las universidades catalanas según el Síndic de Greuges. En un comunicado publicado este jueves, esgrime que la interlocución directa con el docente garantiza la continuidad, la equidad y la calidad de la actividad y la docencia superior.
A causa de la pandemia, el funcionamiento habitual de la universidad se ha visto afectado por la suspensión de la actividad presencial y también en las pruebas de acceso en la universidad. Una dificultad añadida que ha llegado en forma de queja a la institución. Por eso, el Síndico ha emprendido una actuación de oficio para buscar soluciones y fijar un marco de actuación de cara al futuro.
El Síndico valora positivamente el esfuerzo de adaptación de los centros universitarios a las nuevas necesidades que ha pedido la pandemia, pero ha elaborado una serie de recomendaciones de mejora. Como prioridad se pide -en la medida en que las condiciones sanitarias lo permitan- que se favorezca la actividad universitaria y la docencia del curso de manera presencial, buscando los espacios, los materiales y la docencia necesarios.
Ayudas contra la brecha digital
Con respecto a la brecha digital, la cual se tiene que paliar garantizando los recursos tecnológicos y la conectividad a toda la comunidad universitaria que permitan seguir la docencia en línea, hay que convocar ayudas extraordinarias específicas para cubrir las necesidades que hayan podido surgir durante la crisis y que se pueden mantener el próximo curso. En este sentido, se valora muy positivamente la reforma del sistema de becas y ayudas anunciado por el Gobierno estatal, y también el aumento en la dotación presupuestaria, pero hay que repensar el sistema de becas de acuerdo con el concepto de las becas salario, con una cantidad fija y estable.
Además, es importante mantener los horarios para permitir la conciliación laborales y familiares, dice el Síndico, y velar para que la flexibilidad derivada de la docencia en línea no vaya en detrimento del bienestar y la conciliación, y que se respeten los horarios establecidos previamente para la docencia presencial.
Evaluación individualizada
Por lo tanto, es necesaria una evaluación y adaptación individualizada a la nueva situación de cada alumno. Hace falta valorar a cada estudiante y observar las necesidades de adaptación que requieran para poder hacer un seguimiento académico adecuado en las nuevas circunstancias de presencialidad adaptada del próximo curso.
Es necesario disponer de las herramientas y las facilidades materiales adecuadas para poder hacer efectiva esta adaptación individualizada de los estudios a la nueva presencialidad.
Continúan las prácticas
Dos elementos importantes en la calidad de la actividad universitaria son la realización de las prácticas externas y la internacionalización de los miembros de la comunidad universitaria. El Síndico considera que, en la medida en que lo permita la situación, hace falta que se puedan hacer las actividades previstas y canceladas a causa de la crisis.
Además, aunque la docencia no presencial no implica que no se garantice el servicio, en casos de imposibilidad de prestación o de deficiencias en la calidad, especialmente de másters y posgrados, se considera oportuno valorar alguna compensación por servicios no prestados.
El Síndico considera necesario remarcar y valorar la tarea que han hecho las universidades, los síndicos y los consejos de estudiantes, que han recogido las preocupaciones, malestares y dificultades individuales de las personas que forman parte. Por eso, es imprescindible mantener los canales permanentes de comunicación y participación con los órganos de representación y captar las opiniones, propuestas, valoraciones, sugerencias y quejas de la comunidad universitaria.