El día 1 de febrero del 2024, el Govern que presidía Pere Aragonès decretó la entrada en la fase de emergencia por sequía del sistema Ter-Llobregat. Los cinco embalses —Baells, Llosa del Cavall, Sant Ponç, Sau y Susqueda— que abastecen de agua 202 municipios catalanes, incluida Barcelona y su área metropolitana, se encontraban en aquel momento con unas reservas de poco más del 16,14% y 98 hm³ de agua acumulada. Aunque el episodio de sequía continúa, el volumen de agua un año después es el doble, con unos 205,91 hm³, lo que representa un 33,64% de la capacidad. Las cuencas internas, que incluyen el sistema Ter-Llobregat, sumado en los embalses de Darnius Boadella, Foix, Siurana y Riudecanyes, acumulan 222,11 hm³ de agua, un 31,98% de la capacidad. Con todo, todavía hay un 17% de los municipios de las cuencas internas en fase de excepcionalidad, y un 6% en emergencia.
La diferencia entre la situación de hace un año en la de ahora se explica por|para el cambio de tendencia de la pluviometría con respecto a los tres años anteriores. Según explica la ACN, 2021, 2022 y 2023 fueron años secos, mientras que el 2024 recuperó los niveles normales de lluvias. Incluso, en algunas comarcas, fue un año lluvioso, o muy lluvioso, particularmente en áreas del Alt Camp, Baix Ebre, Montsià y Tarragonès. De hecho, tal como se puede ver en el gráfico siguiente, la evolución de las reservas de agua los últimos cinco años en los pantanos de las cuencas internas son el espejo del déficit de precipitación desde el temporal Glòria, así como de los registros más normalizados de lluvia del año pasado. A las características pluviométricas hay que sumar también el ahorro en el consumo fruto de las restricciones que han permitido recuperar medianamente la normalidad.
La declaración de emergencia comportó una serie de restricciones en el consumo de agua, con la reducción de la dotación de agua por habitante y día a 200 litros, la restricción de un 80% del agua en los usos agrícolas, de un 50% en la ganadería, y de un 25% en la industria y en los usos recreativos. Las lluvias de la primavera situaron los embalses de los ríos Ter y Llobregat nuevamente al 25%, y permitieron levantar este nivel de emergencia para pasar al de excepcionalidad. En julio, el ejecutivo acordó rebajar todavía más las restricciones por sequía, hasta el nivel actual de alerta, en 118 municipios de la cabecera del Llobregat, la cabecera del Ter y la zona del Llobregat medio. Los nuevos episodios de lluvia del otoño han permitido remontar la bajada de reservas propia de los meses de verano y que en general en el 2025 se afronte en una situación menos extrema que la de hace un año.
La situación en los diferentes embalses
El embalse más crítico un año después es el del Darnius Boadella, en el Alt Empordà, ya que sigue por debajo del 20% —estaba en el 12% hace un año—, y ha ganado poco más de 3 hm³ de agua. De hecho, esta comarca es la única zona amplia del país donde se mantiene la situación de emergencia. En el otro extremo, la Baells es uno de los grandes pantanos de las cuencas internas que más se ha beneficiado de las lluvias de la primavera y el otoño. Si a principio de 2024 solo superaba el 20% de las reservas, hoy en día se acerca al 60%, con una ganancia absoluta de casi 40 hm cúbicos de agua. Y la Llosa del Cavall, en Navès, ha duplicado exactamente sus reservas, y hoy está cerca del 34% de su capacidad.
El pantano de Sau es un caso particular, ya que su conexión con el pantano vecino de Susqueda ha condicionado el nivel de reservas a lo largo de la sequía. Hace un año el pantano lucía casi seco, al 4,7% de su capacidad, en parte por la decisión de la ACA de transferir las escasas reservas que había hacia Susqueda y mantener así la calidad del agua y atender mejor el uso prioritario del agua, el abastecimiento de la población río abajo. A inicios del verano había remontado su situación y se situaba en el 45%, pero a partir de julio el pantano volvió a recular. En noviembre volvía a caer por debajo del 30%, y desde entonces la bajada ha sido drástica, hasta el 7,3% que registra hoy. En cambio, este mismo periodo Susqueda ha seguido la tendencia inversa y ha vuelto a recuperar reservas y actualmente se acerca al 40%, con 88 hm³ de agua, el doble que hace un año. Con respecto al pantano de Sant Ponç, supera el 50% de su capacidad cuando hace un año no acumulaba ni un 30%. De 6,7 hm³ ha pasado en 12,6 hm³, casi el doble.