Uno de los múltiples referéndums en Suiza ha cambiado la ley en materia de donaciones de órganos. Así pues, ayer domingo, la mayoría de la ciudadanía aprobó que estos fueran por ley, donantes potenciales de sus órganos si se mueren. Así pues, se invierte la norma hasta ahora, donde siempre se tenía que especificar y dejar por escrito el consentimiento para esta donación. Según el resultado final del referéndum, el 60,20% de los votantes aceptaron la modificación de la ley de trasplante.
72 personas muertas en el 2021 por falta de órganos
Hasta ahora, una persona que quería dar sus órganos tenía que dar su consentimiento durante su vida. Durante los últimos cinco años, en Suiza, una media de unas 450 personas al año han recibido unos o más órganos extraídos de personas muertas. A finales de 2021, había más de 1.400 personas esperando la donación de órganos. Esta lista de espera se quiere recortar con el cambio normativo. Así pues, el año pasado, 72 personas murieron mientras esperaban una donación, según la fundación nacional Swisstransplant. Y añaden un dato más: cada cinco días, alguien a la lista de espera de órganos muere en Suiza. La mayoría de los suizos quieren cambiar eso.
Actualmente, a menudo no se conoce la voluntad del interesado. Por lo tanto, corresponde a los familiares decidir. En la mayoría de los casos, se oponen a la donación de órganos, según las autoridades. La tasa de rechazo de más del 60% observada durante las entrevistas con familiares es una de las más altas de Europa, aunque las encuestas muestran que el 80% de la población suiza está a favor de la donación de órganos, añade Swisstransplant.
¿Y si no quieren ser donantes?
La reforma prevé que los suizos serán considerados donantes en caso de muerte cerebral a no ser que hayan manifestado su oposición durante su vida, inscribirse en un registro de la Confederación o avisando a sus familiares. Así pues, aquellos que no quieran dar sus órganos lo tendrán que consignar en el futuro en un registro, en una tarjeta de donación de órganos o en un testamento vital, o bien comunicarlo a sus familiares. La nueva ley se acompaña de una importante campaña informativa y de un registro federal seguro. El doctor Franz Immer, director de Swisstransplant, añade: "Hemos respirado. Con esta decisión, el electorado suizo muestra una gran humanidad y simpatía. En el futuro, más personas expresarán su voluntad y menos familiares se verán cargados además de no saberlo en una situación difícil". La nueva ley entrará en vigor en el 2024 como muy pronto.
Las condiciones médicas seguirán siendo las mismas: sólo las personas que mueran en la unidad de curas intensivas de un hospital podrán dar sus órganos y la muerte tendrá que haber sido confirmada inequívocamente por dos médicos. A la contra de la reforma, un comité copresidido por una enfermera y un médico y apoyado por políticos de derechas había lanzado un referéndum argumentando que esta vulneraba el derecho a la autodeterminación y la integridad física de las personas. La donación de órganos, había indicado este comité, sólo se justifica éticamente si la persona interesada ha dado su consentimiento explícito durante su vida.
El caso francés y español
Precedentes como lo que se fijará en Suiza ya hay. Su vecina Francia, desde el año 2017, establece que toda su ciudadanía es donante de órganos y tejidos, a menos que añadan su nombre en un Registro Nacional de Rechazo firman su negativa al hecho de que sus órganos sean dados en el momento de su muerte. Previamente en esta medida, los órganos y los tejidos se podían dar sólo si la persona muerta había expresado claramente el deseo de dar.
Por otra parte, según la Ley de trasplantes española, en el Estado todo el mundo es considerado donante si en vida no se ha expresado el contrario. No obstante, esta expresión puede haber sido formulada de diferentes maneras, lo cual obliga a que se pregunte a familiares o afines sobre la voluntad del difunto con respecto a la donación. En la práctica siempre se respeta la decisión de la familia, ya que se asume que estos no contradirían los deseos de su ser amado. La firma de la familia para proceder a la donación, es lo que denominamos consentimiento familiar.