El año 1998, y cuando sólo hacía un año que la entonces agente Susanna Lazaro era miembro del cuerpo de los Mossos d'Esquadra, y por "casualidad", asegura, se presentó a unas pruebas para entrar a formar parte de la Brigada Móvil. El año 1992 se había creado esta unidad antidisturbios y necesitaban gente con el reto de ir asumiendo cada vez más competencias, sobre todo, con el despliegue que se tenía que hacer, también en orden público, en la capital de Catalunya, Barcelona.
Se animó con un compañero suyo para ir a la entrevista, pero pensando que no la cogerían. "'Eso no es para mujeres, a mí no me cogerán', pensé", explica en una entrevista con ElNacional.cat. Presentó la petición de comisión de servicios para integrarse en esta unidad y al cabo de unos cuantos meses, cuando ya casi ni lo recordaba, le llamaron. Al día siguiente ya tenía el mono para sumarse a la Brigada Móvil. No fue estrictamente la primera mujer. De promociones anteriores que habían pasado por la Brimo había habido alguna mujer, pero fueron poco tiempo. Una de ellas, ahora está en excedencia del cuerpo por motivos personales.
De agente a cabo, de cabo a sargento
El caso de Susanna, sin embargo, fue diferente. No solamente formó parte durante años de la tropa de la Brigada Móvil. Siendo miembro de ella fue ganado oposiciones internas para subir de grado, llegando a ser cabo y sargento a la misma Brigada Móvil. Como cabo comandaba uno de los equipos -los integrantes de una furgoneta- y como sargento comandó un grupo -un conjunto de equipos. En la entrevista con ElNacional.cat, la actual inspectora explica cómo su paso por la Brigada Móvil, donde nunca tuvo sensación de inferioridad delante de los hombres que formaban parte, la ha fortalecido en capacidades que ahora puede poner en práctica en su nuevo rol.
La inspectora es actualmente una de las Comtal 5, tal como se conoce a los jefes operativoss de la región de Barcelona. Mandos de acción, en pie de calle, que se dedican a supervisar todos los incidentes que se generan en la ciudad de Barcelona. La templanza que adquirió en su etapa a la Brigada Móvil la puede aplicar ahora en la resolución de los problemas que se generan a Barcelona y que tiene que comandar.
El papel de las mujeres en la Brimo
La primera intervención de orden público fue en una manifestación que se convirtió en violenta ante la prisión de Wad-ras, a Barcelona. Les tiraron objetos y tuvieron que disolver la manifestación haciendo uso de material antidisturbios. La actual inspectora también participó en la resolución del motín de la prisión de la Roca del Vallès. Fue la Brimo a quien pudo asegurar la prisión e hizo cesar el comportamiento violento de los presos, cuando estaban a punto de acceder en una zona crítica, que habría facilitado el acceso de los internos a la calle.
Si bien Lazaro acepta que ella tuvo que demostrar quizás incluso más que sus compañeros con el fin de ser aceptada por las jefes de la Brimo, asegura que eso ahora está superado y que actualmente las mujeres en la Brimo no tienen ningún complejo de inferioridad y son una más, asegura. "La aportación de la mujer en estas unidades es enriquecedora, su capacidad, sensibilidad y empatía que tienen ayudan a prever reacciones en actuaciones de orden público", apunta. "Las mujeres no se han quedado nunca en unidades como la Brimo o el ARRO".
"Nunca se ha dado el caso de que una mujer haya intercedido negativamente en un dispositivo por el hecho de ser mujer", apunta a la inspectora. "No es la fuerza física lo que prima más en estas unidades; la lógica, la razón, la empatía, la cohesión grupal y otros valores son igual de'importantes". Hoy por hoy, hay unas 40 mujeres integradas en los equipos de la Brigada Móvil de los Mossos d'Esquadra.