"Parece que las mujeres no tengamos permiso para masturbarnos, como si fuera algo que estuviera mal, algo que tenemos que esconder que hacemos," comenta Marina. "Con mis amigas, desde hace un tiempo, hablamos más abiertamente del sexo, quizás. Antes sólo lo mencionábamos si nos pasaba alguno o teníamos algún problema con nuestras parejas", añade Berta. "Casi provoca tanto pudor hablar de la masturbación abiertamente en un grupo como decir que tienes la regla y tener que pedir un tampón en medio del trabajo", subraya Carla.
Lo que explican las dos amigas, sin embargo, no es una sensación aislada. "Todavía hay estereotipos en torno al sexo, la masturbación o el placer en general", detalla una de las sexólogas del equipo Platanomelón, Monica Branni. "Venimos de una cultura represiva y la única educación sexual que recibimos tiene como finalidad prevenir enfermedades de transmisión sexual y embarazos no deseados; en ningún momento se habla de placer, autoconocimiento y autoestima sexual".
Por este motivo, subraya que hay "mucho desconocimiento sobre nuestro potencial erótico. En el caso de las personas con vulva es evidente, como no sabemos cómo funciona nuestro cuerpo es complicado disfrutar y saber comunicar a nuestra pareja qué nos gusta y qué no". Por este motivo, resalta que en torno a un 65% de las personas con vulva llegan al orgasmo, delante del 95% de personas con pene. "Además, el 60% de las personas con vulva han fingido orgasmos, como mínimo una vez a su vida", expone Branni.
"Hablar de masturbación siempre ha sido un tema un poco censurado. Es normal que haya tabú porque durante mucho tiempo se ha visto como una cosa negativa o mala", detalla el director clínico de l'Instituto Madrid de Sexología, Héctor Galván Flórez. "Cada vez hay más apertura sobre el tema, tanto en hombres como en mujeres. Y el Satisfyer –el nombre que recibe el succionador de clítoris– ha abierto una ventana con respecto a la masturbación femenina para hablar, explicar experiencias, romper tabúes y miedos sobre juguetes eróticos".
En esta misma línea, la psicóloga y sexóloga de l'Instituto Madrid de Sexología Paula González insiste en que poco a poco, está cambiando. "La mujer se siente cada vez más libre para hacerlo y para hablar". Aunque remarca que todavía "se arrastran algunas emociones como la vergüenza, el miedo y la culpa".
"Hace unos años, el boom de la novela Cincuenta sombras de Grey ayudó a que, especialmente el género femenino, se acercara más a la literatura erótica y no se avergonzara", comenta. "Ahora, el Satisfyer creo que está ayudando también a que se hable de la masturbación femenina como una cosa natural y normal". Subraya que eso es "positivo" porque "se habla más entre amigas, compañeras de trabajo e incluso, delante de los hombres".
"El sexo a lo largo de la historia de la sociedad se ha vivido de diferentes maneras, con más rechazo o con más apertura, según los cánones culturales, la influencia de la religión, etc", detalla Galván. "Por eso, no es extraño que, para algunos a día de hoy, siga siendo un tema tabú y existan reacciones negativas". A pesar de todo, insiste en que "cada vez estamos más expuestos a temas sexuales a través de los medios de comunicación, de los contenidos disponibles en internet, y también porque cada vez más existe una educación y formación en torno a la sexualidad, que permite hablar más abiertamente y ser conscientes de que es un área de la vida como tantas otras," argumenta.
El Satisfyer, ¿causante de la revolución?
"El Satisfyer ha aparecido en plena revolución feminista donde la mujer busca el empoderamiento dentro de la sociedad heteropatriarcal", responde Laia. Y es que el succionador de clítoris ha tenido y está teniendo un papel importante a la hora de visibilizar la masturbación femenina.
Ahora bien, desde Platanomelón comentan que hay otros juguetes, como los vibradores conejillo, que han sido icónicos antes de que se popularizara el succionador. "Tiene una tecnología nueva, que se diferencia de las vibraciones tradicionales proporcionando ondas expansivas en torno al clítoris. Es un juguete que le da protagonismo en la zona erógena fundamental de los genitales 'femeninos' que, históricamente, ha sido invisibilizada –hasta hace unos años no se presentaba ni siquiera en los libros de anatomía–", especifica Branni.
Además, insiste que una de las razones por las cuales se ha viralizado tanto es también el encaje del contexto sociocultural: "Constantemente buscamos rapidez e inmediatez".