La llegada del coronavirus y el confinamiento obligatorio ha puesto el teletrabajo en boca de todos. Muchos empleados están experimentando estos días por primera vez, y a marchas forzadas, como es trabajar desde casa. Pocos son los que todavía no han probado aplicaciones de videoconferencia como Zoom, Skype o Teams, o no se han acostumbrado a trabajar más con archivos en red o a estar hiperconectados a través del teléfono móvil. Sin embargo, atención, el teletrabajo no es trabajar desde casa. Al menos, no en su esencia.
"El teletrabajo no es estar conectado todo el día y hacer videoconferencias las 24 horas". Así lo asegura el Mar Sabadell, profesora de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC, y experta en teletrabajo, que lamenta que en España todavía haya "mucha desconfianza" hacia el trabajador y que se continue "premiando la presencialidad". La esencia es que no haya de haber un "control" por parte de la empresa, la relación se tiene que basar en la "confianza" por parte del empresario y la "responsabilidad" por parte del trabajador. "El objetivo es vivir mejor", asegura Sabadell.
"Conciliar no quiere decir estar todos en casa a la misma hora"
Según esta experta, el teletrabajo tiene que permitir al trabajador evitar reproducir los horarios fijas de ocho horas Tiene que ir por "resultados" y "objetivos", y tiene que ser una "oportunidad" para poder conciliar mejor. Ahora bien, en este punto, avisa que "conciliar" no quiere decir "estar todos en casa a la misma hora, sino organizar tu tiempo en función de tus situaciones". Justamente lo que ha pasado con el confinamiento, cuando los niños han dejado de ir a la escuela y los padres han tenido que confinar obligaciones laborales con atender a las criaturas.
Para Mar Sabadell el teletrabajo es el "futuro" y tiene muchas "ventajas", pero avisa de que hacen falta un "cambio global" e incluso un cambio "cultural". Especialmente en el estado español, donde todavía impera la desconfinaça y donde la presencialidad se premia por delante de la productividad. Una diferencia clave respeto los países nórdicos, donde están mucho más acostumbrados, y dónde tienen una organización horaria y una "corresponsabilidad" hacia el trabajo y la familia diferente a la nuestra.
Peligros del trabajo en casa low cost
Más allá de las ventajas que puede ofrecer este nuevo modelo de trabajo que las empresas están descubriendo, también hay riesgos y peligros a tener en cuenta. Especialmente cuando este es de emergencia y forzado, como es el caso. Entre ellos, está la fatiga mental, por tener que estar pendiente de otras tareas como los deberes de los niños o la organización del hogar, la fatiga visual derivada de la cantidad de horas que pasamos delante de la pantalla o el estrés que provoca tener que estar cada día pendientes de nuevas herramientas en las cuales no estamos tan acostumbrados como las videollamadas.
Además, en muchos casos las viviendas de los empleados no están adaptadas para poder trabajar en condiciones óptimas, ya sea porque no tienen espacios suficientes para trabajar aislados todos los miembros de la familia o porque los materiales –mesas, sillas o pantallas– no son los adecuados para evitar problemas físicos posteriores.
Por eso, Mar Sabadell avisa que hará falta, después del confinamiento, evaluar quales han sido las debilidades del teletrabajo en cada caso y que trabajador y empresa lo puedan adaptar y resolver para tender hacia este modelo en un futuro o para posibles nuevos confinamientos. Además, alerta que, si hay una nueva crisis económica, se puede tender hacia un teletrabajo "low cost" que perjudique las condiciones laborales de los empleados y que se debería evitar.
¿El teletrabajo, una nueva discriminación de género?
Con respecto a las cifras, un estudio Ipsos Digital por la empresa Celside Insurance, alerta de que un 27% de los trabajadores asegura haber hecho horas extras durante el confinamiento y un 30% afirma que su empresa le ha exigido más durante el confinamiento. Además, sólo un 34% dice haber dispuesto ordenador y móvil de empresa para realizar estas tareas. En este punto, sin embargo, llama la atención que haya una desviación de género, ya que mientras un 40% de los hombres ha tenido ordenador de trabajo, en el caso de las mujeres ha disminuido hasta un 28%.
También son las mujeres las que aseguran haber sufrido más distracciones en casa durante el teletrabajo por el confinamiento, por culpa de las tareas del hogar y el cuidado de los niños. Un 20% de las madres aseguran que han tenido más distracciones y lamentan que ha bajado su productividad, frente al 11% de los padres.
Con todo, el porcentaje de personas que quieren trabajar un día por semana ha pasado del 42% al 56% después de seis semanas de teletrabajo. Una vez pasada la pandemia, un 24% optaría por implantar esta práctica la mitad de su jornada. Dentro de este grupo los que más apuestan por ello son los padres, con un 31%, enfrente del 14% de las madres. Finalmente, un 15% no es favorable a trabajar ningún día desde casa.