Tener citas. Muchas. Tener muchas citas. Los nervios previos a tener un 'encuentro' con alguien, imaginarse cómo será el primer intercambio de palabras, quizás incluso prepararse una lista de temas para no quedarse en blanco. En blanco o con un silencio incómodo. Y después algunas opciones sobre la mesa: una tensión que provoca que estés más tenso que un palo de escoba, incomodidad de primero de básica, un psé psé o una fluidez increíblemente mágica. Con este panorama, alguien podría pensar que tener citas da mucha pereza, pero también está el grupo que podría considerarlo como una 'droga' y que podría generar adicción.
"Y tanto, que pueden ser adictivas (las citas)". Y esta es precisamente la respuesta que el doctor en sociología y profesor de la UOC Francesc Núñez Mosteo da al ser preguntado por la adicción o las ganas sin fin de ir encadenando citas. "La expectativa que genera, cuando tienes una foto, un mensaje... eso dispara la imaginación y produce una emoción y parece tan real como si lo produjera un objeto físico. Es superfácil, es inmediato". Además, constata, en conversación con ElNacional.cat, que entrando en las aplicaciones hay mil y una opciones. "Entras en una app y ya tienes un montón de opciones. Si mueves el dedo hacia la derecha, puedes esperar y estar pendiente si te escribe o no. Si tienes una respuesta, todavía se refuerza más todo este mecanismo (de la imaginación)". Así, remarca que "la gente que tiene ganas de enamorarse y ligar, tiene una posibilidad de abrir puertas de relaciones personales y empezar a generar expectativas. De aquí sale el éxito que tienen, y la pandemia lo ha reforzado".
¿Cómo funciona nuestro cerebro cuando tenemos una cita?
Normalmente, si se tiene una cita es porque apetece o se tienen ganas. En este sentido, ya hay una predisposición. "La emoción dispara emociones, una película te las muestra, hemos visto muchas películas y escuchado muchas canciones. Cuando empiezas una relación se te disparan películas. Te emocionas viendo una relación en el cine, lloras, ríes. Tenemos nuestra fantasía y nuestra cabeza está llena de historias y guiones. Sólo una foto o un mensaje que recibes, te dispara", destaca Núñez Mosteo. Por lo tanto, comenta, nuestro cerebro tiene miles y miles de materiales y fantasías que ayudan a producir todas estas emociones positivas: "Una película que te imaginas que te puede pasar en persona".
Y de tantas historias y guiones, llegan las múltiples opciones. A través de las aplicaciones de citas, se puede acceder a muchísimas opciones y a muchísimas posibles futuras relaciones (o no). "Puedes escoger libremente, vas leyendo perfiles, este trabaja de eso, el otro de aquello, le gusta ir a la piscina, qué me aporta él, qué aporto yo, esfuerzo que dedicaremos... la búsqueda no tiene límite. ¿Por qué te tienes que quedarte con uno? ¿Si sigues buscando encontrarás alguna cosa mejor?". En este sentido, el experto menciona el ejemplo de una tienda de confianza: "¿quizás encontrarás una más barata o mejor, qué harás? Vas mirando y te tienes que decidir por una". ¿Y qué puede ayudarte a decidir? Pues bien, puede parecer muy básico, pero todo depende de lo que se busque. "Si quieres pasar la noche con alguien, si quieres hijos... a veces puedes pensar, bien si es por una noche...". Pero claro está, eso no quiere decir que si te acuestas con alguien un día, no te acabes enamorando.
En este contexto, no es de extrañar que cueste más generar un vínculo de confianza. "La implicación es menos. Cuesta mucho más generar la confianza porque la gente sufre, no sabes qué actitudes tienes que tener, es muy complicado". E insiste: "No quieres perder ninguna posibilidad de elección. No quieres quedarte con el culo en el aire y no quieres perder la autonomía ni la capacidad de decisión". Es posible que eso haga crecer los casos de ghosting, es decir, desaparecer sin ni avisar o dejar de responder mensajes sin motivo. "Cuándo has tenido varias y te han dejado de según qué manera... tienes reservas". En este sentido, reitera que "el amor romántico está arrasado".
¿Las relaciones son más lentas?
Quizás se podría pensar que la pandemia del coronavirus ha hecho que cambiaran los tempos y supiéramos mejor qué queremos y qué no. Núñez Mosteo no cree, sin embargo, que los confinamientos o bien las restricciones hayan hecho que las relaciones hayan reducido su velocidad. "Somos humanos, nos dejamos llevar por la satisfacción inmediata", concluye.