Testimonio aterrador el de Ángel, una víctima de las terapias contra la homosexualidad que el exobispo de Solsona, Xavier Novell avalaba y participaba: "Me querían reconducir porque me trataban de anormal", asegura este hombre al programa Aquí Cuní de Ser Catalunya. Las conocidas como "terapias de reconversión" daban al hombre que accedía, un primer diagnóstico. En su caso, y el de la mayoría, la conclusión era que sufrían una "anormalidad sexual y familiar". A partir de aquí, venía lo que ellos entendían como una cura.
Ingesta de pastillas sin control
En el detalle de los métodos está donde aumenta el escándalo de estas prácticas que Novell aplaudía. Ángel estuvo diez años intentando dejar de ser homosexual. Primero, lo invitaron a dejar la mente en blanco y "sacarse la idea" de que era homosexual para cambiar a "la heterosexualidad que fuera conforme a los cánones de la sociedad".
Posteriormente, llegaron las terapias farmacológicas. La ingesta de pastillas sin control lo llevaron a "la castración química con consecuencias irreparables". A día de hoy, este testimonio asegura que sus relaciones sexuales "ya no son llenas ni satisfactorias al 100%" y ha desarrollado una depresión mayor y crónica. También sufre fibromialgia y tiene un "estrés continuado" cuándo piensa.
Terapia con castigo físico
La ingesta de estos fármacos estaban orientados a perder la líbido, "aseguraban que con ella no tendrías tanta dependencia sexual". Los que lo conducían pretendían que dejara de pensar en el sexo y no se enamorara, pero Ángel afirma que no le funcionó.
Todo al contrario: se convirtió en una persona muy cerrada y "sin ganas de interaccionar" con ningún hombre o mujer. Posteriormente, también llegaron los castigos físicos. Sin detallar si él también los sufrió, sí da ejemplos de algunas prácticas: "Desde la goma elástica en la muñeca que estiras y sueltas, flagelaciones, ingresar en una clínica de reconversión o marcharse al extranjero para aplicarte electrochoques".
Carta a Novell
Toda esta presión lo llevó a intentar quitarse la vida a los 23 años: "Quería suicidarme pero afortunadamente no tuve esta suerte". También cuando tenía 17, antes de la terapia, lo había intentado. Ángel es cristiano y cuando vio que su entorno eclesiástico lo excluía decidió empezar a desvincularse de todo.
Precisamente, por todo lo que había sufrido, pidió al entonces obispo de Solsona que dejara de fomentar y participar de estas terapias pero no recibió respuesta: "Fui presidente de una asociación cristiana de gais en Catalunya. Emitimos un escrito al obispo pidiendo que se retractara de sus palabras porque lo que hacía, provocaba inducción a la violencia y el suicidio de muchas personas que se sentían inseguras". Ángel recuerda que "se enfadó mucho" con el silencio de Novell.
Este testimonio recuerda que el Evangelio especifica que "Dios ama a todo el mundo" y ahora ha encontrado su lugar en una iglesia protestante: "Podemos ser pastores, nos podemos casar, todo está normalizado, puedo decir quién soy y vivo mi fe como quiero". A pesar de toda la mochila que lleva a su espalda, Ángel concluye que, ahora, es feliz.