El Consorcio Sanitario de Terrassa ha puesto en marcha una terapia pionera con perros para mejorar el bienestar de las personas mayores con deterioro avanzado y de niños con trastornos del espectro autista. La iniciativa, presentada este miércoles pero en aplicación desde septiembre, trabaja los vínculos entre los abuelos y los pequeños a través de actividades con los animales. Así se quiere mejorar la comunicación y la conducta de dos colectivos muy sensibles en las relaciones interpersonales. Los terapeutas aseguran que han constatado cambios cognitivos, físicos y emocionales entre los asistentes. En los tres meses de funcionamiento de la terapia, los terapeutas de Llar Residencial han constatado mejoras comunicativas en los abuelos. En el caso de los niños, los educadores han detectado un progreso en la atención y la expresividad. La iniciativa se ha puesto en marcha en el Hogar Residencial Sant Llàtzer con alumnado de la escuela Bisbat d'Ègara y la colaboración de la Fundación Manuel Lao.

Durante la pandemia los vínculos y las relaciones sociales se vieron afectados, especialmente dentro del entorno residencial, con procesos de desafección y desmotivación de los usuarios. En este tiempo de aislamiento y de falta de relaciones con el exterior, lo que más echaron de menos fueron los encuentros con los/las jóvenes y los niños. Por este motivo, Llar Residencial Sant Llàtzer quiso volver a favorecer espacios de intercambio generacional donde se sientan mutuamente valorados y queridos. Realizar tareas conjuntas, significativas y gratificantes contribuye a iniciar y reforzar nuevos lazos entre las personas, vinculándolas entre ellas y comprometiéndolas con las actividades, focalizando así, su motivación y atención a objetivos concretos.

Muestra de la terapia con perros / Foto: CST

La terapia asistida con perros permite generar estos vínculos entre residentes, niños y animales. Esta relación ayuda a desarrollar y mejorar habilidades motrices, cognitivas, sensoriales, comunicativas y emocionales. La terapia asistida con animales se ha convertido en los últimos años en una referencia en los tratamientos no farmacológicos en personas con deterioro cognitivo o en demencias como el Alzhéimer; así como con niños con TEA, Asperger o trastornos de la comunicación social. Y en este proyecto la presencia del perro incrementa y enriquece el valor terapéutico de la actividad, con el objetivo de fomentar la relación entre los niños y las personas mayores, una acción terapéutica, además de lúdica, que mejora la interacción con el entorno.

Desde el Hogar Residencial Sant Llàtzer apuntan que el proyecto se empezó a gestar hace seis años con el fin de implantar nuevas terapias sin intervención farmacológica. La iniciativa quedó parada por el estallido de la covid, un periodo que, precisamente, evidenció la importancia que tenían las relaciones sociales para las personas mayores. En este sentido, cuando los impulsores reanudaron la propuesta, decidieron incluir a los niños con TEA, Asperger o trastornos de la comunicación social porque "tienen un perfil similar a los abuelos en aspectos como la comunicación o los trastornos de conducta", apunta a la educadora Mercè Ramoneda. La terapeuta Míriam Sánchez resalta que el programa se basa en los vínculos que se establecen con los perros, y no en el animal en sí. "Es un vínculo que no necesariamente tiene que ser emocional, sino que puede surgir de compartir experiencias nuevas y descubrir entornos y personas diferentes", añade.