The Economist concluye que un gobierno español "imaginativo" aprovecharía la oleada de "simpatía pública hacia Catalunya en el resto de España, después de años de alejamiento creciente", para "ofrecer a los catalanes un reconocimiento de su situación única como 'nación cultural' dentro de España, a lo que que hasta ahora el señor Rajoy siempre se ha resistido".
El semanario británico, de tendencia liberal y quizás el más influyente del mundo, publica esta semana (la versión impresa aparece los viernes) una crónica titulada "La tregua postatentado entre España y Catalunya no durará".
La crónica también sugiere a España que "piense mucho" en "qué ofrece a los inmigrantes, especialmente en la medida que crecen las segundas y terceras generaciones". A diferencia de Gran Bretaña o Francia, añade, "España no tiene ministros o dirigentes políticos y casi ningún futbolista de la selección de origen inmigrante". Para que los musulmanes y otros inmigrantes puedan sentirse españoles, "eso tiene que "cambiar".
El semanario reconoce que tanto Rajoy como Puigdemont se han cuidado de no politizar los ataques. Recuerda también que "han aprendido las lecciones de 2004", cuando el gobierno del PP culpó a ETA de los atentados del 11-M, lo que "ayudó a la oposición socialista a ganar las elecciones tres días después".
El pronóstico de la revista es que la tregua acabará tras la manifestación antiterrorista de este sábado. ¿El motivo? La discusión sobre el bloqueo que los servicios y fuerzas de seguridad catalanas sufren por parte de sus homológos españoles a la hora de compartir información de inteligencia en los foros oficiales europeos.
Sobre si los ataques cambiarán la opinión pública a favor de la independencia, dice que "en respuesta a los que ven el referéndum como una distracción, [los partidarios de la independencia] afirmarán que Cataluña estaría más segura sola".