A punto de cumplir 113 años de su hundimiento en medio del océano Atlántico, el 14 de abril de 1912, el Titanic aún esconde sorpresas. Si bien lo que queda del buque se encuentra a unos 3.800 metros de profundidad, un reciente escaneo en 3D presentado por National Geographic ha revelado nuevos detalles sobre las últimas horas del Titanic. La réplica digital exacta ha proporcionado una mirilla a la sala de calderas, que presentan una forma cóncava, lo que confirma lo que ya se conocía por el relato oral de testigos que sobrevivieron: trabajaron hasta el final para que funcionaran y hubiera energía con la que mantener encendidas las luces del navío y que los pasajeros pudieran ver para ponerse a salvo en los botes. Una válvula abierta en la popa del barco hundido también lo corrobora: los trabajadores estuvieron echando carbón a las calderas hasta que la sala quedó anegada.

A su vez, el escaneo 3D también da nuevas pistas sobre el choque con el iceberg que hundió el Titanic, el incidente que costó la vida a unas 1.500 personas que se ahogaron o murieron de hipotermia. En concreto, a través de una simulación digital hecha por ordenador se sugiere que las perforaciones en el casco del barco que provocaron el hundimiento tenían tan solo el tamaño de hojas de papel DIN A4 (unos 21 x 29,7 centímetros como referencia). También se ha constatado que algunos ojos de buey pudieron romperse por el impacto con el iceberg, lo que también correspondería con el relato de algunos testimonios que afirmaron que entró hielo en sus camarotes.

"El Titanic es el último testigo del desastre y todavía tiene historias que contar", ha explicado uno de los autores de las nuevas pesquisas, Parks Stephenson, en declaraciones a la BBC, la cadena pública británica que ha avanzado las imágenes del escaneo 3D. El investigador también señala que las tareas que él y el equipo han llevado a cabo son como las de un detective en una escena del crimen: observar las pruebas, cada detalle, contrastarlo con los relatos de los supervivientes y lo que se sabía hasta ahora y así dirimir qué sucedió aquella noche de hace más de cien años. La investigación la ha liderado el profesor Jeom-Kee Paik del University College de Londres.

700.000 fotografías con robots submarinos

El escaneo se ha realizado con robots submarinos, que han tomado más de 700.000 fotografías desde todos los ángulos posibles para captar cada detalle y que así se pudiera reconstruir la copia digital en 3D de los restos del barco. Así, la copia muestra detalles como que la proa del Titanic aún aguanta en pie sobre el fondo marino, mientras que la popa es una maraña de metal roto, tras haberse chocado con el fondo y haberse partido el barco en dos. La simulación, apoyada en algoritmos, muestra que el barco se dio un golpe superficial con el iceberg, provocando pequeñas perforaciones a lo largo del casco, del tamaño de una hoja de papel.