En un momento en que la aviación no pasa por su mejor momento, nos adentramos y subimos hasta arriba de todo de la torre de control del aeropuerto Josep Tarradellas Barcelona - El Prat. Allí nos espera Mercedes Varona, controladora aérea del Centro de Control de Tráfico Aéreo ENAIRE Barcelona —principal proveedor y gestor de navegación aérea en Espanya—, que trabaja ahí desde 1998.
Varona ha ocupado el cargo de supervisora a lo largo de más de 15 años y, desde principios del 2021, es la responsable del Departamento de Instrucciones del Centro de Control. El suyo, es un trabajo que exige responsabilidad y mucha presión. En sus manos, tiene el control de todos los desplazamientos de los aparatos que aterrizan y despegan desde el aeropuerto del Prat. Unos desplazamientos que tienen que garantizar con total seguridad y coordinación con el fin de no provocar retrasos, enredos o incluso —en el peor de los casos—, accidentes.
"Desde siempre me ha apasionado viajar y todo lo que tiene que ver con la aviación", explica Varona, quien confiesa que la pasión por el trabajo le vino por una amiga controladora que la llevó de visita a un centro de control. "Recuerdo que ella me explicaba su experiencia y eso me causó interés de decidirme a presentarme en las pruebas".
Sin embargo, distinguimos conceptos, porque Varona explica que existen dos tipologías diferentes de controladores aéreos: los de torre y los de radar. "Los controladores de torre se ocupan de manejar los aviones en torno al aeropuerto, mueven los aparatos por la plataforma y las calles de rodaje llevándolos a la pista y dan las autorizaciones para despegar y aterrizar". Estos, explica la controladora, se encuentran en la torre de control y tienen los aviones a la vista en todo momento, un hecho del todo necesario para poder dar todas estas indicaciones.
En los dos casos, seguimos la regla de prioridades S-O-R: seguridad, orden y rapidez
Pero Varona es actualmente controladora radar. ¿Qué significa eso? "Controlo los aviones en pantalla radar para que estén siempre vigilados y en condiciones de seguridad". Eso hace que su centro no se encuentre situado en la torre de control, sino que se encuentren en otro edificio independiente, ya que no es necesario el contacto directo y visual de los aparatos.
La organización del tráfico aéreo
El aeropuerto de Barcelona tiene más de 200 controladores y controladoras aéreos: en la torre de control trabajan entre 65 y 70 y en el centro de control —lugar donde se encuentra Verona— son unos 150. Dos centros que trabajan de forma independiente.
El aeropuerto de Barcelona tiene más de 200 controladores y controladoras aéreos que velan por la seguridad de los miles de usuarios que se desplazan a diario
En el centro de control trabajan en turnos de M (mañana), T (tarde) o N (noche) para cubrir el radar las 24 horas del día. "En radar siempre trabajamos con pareja: uno es el controlador ejecutivo —el que habla con los pilotos de los aviones— y el otro el controlador planificador —el que se dedica a hacer las coordinaciones y a solucionar posibles conflictos—". ¿Una cuestión de seguridad? "Sí, igual que los pilotos que trabajan en pareja". Una forma de trabajar en equipo que también, explica Varona, se lleva a cabo en las torres de control, "aunque en alguna sólo trabaja una persona por posición".
Varona detalla cómo trabajan sus compañeros desde la torre de control. "Las herramientas básicas de un controlador de aeródromo son su visión directa del exterior y de todo el entorno del aeropuerto, la radio para comunicarse con los pilotos y las 'fichas de progresión de vuelo', que recogen toda la información necesaria sobre un vuelo: el origen, el destino, la ruta, el tipo de aeronave, la velocidad y la altitud". En la misma torre, expone Varona, también se encuentran "aparatos como el radar en superficie, el sistema SACTA para tratamiento de planes de vuelo, AMAN para establecer la secuencia de llegadas y DATALINK, para transmitir autorizaciones a los aviones sin necesidad de la voz.
Una jornada laboral con Varona
La controladora aérea explica que lo primero que hacen cuando entran a trabajar es un brífing electrónico para conocer las novedades operativas del turno anterior. "A continuación, miro en qué sector del espacio aéreo estoy asignada o si tengo función de instructora con algún controlador en formación", un trabajo que también desarrolla la controladora.
Una vez asignada a su puesto de trabajo, tienen que hacer el relieve del tráfico con el controlador que deja el turno. "Eso nos permite conocer la situación del sector donde estoy asignada, los tráficos en frecuencia y cualquier otro tipo de información relevante".
Una parte importante de la jornada laboral de Varona la dedica a la formación de los nuevos controladores y controladoras aéreas, provenientes de la escuela de control, donde están entre 12 y 15 meses. "Al llegar al primer destino, tienen que complementar una formación de unidad específica en el lugar donde trabajarán". Si están destinados a torre, la formación dura unos 3 meses; en cambio, si son destinados al centro de control, la formación es de 6 meses.
"Somos 35 técnicos instructores —entre ruta y aproximación— que damos la formación a los nuevos controladores (que rondan en torno a unos 25 - 30 actualmente) y a los controladores que ya trabajan en el centro de control", que también reciben una formación continua.
El momento más duro
Preguntando a Varona por el momento más complicado que recuerda trabajando en su posición, la controladora dice que suelen ocurrir los días donde la situación meteorológica no les acompaña.
"Los días de tormenta, cuando los aviones se desvían de su ruta y vuelan por donde pueden", esta es una situación que tanto en la posición de supervisora como en la de controladora, asegura, "aumenta la presión". Unos momentos de presión y tensión donde "se tiene que actuar con calma y tranquilidad" con el fin de actuar con la máxima seguridad, orden y eficacia.
El control del tráfico aéreo, ¿un trabajo de hombres?
Hablamos de la paridad de género en la profesión y analizamos el número de hombres y de mujeres que se dedican a controlar el tráfico aéreo. "Actualmente somos entre el 30 - 35% de mujeres", afirma Varona, que explica que al empezar como controladora hace 20 años, "éramos en torno a un 45% de mujeres", una cifra más próxima a la paridad.
Y, ¿a qué es debido esta disminución de mujeres en la profesión? "Por varios motivos, desde mi punto de vista, tiene que ver con la percepción que el trabajo es muy técnico y eso desincentiva a las mujeres, pero se tendría que analizar", puntualiza. Hace poco, ENAIRE ha lanzado la campaña ENAIRE Enfemenino, para conocer y dar visibilidad al talento femenino de la organización.
Como ha afectado la pandemia del coronavirus
El coronavirus ha afectado al número de pasajeros que se desplazan de un destino a otro. En el aeropuerto donde nos encontramos, el número de pasajeros en el 2020 ha decaído un 75% respecto del 2019, una cifra alarmante que equivale a 39.949.196 pasajeros de diferencia.
"ENAIRE sigue ofreciendo servicio de control en todas sus dependencias ajustando la plantilla según las previsiones de tráfico", apunta la controladora. De momento, Varona explica que están haciendo un gran esfuerzo por aprovechar el tiempo "para avanzar en proyectos, formar a los nuevos controladores, mantener a los actuales e implementar mejoras tecnológicas para estar preparados cuando se recupere el tráfico habitual".
La controladora aérea concluye que con el trabajo que realizan se sienten plenamente orgullosos de poder contribuir a ofrecer un servicio público a fin de que "los ciudadanos ejerzan su derecho a viajar y de movilidad de forma segura".