La Mandada Cántabra es un refugio para animales vinculados a la industria ganadera situado en Oruña de Piélagos, en Cantabria, que se dedica a rescatar animales que malviven en condiciones pésimas o que sufren maltrato. Ahora, desde el refugio, piden ayuda por un caso de maltrato animal severo que, desgraciadamente, ha culminado en una resolución judicial fatídica para los animales afectados. Los hechos se remontan al año 2022 en Cantabria, cuando cinco vacas (de las cuales tres estaban embarazadas) fueron decomisadas por el SEPRONA (el Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil) después de comprobarse que eran brutalmente maltratadas por el propietario.

 

Una sentencia judicial fatídica

Los animales, que fueron encontrados en condiciones kafkianas y deplorables (desnutridas, encadenadas, completamente a oscuras y con evidentes signos de violencia) han estado bajo el cuidado y protección del santuario La Manada Cántabra desde su rescate por parte de la Guardia Civil. El equipo del santuario ha cuidado las vacas durante este tiempo y les han proporcionado el espacio, el apoyo y la atención veterinaria pertinente hasta conseguir la recuperación completa, ascendiendo el desembolso económico a más de 30.000 €.

El mal estado en que se encontraron las vacas

El seguimiento de este caso no solo ha mantenido en suspense a los amantes y defensores de los derechos de los animales, sino también a un amplio sector de la ganadería cántabra que han puesto el grito en el cielo al conocer las malas noticias que han llegado. Después de un largo proceso judicial se ha dictado una sentencia que ordena la inminente devolución de las vacas a su maltratador sin ninguna posibilidad de oposición.

Así están las vacas actualmente, ya recuperadas

Después de estos dos años en que desde el refugio se ha dado apoyo moral y económico a estas vacas, después de ver cómo se han recuperado y como han nacido sus crías, están ahora muy preocupados por esta sentencia que las obliga a volver a casa de su maltratador. Desde la Mandada Cántabra, recuerdan las leyes 22/2003 sobre protección de los animales y 6/2018 sobre protección animal en Cantabria, las cuales establecen claramente que "los animales son seres dotados de sensibilidad y tienen derecho a ser protegidos contra el sufrimiento". "La devolución de estas vacas al maltratador no solo viola estos principios, sino que también envía un mensaje devastador sobre la impunidad del maltrato animal", sentencian en un comunicado.