La estatua de la emperatriz rusa Catalina II, en la que también está el catalán Josep de Ribas fue, finalmente, retirada de la ciudad ucraniana de Odesa este jueves como parte de la "desrusificación" del espacio público en Ucrania. El jefe de la administración militar regional local, Maksim Marchenko, calificó la retirada de la estatua de histórica y afirmó que "agradezco a los residentes de Odesa, a los que expresaron su posición que la herencia imperial rusa no tiene lugar en la Ucrania moderna, legal y democrática". Según los fotógrafos locales Kostiantin y Vlada Liberov, la estatua fue retirada "de forma civilizada" después de un proceso que duró casi todo el día. El jefe de la oficina de Carles Puigdemont, Josep Lluís Alay, se ha hecho eco de esta noticia y ha lamentado que con la demolición del monumento de Catalina II "también tiraron al suelo el monumento del almirante catalán Josep de Ribas (1749-1809), fundador de la ciudad de Odesa". A través de un mensaje en su cuenta de Twitter, Alay ha explicado que el monumento ubicado en una de las plazas principales de Odesa tenía arriba del todo la estatua de Catalina II y a su base los cuatro padres de Odesa, "entre ellos el catalán Josep de Ribas, que también da nombre a una de las calles más céntricas de la ciudad".
Ayer en Odesa con la demolición del monumento de Caterina II también tiraron al suelo el monumento del almirante catalán Josep de Ribas (1749-1809), fundador de la ciudad de Odesa. pic.twitter.com/2puLIO91EN
— Josep Lluís Alay (@josepalay) December 30, 2022
Josep de Ribas y la modernidad de Odesa
El año 1794, Josep de Ribas, era un oficial de alto rango de la marina de Catalina la grande, y fue uno de los encargados de idear el primer plano de la ciudad, que poco después, se acabó convirtiendo en el primer puerto del mar Negro y en la puerta de entrada de la modernidad en Ucrania. Josep de Ribas imaginó una ciudad europea (inspirada en París, Londres, Viena o Lisboa); y cosmopolita que durante décadas tuvieron un peso y un protagonismo muy equilibrado. Durante la segunda mitad del siglo XVIII, la Europa oriental asistió a la eclosión de dos grandes potencias, el Imperio austro-húngaro y el Imperio ruso. Precisamente, en aquel contexto, la marina rusa se proveía de oficiales mercenarios de todos los países de Europa, y Josep de Ribas no sería el único catalán.
Ribas fue a parar a Rusia porque el país alcanzaba una segunda salida al mar, y Ribas imaginó una réplica meridional de San Petersburgo. Por este motivo, planificó una ciudad que era mucho más que un puerto militar. Ribas, en su diseño, dibujó una ciudad que se tenía que convertir en la gran capital económica y cultural de Ucrania, es decir, del sur del Imperio ruso y del mar Negro. Los diseños de principios del siglo XIX, revelan una Odesa moderna y elegante, opuesta a las abandonadas ciudades de la época de dominación turca, e incluso, Kíiv o Moscú. Josep de Ribas quería crear, y creó, una nueva capital, un segundo San Petersburgo, en el extremo opuesto del Imperio ruso.
Estatua de Catalina II
La estatua de la emperatriz rusa se erigió por primera vez el año 1900, posteriormente fue retirada en 1920 bajo el dominio soviético, y finalmente, restaurada en 2007 por un empresario de la zona y recolocada por las autoridades ucranianas en una de las plazas principales del Odesa, en una decisión que en su momento recibió críticas de una parte de la sociedad y del entonces presidente Viktor Yushenko. Desde el inicio de la guerra en Ucrania, el monumento ha sufrido varios ataques, y es por esta razón que los llamamientos para retirarla han ido aumentando desde el mes de febrero. La estatua fue manchada dos veces con pintura roja en septiembre y también se le colocó un cartel en el cual se equiparaba a Catalina "la grande" con el presidente ruso, Vladímir Putin. La historiografía rusa atribuye a Catalina II la fundación de Odesa, que se convertiría en un importante puerto del Mar Negro. Los ucranianos señalan que atribuirle este papel es exagerado, ya que durante siglos existieron varios asentamientos en el mismo lugar.
Hace un mes, el Ayuntamiento de Odesa votó a través de una encuesta telemática a favor de retirar la estatua, que había sido cubierta durante las últimas semanas con grandes placas de madera de siete metros de altura, en las cuales alguien había escrito con espray "en venta". Ahora será entregada en un museo local para su conservación o quizás en una plaza en las afueras de la ciudad, al lado de otros monumentos relacionados con el imperialismo ruso, según ha indicado una portavoz de la Administración local.