Este lunes 19 de septiembre se cumple un año de la erupción del volcán de La Palma, conocido como "volcán de Tajogaite". Una erupción volcánica que cambió la vida de muchas personas. Una de estas personas es el rector de la localidad de Los Llanos de Aridane, Alberto Hernández, que perdió la iglesia del barrio de Todoque. Hernández, en declaraciones en la agencia Efe, explica que en el momento de la erupción se encontraba en un aniversario familiar en el municipio de Puerto Naos. De sopetón, empezaron a sonar los móviles y la gente abandanó la playa.
Para el rector, la erupción del volcán fue un episodio catastrófico, ya que en solo una semana de erupción, los ríos de lava se zamparon el barrio de Todoque, iglesia y campanario incluidos. Y el 12 de octubre, a causa de la amenaza de los flujos de lava, tuvo que ser desalojado de su vivienda parroquial en La Laguna (Los Llanos de Aridane). Contra todo pronóstico, después de realizar los trabajos de acondicionamiento y limpieza, Hernández pudo reabrir la iglesia de La Laguna el 15 de mayo pasado.
Ahora, la iglesia de La Laguna, llena de símbolos e imágenes que representan la comunidad de Todoque, pretende ser un lugar de unión en el barrio. "Todoque está aquí", afirma, refiriéndose a la parroquia de San Isidro Labrador de La Laguna. "Aquí hay sus imágenes, sus elementos y sus vecinos, y eso ayuda a mantener la identidad propia de barrios que, aunque ya no existen geográficamente, pueden encontrar el pequeño reducto con la imagen de su patrón", declara.
Otro caso que merece mención es el del cura del municipio de El Paso, Domingo Guerra, que se ocupaba de la iglesia de Tajuya y la convirtió en un refugio. El día de la erupción, el 19 de septiembre del 2021, Domingo Guerra se disponía a oficiar un funeral previsto para las 15:20 cuando empezó a resquebrajarse la tierra y brotar lava por la fisura originada. "Me quedé en 'en el nombre del padre', no pude acabar la frase", recuerda Guerra a Efe. "Salí fuera de la funeraria y desde El Paso saqué mi primera foto al volcán", apunta.
Durante los 85 días que duró la erupción del volcán, Guerra mantuvo su iglesia abierta durante 107 días continuados, día y noche. La iglesia se convirtió en un lugar de descanso y refugio de las lluvias de ceniza que caían. Un espacio que también se convirtió en un plató de televisión con el volcán de fondo. Y, gracias a los donativos a la iglesia, se han podido rehabilitar dependencias parroquiales en las cuales hoy se alojan catorce personas afectadas por la erupción del volcán.
El quesero que resistió a la lava
Julio César Leal es propietario de quesos Tajogaite y el pasado 19 de septiembre una erupción volcánica a 600 metros de su granja y quesería le cambió la vida. Tuvo que abandonar sus más de 100.000 metros cuadrados de terrenos de pasto y su maquinaria de producción para empezar de nuevo en la central quesera insular, cedida por el Cabildo de La Palma. "Todavía estoy pagando el préstamo de este terreno", explica Julio César a Efe. "Aunque esté bajo la lava, el banco no perdona nada", lamenta.
A pesar de perder las tierras de pasto y más de 150.000 euros en maquinaria para la elaboración de quesos y yogures, gracias a la colaboración de los ganaderos que le proporcionan la leche, Quesos Tajogaite pudo volver a producir en menos de una semana desde la erupción del volcán.
Actualmente, esta quesería compra la leche a 14 ganaderos, cuatro menos que antes de la erupción. Pero la pérdida de proveedores no ha sido provocada por el volcán, sino por la subida del precio del forraje a raíz de la guerra en Ucrania. "Si antes te costaba un saco de cuatro mil euros, ahora te cuesta once", detalla Julio César. "El queso no lo puedes subir tanto, pero lo que ha subido, lo tengo que reinvertir al comer", señala.
El sector ganadero y la industria quesera de La Palma ha conseguido resistir la erupción de un volcán que arrasar cuatro granjas y forzó la evacuación de más de 1.500 cabezas de ganado. Pero la subida del precio de los cereales, a causa de la guerra en Ucrania, amenaza el futuro de las explotaciones.
Perruqueria Caroli 2.0
Hace un año, Caroli todavía regentaba la peluquería del barrio de Todoque, situada en la parte baja de la casa de su madre Rosa. Pero la lava del volcán destruyó el local y también su vivienda. Afortunadamente, en menos de tres meses, se pudo reubicar en otro lugar.
Perruqueria Caroli llevaba 34 años en Todoque. Hasta el barrio, se desplazaban habitantes de otras poblaciones para ir a la peluquería. El local era "pequeño y familiar" y, además de salón de belleza, también era utilizado por sus clientes casi como un "centro de psicología" donde compartir entre vecinos.
Sorprendentemente, ya el pasado 8 de noviembre Caroli pudo abrir Perruqueria Caroli 2.0, en un local alquilado en Los Cancajos, un núcleo turístico en la cara opuesta de la isla. En la nueva peluquería, explica Caroli, además de la nueva clientela, todavía se acercan algunos de sus antiguos vecinos del barrio. Aunque, en declaraciones a Efe, admite que cada vez menos porque "unos están derramados por La Palma y otros, fuera."
La madre de Caroli, Rosa Gómez, también trabaja en esta nueva versión de la peluquería. Recuerda cómo era su barrio, donde vivió toda la vida, pero que ahora se encuentra sepultado bajo casi 20 metros de lava. "Me acuerdo del barrio como si lo tuviera delante", relata. "Teníamos de todo, farmacia, bares, iglesia, escuela, una asociación de vecinos espectacular... de todo, menos bancos, porque dinero no había", bromea.
Ahora, Rosa tiene "un terrenito apalabrado", pero falta resolver algunas trabas burocráticas. En este sentido, se queja de la gestión de las zonas de suelo edificable para afectados. Y es que los afectados todavía no saben cuándo podrán construir, hecho que provoca que la incertidumbre a la hora de empezar un nuevo proyecto de vida sea muy grande. ¿"Cuándo podremos construir?", se pregunta Rosa. "A mí, dentro de diez años, no me sirve, ya hace un año que estoy en mi autocaravana y creo que ya está bien para empezar a elevarse".