Primeras dudas resueltas. Este martes, el Gobierno de la Generalitat de Catalunya, encabezado por el presidente Salvador Illa, nombrará a Josep Lluís Trapero como director general de la Policía, quien deberá colgar el uniforme. La consejera de Interior y Seguridad Pública, Núria Parlon, lo ha anunciado este lunes en una rueda de prensa desde la sede del departamento de Interior, en el paseo de Sant Joan, al mismo tiempo que ha anunciado que quien fue jefe del cuerpo, incluso antes de ser nombrado, ha fulminado a Eduard Sallent y Rosa Bosch, los comisarios que estaban al frente del cuerpo, para nombrar a Miquel Esquius y Alícia Moriana como los nuevos números 1 y 2 de la policía catalana, para sorpresa y de manera rápida y exprés. 

Trapero vuelve como director y cuelga el uniforme

El nombramiento de Josep Lluís Trapero, agente del cuerpo con rango de major y que fue jefe del cuerpo en dos ocasiones, no es un nombramiento cualquiera. Así se entiende la convocatoria de prensa hecha por la consejera, un hecho que no se ha dado en otros departamentos, donde también se están nombrando, como es habitual, a los nuevos secretarios generales y directores generales tras un cambio de Govern.

La exalcaldesa de Santa Coloma de Gramenet ha tenido que cumplir con la promesa que hizo durante la campaña electoral el candidato socialista, el ahora president. Illa, en un debate en TV3, lanzó la bomba: Parlon sería consellera y Trapero —hasta ahora jefe de la Comisaría General de Evaluación de Servicios— sería director general de la Policía. Hoy se ha hecho oficial. El camino no ha sido fácil y no todo el mundo las tiene todas, pero el presidente ha hecho cumplir su palabra. Las presiones —desde el mismo PSC y externas, desde Esquerra y también desde Madrid—, aunque han ocupado a la consellera y al propio president, hasta hoy mismo, al final no han cuajado e Illa y Parlon se han conjurado para sacar adelante el nombramiento de Trapero como jefe político de los Mossos d'Esquadra, un hecho hasta ahora inédito en Catalunya. Ningún agente de la policía catalana había dado el paso de dejar el uniforme, fichar directamente por el Govern y asumir una cartera que no es fácil ni agradecida, dirigir los mandos de la policía a las órdenes de un conseller—ahora, consellera.

Núria Parlon se ha reunido esta mañana con Pere Ferrer, el director general que será destituido mañana cuando sea nombrado Josep Lluís Trapero. Ferrer entró en el departamento como asesor del consejero Joaquim Forn —encarcelado por el 1 de octubre—, fue su jefe de gabinete y acabó siendo el director general de la Policía hasta ahora, con varios consejeros, de Junts y Joan Ignasi Elena, de Esquerra. Ferrer, discreto, ha facilitado a Parlon toda la información relevante sobre la dirección general que ahora asumirá Trapero. Le ha dicho que hiciera las maletas. Poco tiempo después ha reunido a toda la cúpula de mandos, y como ha adelantado ElNacional.cat antes de las cinco de la tarde, ha comunicado no solo la elección de Trapero, también la destitución de Sallent y Bosch.

Los retos de Trapero

Una vez haya guardado en un cajón el uniforme de policía y el TIP, el 1899, Trapero tendrá que ponerse la insignia de la Generalitat de Catalunya y la corbata. El trabajo que ha realizado siempre el ahora major, incluso cuando fue, en dos ocasiones —el año 2013 como comisario jefe y el año 2020, después de ser absuelto por la Audiencia Nacional— es completamente diferente de las que ahora deberá desarrollar desde el triple despacho que tiene el director. En la conselleria, en la comisaría de les Corts y también en la sede central de los Mossos, en el Complex d'Egara, en Sabadell.

El director general de la Policía es el encargado de liderar la estrategia política del cuerpo, sin entrar en detalles operativos. Es el responsable de hacer funcionar el engranaje y de hacer realidad los proyectos y deseos de la consellera y del president en materia de seguridad. Marcar las prioridades y, sobre todo, hacer un presupuesto —deberá ser ya para 2025, Illa ha renunciado a luchar por uno para este año—, de acuerdo con las líneas maestras del Govern. Pero, en cambio, no se espera del director general que intervenga en las decisiones operativas y menos en las decisiones de investigación, ya que como cargo político, podría entrar en contradicción con la condición de policía judicial que también tiene la policía de la Generalitat.

Miquel Esquius, a la izquierda, comisario jefe de los Mossos d'Esquadra / Guillem RS

Sí que es competencia del director, bajo las órdenes de la consellera, organizar la cúpula policial de los Mossos d'Esquadra. Y antes incluso de asumir el cargo, aún como policía -en la reunión con los mandos lo ha hecho aún con uniforme operativo- ya ha escogido quién liderará esta "nueva etapa" de los Mossos, tal y como la ha bautizado la consellera Parlon en su rueda de prensa. Trapero ha escogido a dos comisarios que tienen buena sintonía con él y, que, al mismo tiempo, tenían cuentas pendientes con Eduard Sallent, el jefe saliente. Esquius fue jefe del cuerpo y fue destituido cuando Eduard Sallent fue nombrado comisario, quien asumió la máxima dirección del cuerpo. Ahora el comisario Esquius era el jefe de la región metropolitana sur, con sede en Sant Feliu de Llobregat. Alícia Moriana, en cambio, fue la única comisaria que plantó cara a Sallent en la oposición a la plaza de major. Moriana se presentó, y aunque no fue elegida por Interior, sí presentó un contencioso y un tribunal paralizó, de manera cautelar, el procedimiento. La consellera Parlon ha aceptado hoy en rueda de prensa que Trapero y ella ya habían hablado hace días de este cambio por la necesidad de "nuevos liderazgos" en el cuerpo. Sallent y Bosch han recibido la noticia hoy mismo, ante los demás mandos, con un acto que muchos de los máximos jefes del cuerpo han visto como un acto de humillación hacia ellos dos. En público, Parlon ha reconocido el trabajo de Sallent y Bosch al frente de la policía de Catalunya y ha desvinculado la destitución de la operación Puigdemont del pasado 8 de agosto.

También se esperan cambios en la dirección de comunicación del cuerpo, ahora en horas bajas. Desde el departamento de Interior también recuerdan que Trapero, ahora con corbata de político, no tendrá las manos libres como cuando era jefe del cuerpo. Los equilibrios que tendrá que hacer en el Parlament el partido que lo nombrará director, el PSC, también pueden repercutir en las decisiones que pueda tomar el propio Trapero político.

El modelo Trapero

Sea como sea, Josep Lluís Trapero tiene en sus manos, ahora, la posibilidad de reformular el cuerpo de los Mossos d'Esquadra a su manera, con los nombramientos que considere más adecuados en la parte alta de la cúpula policial y diseñar —o enmendar— la estrategia para modernizar el cuerpo ante los retos de seguridad que debe afrontar la policía catalana y, en definitiva, el resto del país. Por ahora, es una incógnita cuál es el proyecto que tiene Trapero pensado para los Mossos, más allá de cambiar a las personas que lo han liderado hasta ahora. Nadie oculta su predilección por la rama de investigación, una especialidad que el comisario Sallent ya había anunciado que debía repensarse, actualizarse y modernizarse para los retos futuros, con la irrupción total de las nuevas tecnologías, el cibercrimen y un crimen organizado a escala internacional cada vez más peligroso.

Salvador Illa, con Josep Lluís Trapero y Eduard Sallent, en la sede de los Mossos / EFE

Salvador Illa, en el primer acto público que hizo después de ser president, visitó Egara y mostró el compromiso del Govern con la policía y pidió el compromiso de la policía con el Govern. La visita llegaba pocos días después de la no detención de Carles Puigdemont, que puso en entredicho el dispositivo que hicieron los Mossos para detener al expresident, que tiene una orden de detención pendiente del Tribunal Supremo y de Pablo Llarena, un juez en rebeldía que se niega a aplicar la ley de amnistía que permitiría a Carles Puigdemont ser libre también dentro de las fronteras del Estado español.

El mes de octubre, si no antes, Trapero puede tener el primer problema. Desde Junts, el partido de Puigdemont, han anunciado que el president en el exilio podría participar presencialmente en el congreso que se celebrará en Calella. Si antes no se le ha podido aplicar la amnistía, los Mossos tendrán que volver a buscarlo para detenerlo. Esta carpeta, que ha quemado la actual dirección política de los Mossos, recaerá ahora sobre la mesa del director Trapero.

Eduard Sallent y la plaza de major

El entorno de Trapero asegura que el relevo al frente de la Jefatura será tranquilo y que el movimiento de mandos se hará de manera equilibrada durante los próximos meses tras la fulminación de Sallent y Bosch. Además de Sallent, actual número 1, también se ha relevado a la comisaria Rosa Bosch, la número dos del cuerpo, y habrá que ver qué papel jugará Ferran López, número tres de la Jefatura, y con muy poca sintonía actualmente con el major Trapero. Habrá que ver qué protagonismo da el futuro director a sus hombres de confianza, desde Estela, con quien ha tejido una buena relación desde que el de Lleida fue apartado de la dirección operativa del cuerpo, y también de los intendentes Amadeu Domingo y Toni Rodríguez, actual número dos de Esquius y jefe de la comisaría de Rubí, respectivamente. Los mandos de los Mossos esperan cambios y todos los mandos que se han alineado con Sallent pueden ser destinados a lugares de menos responsabilidad, tal y como ha podido saber ElNacional.cat.

Más allá de elegir destino para Sallent, sin embargo, sobre la mesa de la comisaría de les Corts, Trapero encontrará otra carpeta: el nombramiento de Eduard Sallent como major del cuerpo. El procedimiento está en marcha, aunque suspendido de manera cautelar por un juez, a la espera de que se pueda aclarar si se hizo bien. Si todo se hizo como se debía hacer, como defienden los responsables del departamento de Interior salientes, el procedimiento deberá finalizar y Eduard Sallent recibirá el maneguet de major. Igualmente, habrá que ver qué papel asumirá el ahora comisario jefe, la consellera Parlon ha asegurado que se valorará su "expertise y experiencia" pero no ha querido anunciar los destinos. Las relaciones entre los dos mandos, los dos máximos exponentes de dos modelos diferenciados, son frías y distantes, pero ahora el rol que deberán asumir ya no es entre dos policías. Ahora el escenario ha cambiado. Ahora es entre un político —que siempre había defendido un papel diferente— y un policía.

Eduard Sallent, jefe de los Mossos d'Esquadra, en una imagen de archivo / Foto: Pau Venteo

Los otros directores generales de Interior

Aunque con mucho menos peso mediático —Catalunya es de los pocos lugares donde los cambios al frente de la policía generan este revuelo; en el Estado todos los gobiernos cambian a los jefes políticos y operativos de la Policía Nacional y la Guardia Civil sin minutos en los telediarios—, se espera que la consellera Núria Parlon también anuncie hoy los directores generales de Bombers, Agents Rurals, Protecció Civil y de la Administración de la Seguridad, pero no será hasta próximas del Gobierno que se puedan conocer estos nombres. Sí se ha podido saber que Tomàs Carrión, un alto cargo del Ayuntamiento de Santa Coloma de Gramenet, asumirá la secretaría general del departamento, una figura con peso más administrativo y de gestión que no político y que Carles Mestres, también de la cantera de Santa Coloma, asumirá la dirección de comunicación de Interior.