El Vaticano disolverá oficialmente este lunes el Sodalicio de Vida Cristiana (SVC) y del Movimiento de Vida Cristiana, una rama de la Iglesia que consideran que actúa como una "secta abusiva". A las 10:30 horas de este lunes se firmará oficialmente la disolución de la organización fundada por Luis Fernando Figari, uno de los acusados de perpetuar abusos físicos, sexuales y psicológicos sobre sus integrantes. El pesado mes de enero de este año el papa Francisco ya ordenó la disolución de este grupo apostólico de origen peruano después de haber recibido varias denuncias e investigaciones por abusos físicos y espirituales durante los últimos años.
La Santa Sede abrió una investigación contra la organización y el Papa aprobó el pasado 25 de septiembre la expulsión de 10 de sus miembros después de constatar "sádicos" abusos de poder, autoridad y espiritualidad. El obispo de Lima, Carlos Castillo, aseguró que el grupo apostólico "ha destruido emocional y físicamente a muchas personas". Según detalló, el grupo utilizaba prácticas "muy parecidas a las acciones psicosociales que se realizan en unas ciertas dictaduras".
El caso Sodalicio
Sodalicio de Vida Cristiana se fundó en 1971 por el laico Luis Fernando Figari, inspirada en la Falange española para formar "soldados de Dios", que creció gracias al apoyo de Juan Pablo II y se expandió por varios países latinoamericanos. Figari, que ahora tiene 77 años y se proclamaba como hacen de Miguel Primo de Rivera, fue expulsado por el Vaticano en agosto del 2024 después de ser acusado de actuar como gurú carismático y de abusar sus fieles, y desde entonces ha expulsado a otros 15 miembros por abusos sexuales, algunos de ellos contra menores.
Sodalicio de Vida Cristiana ha recibido centenares de denuncias por casos de abusos sexuales, de castigos físicos, de sadismo, de sometimiento y de aislamiento. El Vaticano hace años que investiga el grupo, y en julio del 2023, el papa envió al Perú, como investigadores especiales, al arzobispo de Malta, a Charles Scicluna, y al sacerdote español Jordi Bertomeu, ambos expertos en delitos de abusos.
Ante las denuncias recibidas, el Sodalicio ordenó una investigación interna en la que señalaron que los agresores identificados eran Figari, el ya fallecido Germán Doig, así como Virgili Levaggi y Jeffrey Daniels, que fueron retirados de la organización. Este informe concluyó que al menos 36 personas, 19 de ellas menores, presuntamente, fueron víctimas de abusos sexuales entre 1975 y 2002 por parte de líderes de la organización, aunque la Fiscalía archivó las denuncias por abuso sexual por haber prescrito. También ha reconocido que ha pagado ya 5,3 millones de dólares (equivalente a 5 millones de euros) en indemnizaciones.
Aunque el grupo ha aceptado la decisión del papa Francisco, según apunta El País, todavía no ha firmado la recepción del decreto de disolución emitido por el papa Francisco el pasado 14 enero, y por lo tanto el grupo sigue activo.
Castigos físicos y mentales
El prelado Jordi Bertomeu ha sido quien ha conseguido que, por primera vez, el Vaticano reconozca que un grupo propio actuaba como secta. En concreto, ha conseguido documentar decenas de casos para demostrar que el Sodalicio actúa como secta abusiva. Según señala el informe del Vaticano, los fieles solo pueden comer o hablar cuando lo indican los líderes. Además, están sometidos a un control total de la información, y son los líderes quien indican qué pueden y no pueden leer y ver.
Además, también se han demostrado castigos físicos, que van desde tener que lanzarse al mar desde unas rocas en pleno invierno, dormir en unas escaleras durante semana, tirar la comida al inodoro y después comérselo o beberse un vaso de aceite entero. Las investigaciones habrían probado al menos 300 abusos sexuales, la mayoría a niños menores de edad, todo y que, se consideran que solo es la punta del iceberg.
Bertomeu ha afirmado que "desgraciadamente" la Iglesia católica ha actuado "tarde". En declaraciones en RAC1, ha detallado que el año 2000 un miembro del Sodalicio ya denunció en la televisión peruana que estaba sufriendo estos abusos. "Ha sido un trabajo de años, empezamos a recoger datos en noviembre del 2023", ha relatado. Según ha reflexionado, "algunos interpretan el poder como: 'yo me afirmo por encima de ti', y así empiezan las relaciones tóxicas que se tiene que destapar porque es muy peligrosa".
Patrimonio millonario
La investigación de los periodistas peruanos, Pedro Salinas y Paola Ugaz, han calculado en unos mil millones de dólares la riqueza del Sodalicio. Así pues, aparte de los abusos sexuales y físicos, la institución habría tejido un entramado de empresas pantalla y con sedes en varios paraísos fiscales para blanquear dinero. Según el informe del Vaticano, tiene intereses en el sector inmobiliario, industrial, minero y agropecuario, entre otros, y ha desviado fondos a sociedades en paraísos fiscales en Panamá, Islas Vírgenes y Estados Unidos. Ahora, el caso lo investiga la Fiscalía de Lima por presunto blanqueo de capital y delitos tributarios. La fortuna del Sodalicio se encuentra en Colombia, Ecuador, Costa Rica, Chile, Brasil, Filipinas, Italia y Denver, en Estados Unidos.
Según ha explicado Jordi Bertomeu, Perú "es un país donde el 80% de la economía es sumergida, hay mucha minería ilegal y hay mucho dinero negro". Ha detallado que el cerebro de este blanqueo fue el sacerdote Jaime Baertl y empezó con el gran negocio de los cementerios privados, ya que vieron que si lo pasaban como "iglesia" estaban exentos de pagar impuestos, e incluso, "consiguieron que estos cementerios fueran islas tributarias y empezaron a blanquear dinero de mucha gente bajo la condición de la iglesia". En este sentido, ha apuntado que el dinero se blanqueaba en Panamá o Colorado y "volvían a Perú limpios. Todo eso lo conseguían gracias a la corrupción imperante en el país".
El Sodalicio también tiene vínculos con el gobierno de Donald Trump, gracias a su mano derecha, el vicepresidente, J.D. Vance, así como con asociaciones ultras como la española Hazte Oír.