Desde 1956, el Vaticano era conocedor de los abusos sexuales a menores perpetrados por el sacerdote mexicano y fundador de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel (muerto en 2008), un depredador sexual que tuvo relaciones con mujeres, hijos secretos y que además utilizaba drogas. Hasta el año 2006 no recibió ningún tipo de castigo con la llegada de Benedicto XVI, es decir, el Vaticano encubrió sus delitos durante 50 años, periodo en el cual agredió a decenas de menores y contó con la protección de la curia. Así lo demuestran los documentos del Archivo Secreto del Vaticano que ha publicado este domingo el diario italiano Corriere della Sera. Un documento de 1956 firmado por el número 3 de la Congregación para los Religiosos, Giovanni Battista Scapinelli, señala que Maciel llegó a Roma después de ser suspendido por el Papa "por motivos conocidos por el Santo Padre" y con el objetivo de obligarlo a "cuidarse". En este escrito, apunta que cuando llegue le ordenará "cuidarse y abandonar cualquier contacto con sus alumnos" y añade que si no se presenta en un periodo de 2 días se le exigirá que se someta a una curación o quedará suspendido por "las graves razones expuestas".

Encubrimiento de los delitos

El documento da detalles inéditos de unos hechos que ya se conocían, una primera investigación abierta en 1956 en el Vaticano contra Maciel, tanto por pederastia como por dependencia en las drogas, que quedó en nada en 1959, después de la muerte de Pío XII. Además, corroboró que los altos cargos de la iglesia eran conocedores de los abusos y los ocultaron. El Corriere contrasta los documentos con un libro obra de Alberto Athié, José Barba y Fernando M. González, reveló 211 documentos, filtrados desde el Vaticano, y denunció que ya había denuncias contra Maciel desde 1944, tres años después de la fundación los Legionarios de Cristo. Ya en el año 2019, el cardenal brasileño Joao Braz de Aviz, prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada, admitió a la revista española Vida Consagrada, que desde 1943 el Vaticano tenía pruebas sobre los abusos de Maciel. "Quien lo encubrió era una mafia, no representaba la Iglesia".

La comparación entre la versión retocada y el original sitúa el inicio del encubrimiento de caso, según el medio italiano, porque las anotaciones y los escritos a mano del autor reflejan que el 2 de octubre de 1956, el alto cargo se reunió con Maciel y su protector, el cardenal ultraconservador Giuseppe Pizzardo, y el documento es modificado, se eliminan las informaciones más controvertidas y desaparecen las órdenes iniciales, y solo se quedan las órdenes que indican que se tienen que cuidar. El mismo obispo, en otro documento que el arzobispo, de México, es "hostil" a Maciel porque era contrario a su nombramiento. En otro texto, se acusa a Federico Domínguez, secretario personal del religioso en sus inicios y uno de los primeros a denunciarlo, de ser "el alma negra de la conjura contra Maciel". El Corriere también indica que el número dos de la Secretaría de Estado con Juan XXIII, Angelo Dell'Acqua, lo convenció para no suspender en Maciel, y después otros altos cargos siempre se ocuparon de desactivar cualquier acusación que llegara a Roma. En declaraciones en El País, la oficina internacional de comunicación de la congregación valora las publicaciones: "Hoy sabemos que la información sobre la doble vida de Maciel es cierta. Esta información de la cual se habla es coherente con las razones, ya conocidas, por las cuales la Santa Sede en 1956 apartó a Marcial Maciel del gobierno de la Congregación y realizó dos investigaciones en la misma (dos visitas apostólicas). Es información que ya fue publicada en internet en 2012, por fuentes no oficiales. En la Legión de Cristo no cesemos en nuestro deseo de conocer cualquier revelación sobre nuestro pasado que nos permita conocer y poder vivir en la verdad sobre nuestra historia, y agradezcamos a la Santa Sede la apertura en 2020 de estos archivos y la posibilidad de acceso a ellos".

Después de comprobar todos los documentos, señala tres motivos por los cuales se encubrió durante más de 5 décadas a este sacerdote. En primer lugar, que Maciel era un gran reclutador de vocaciones y sacerdotes en un momento de crisis de vocaciones en México. Dos, que el líder de los Legionarios atribuía las acusaciones a conspiraciones de comunistas. Y tres, que Maciel se convirtió en una máquina de recaudar dinero con el cual, además de abrir seminarios y centros, compraba voluntades en el Vaticano.