Sorpresa en la Iglesia católica. Históricamente, los estados vaticanos han movido grandes fortunas, un hecho que podría haber llegado a su fin. El Gran Jubileo, que se tiene que celebrar en 2025 en Roma y conmemora 1.700 años del 'Concilio de Nicea', está llevando al Vaticano a las puertas de la bancarrota. Según apunta elDiario.es, la situación es tan crítica que el papa Francisco ha escrito a la Curia y al colegio cardenalicio, advirtiendo que las arcas vaticanas están vacías, y que no hay dinero para pagar las pensiones de sus trabajadores. El papa Francisco ha asegurado que "el sistema actual es incapaz de garantizar a medio plazo el cumplimiento de la obligación de pensiones para las generaciones futuras". El santo padre ya ha anunciado que se cerrará el grifo a todos los ministerios vaticanos y otros organismos de la Santa Sede. Los primeros afectados han sido los medios de comunicación, cuyo coste ha dejado de asumir el Dicasterio para la Comunicación.

Desequilibrio económico en la caja del Vaticano

Hace años que varios miembros del Vaticano se han empezado a dirigir a grandes empresarios para estudiar la posibilidad de conseguir financiación de sus proyectos, que hasta el momento tenían el apoyo económico del Vaticano. En su escrito, el Papa advierte que "nos enfrentamos a problemas graves y complejos que corren el riesgo de agravarse si no se abordan a tiempo". En este sentido, se muestra significativamente preocupado por la gestión de la Caja de Pensiones del Vaticano. El pontífice explica que "todos los que han examinado esta cuestión a lo largo del tiempo han sido animados responsablemente por la preocupación de garantizar un modelo de seguridad social justo para la comunidad al servicio de la Santa Sede y del Estado, y cumplir con la responsabilidad moral de proporcionar prestaciones dignas a los que tienen derecho a ellas, de manera compatible con los recursos económicos disponibles". En este sentido, hace referencia a "varios estudios" de los cuales se deriva que "la actual gestión de las pensiones, teniendo en cuenta los activos disponibles, genera un importante déficit".

"Lamentablemente, el dato que ahora se desprende, a la conclusión de los últimos análisis en profundidad realizados por expertos independientes, apunta a un grave desequilibrio en las perspectivas de la Caja, cuya magnitud tiende a incrementarse con el paso del tiempo en ausencia de intervención". Lo que se traduce en decir que la Caja del Vaticano no da más de sí. "Ahora todos somos plenamente conscientes que necesitamos medidas estructurales urgentes, que ya no se pueden posponer, para conseguir la sostenibilidad del Fondo de Pensiones, en el contexto más general de los limitados recursos de que dispone toda la organización, y una cobertura adecuada de las pensiones para los empleados actuales y futuros, en una perspectiva de justicia y equidad entre las diferentes generaciones", ha explicado Francisco, quien reconoce que "no se trata de decisiones fáciles que requerirán una especial sensibilidad, generosidad y voluntad de sacrificio por parte de todos".

Las medidas del papa Francisco

Una de las primeras medidas que ha tomado el papa Francisco ha sido nombrar el cardenal Farrell como administrador único del fondo de pensiones. Una decisión que, según sostiene, "supone un paso esencial para afrontar los retos que nuestro sistema de pensiones tiene planteados en el futuro". Para concluir, el Papa destaca la importancia de avanzar en esta cuestión para conseguir la estabilidad y el bienestar de la comunidad "con prontitud y unidad de miras para que se den los pasos necesarios con urgencia". Para concluir, el santo padre pide a la Curia y los cardenales "una especial colaboración para facilitar este nuevo e ineludible camino de cambio".

La situación en el Vaticano se fuerza preocupante, ya que el balance de cuentas del 2023 apunta a un déficit operativo de 83 millones de euros, 5 más que el año anterior. Actualmente, las donaciones que se reciben suponen la mitad de las que se registraban al inicio del inicio de este pontificado. Las autoridades vaticanas esperan recuperar los números con el año del Jubileo en el 2025, que se espera que lleve a Roma a más de 35 millones de fieles. Ante esta situación, el papa Francisco ya ha comunicado a cardenales y curiales "la necesidad que cada Institución trabaje en la búsqueda de recursos externos para su misión, poniéndose como ejemplo de gestión transparente y responsable al servicio de la Iglesia".