Ciudad de góndolas, ciudad de canales, ciudad romántica, ciudad de máscaras, ciudad de vaporettos, ciudad de palacios, ciudad de iglesias, ciudad de puentes, ciudad de Marco Polo, ciudad de la Biennale, ciudad del Spritz, ciudad de cicchetti, ciudad de pasta, ciudad de tiramisú, ciudad de helados, ciudad de turismo y ciudad de cruceros: Venecia, la ciudad que se hunde.
Millones de turistas de todo el mundo visitan cada año una de las ciudades con más encanto y con más atractivos de la vertiente norte de Italia. Una ciudad que en los últimos tiempos se ha visto sobrepasada por este incremento de visitantes y por la constante ida y venida de cruceros que la atraviesan a diario, y que provocan accidentes que afectan y perjudican el valor de la cuidad y su patrimonio cultural.
El aumento del nivel del mar, una amenaza para Venecia
Los expertos alertan de que el nivel del mar está aumentando debido al cambio climático, al calentamiento global. Además, el suelo de la ciudad se hunde —por causas naturales y por el movimiento de las placas tectónicas— de tal forma que se multiplica y se acelera el proceso por el cual se prevé que, en un futuro no muy lejano, la ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO quede cubierta por las aguas del mar Adriático.
Según un estudio elaborado por un grupo de investigadores del CSIC, se estima que a finales de este siglo, se incrementará de 1'4 a 18'5 la frecuencia anual de acqua alta en la ciudad italiana. Asimismo, se espera que la duración de estos episodios también se incremente, pasando de las 12 a las 72 horas, así como el aumento de las inundaciones, que afectarán a más del 75% de la ciudad.
¿Qué es el acqua alta?
De octubre a enero y de forma periódica, la ciudad de Venecia se ve afectada por el fenómeno natural del acqua alta. Un fenómeno que consiste en el aumento de unos centímetros del nivel del mar —que dura unas horas—, producido por la baja presión atmosférica, el viento que sopla de sureste, las corrientes del mar Adriático y la acción gravitacional del sol y la luna. Se considera acqua alta la marea que supera los 110 cm sobre el 0 mareografico de la Punta della Salute, nivel de referencia en Venecia desde 1897.
El acqua alta empieza afectando a los puntos más bajos de la ciudad, la plaza San Marco y las calles adyacentes
En los días de acqua alta, al centro histórico de la ciudad y de las islas adyacentes suenan sirenas de alerta de marea, avisos sonoros que predicen el aumento de la marea y permiten anticipar las inundaciones previstas.
Aunque para muchos visitantes este sea un fenómeno que les haga ilusión de ver y, a la vez, les pueda resultar incómodo a la hora de visitar la ciudad, este es un grave problema para Venecia y sus habitantes, acostumbrados a encontrarse con este hecho. La UNESCO ha advertido de los efectos negativos del acqua alta con respecto al patrimonio cultural de la ciudad. Un hecho que podría ser el motivo para incluir Venecia a la lista de los lugares del Patrimonio Mundial de la UNESCO en peligro si no se toman medidas para su conservación.
El proyecto MOSE (Módulo Experimental Electromecánico)
Con el fin de proteger Venecia de las inundaciones que afectan a la ciudad en periodo de acqua alta —agravada por el calentamiento global y el aumento del nivel del mar—, la ciudad italiana tiene un plan para no quedar sumergida bajo el mar adriático: el proyecto MOSE.
El proyecto MOSE, que significa Moisés en italiano y "salvado de las aguas" en hebreo, consiste en un sistema capaz de regular las mareas mediante 79 compuertas móviles instaladas en los tres puntos de entrada de las aguas en la laguna veneciana. Su funcionamiento se puede ver resumido en el siguiente vídeo:
Habrá que esperar hasta el próximo 2021 para ver el sistema en funcionamiento, cuando se prevé poner en marcha una vez estén acabados todos los sistemas de controles.
Los cruceros y el turismo, otro problema para los venecianos
París, Londres, Berlín, Roma, Amsterdam, Barcelona... entre otras, son ciudades europeas que reciben anualmente miles de turistas que disfrutan de unos días de ocio visitando los encantos que las caracterizan. En el caso de Venecia, sin embargo, el interés se multiplica. Sus canales y el patrimonio cultural de la ciudad son un clamor para los 30 millones de turistas que pisan anualmente la ciudad.
Precisamente miles de estos turistas llegan vía marítima con grandes embarcaciones que cruzan por enmedio de la laguna veneciana, guiados por remontes que les marcan el rumbo hasta llegar al muelle donde desembarcan a diario.
Los cruceros generan una importante contaminación acústica y electromagnética, así como las marcas que dejan a su paso por el fondo marino, e imposibilitan la existencia de un ecosistema de flora y fauna que habite en buenas condiciones. Además, muchas de estas embarcaciones no apagan sus motores en circular por los canales venecianos, hecho que agrava la problemática y la contaminación del medio marino.
Los cruceros ponen en riesgo la sostenibilidad medioambiental de la isla
Son habituales las reivindicaciones por parte de los venecianos para que se limite el número de turistas que visitan la isla y de los cruceros que van y vienen constantemente. Hace cuestión de días, se reabrió el debate después del choque de un crucero con una embarcación que se encontraba amarrada en el puerto.
Pero la anécdota o la guinda del pastel la protagonizó el famoso artista Banksy, quién denunció mediante una nueva obra —coincidiendo con la inauguración de la Bienal de Arte de este año— la presencia de estas grandes embarcaciones por los canales interiores de la laguna de Venecia. El artista colgó un vídeo en su cuenta de Instagram acompañado del texto: "Preparando mi parada en la Biennale de Venecia. A pesar de ser el mayor y más prestigioso acontecimiento artístico del mundo, por alguna razón, nunca he sido invitado".
No queda duda de que, más tarde o más temprano, la ciudad más romántica por excelencia quedará sumergida entre las aguas del Adriático. Un patrimonio cultural que se perderá y que solo quedará en el recuerdo de aquellos que hayan tenido la oportunidad de haber podido visitarla.