El presidente del Parlament de Catalunya, Josep Rull, anunció a principios del mes de julio que la institución otorgará la Medalla de Honor en categoría de Oro —el reconocimiento más importante— al Monasterio de Montserrat por su tarea "en la promoción de la cultura, la paz y la justicia social". Rull también destacó su papel en "la defensa de la lengua catalana, la cultura y las libertades colectivas de los catalanes". El reconocimiento, que no cuenta ni con el apoyo del Gobierno ni con el de las asociaciones de víctimas, ha indignado a las personas afectadas, ya que la abadía de Montserrat es una de las instituciones religiosas donde al menos 14 niños sufrieron agresiones sexuales, que según denuncian las víctimas sus dirigentes "ocultaron y encubrieron". Los afectados por la pederastia en la iglesia entregarán una carta a los miembros de la Mesa para conseguir que la Cámara haga marcha atrás, según adelanta El Periódico. El escrito está firmado por Miguel Hurtado (víctima en Montserrat), Alejandro Palomas (agredido en un colegio de La Salle), Manuel Barbero (padre de una víctima en los Maristas) o Jordi de la Mata (abusado en los Jesuitas), entre otros.

Los abusos en Montserrat

En el escrito que las víctimas presentarán al Parlamento recuerdan a los diputados que la abadía de Montserrat ha sido "la zona cero a la crisis de los abusos", ya que el responsable del grupo de scouts, Andreu Soler, abusó de al menos 12 menores en 30 años. Además, otro de los monjes benedictinos de la abadía (el padre V.T.M) admitió haber abusado de dos monaguillos a finales de los años 70. Según denuncian en la misiva, en los dos casos los máximos responsables de Montserrat "ocultaron, silenciaron y encubrieron los hechos, para evitar que salieran a la luz y evitar un escándalo de reputación". Cuando estalló el escándalo con los abusos a Montserrat denunciados por Miguel Hurtado salieron otros casos, y la abadía nombró una comisión de transparencia "compuesta por miembros escogidos a dedo por el monasterio" y realizó una investigación independiente, tal como exigieron a las víctimas.

El escrito denuncia que ante esta situación, la comisión "se limitó a culpar al muerto" y el abad de la época, Josep María Soler, "se limitó a pedir perdón a las víctimas", aunque reconoció que "los mecanismos de control y supervisión fallaron". En este sentido, denuncian que "la conclusión lógica que una institución reconozca que uno de sus integrantes es un depredador sexual y que ha podido cometer crímenes para que los mecanismos de control y supervisión fallaron, es que tiene la obligación moral de reparar íntegramente a las víctimas. La realidad fue diametralmente opuesta". Hurtado recurrió a la jurisdicción civil para reclamar una indemnización y la abadía se ha opuesto, asegurando que los "posibles abusos" están prescritos. La carta concluye con un llamamiento al Parlament para que "reconsidere su decisión" y no tiren "más sal en las heridas" de las víctimas. Y apuntan "pónganse del lado correcto de la historia y retiren la medalla de oro a la Abadía de Montserrat".