"Rusia no está en guerra con Ucrania; es una guerra de Putin", asegura Peter, un programador informático ruso de 30 años que vive en el Raval de Barcelona con su pareja, Katerina, también de nacionalidad rusa. Están en contra de la guerra que el dictador Vladímir Putin ha declarado a Ucrania y desde Barcelona, donde hace un par de años que viven, ha encontrado una manera de ayudar. Desde un grupo de WhatsApp con otros compatriotas suyos y amigos de nacionalidad ucraniana se han ofrecido para acoger, en la capital de Catalunya, personas que han huido de la guerra para buscar refugio en nuestra casa. Una de estas personas es Tatiana, una mujer de 50 años, de Odesa, enferma de cáncer, que pudo salir del país y después de pasar por Moldavia y Rumania ha llegado en avión a Barcelona. Desde hace cuatro noches duerme en un colchón improvisado en el comedor de Peter y Katerina, en un piso del Raval de Barcelona.
"Fue muy duro salir de allí", asegura, en la breve conversación que Tatiana ha podido mantener con ElNacional.cat. Se marchó de Ucrania, asegura, por razones médicas, "si no, todavía estaría allí".
Huyendo de Odesa
Las lágrimas, recordando a su familia, que ha tenido que dejar en la zona de Odesa, una de las ciudades bañadas por el mar Negro, y uno de los objetivos de Putin, para cerrar Ucrania al mar, y donde el ejército ruso plantará batalla, no le dejan continuar.
Peter, que entiende el ucraniano, nos explica el periplo de Tatiana, cómo se marchó y quién dejó allí. Su familia está allí, ella está en Barcelona, y si bien ya ha podido ser visitada por médicos en Catalunya y iniciar el tratamiento contra el cáncer que la guerra ha interrumpido en Ucrania, está sola y no tiene claro si podrá volver a su país.
Rusos que acogen refugiados ucranianos
"Es lo mínimo que podemos hacer desde aquí", asegura Peter en una conversación con ElNacional.cat. "Todos los rusos que conozco yo están en contra de la guerra", insiste. Él y su pareja hace un par de años que viven en Barcelona y, contrarios a las operaciones militares que ha ordenado Putin, decidieron intentar ayudar con lo que pudieron. Solamente protestar, y sumarse a las concentraciones que se hacen cada día en plaza de Catalunya, con personas de nacionalidad ucraniana, les pareció que no era suficiente.
Katerina se sumó a un grupo de personas rusas contra la guerra con el fin de coordinar la colaboración con ucranianos en Barcelona con el fin de poder acoger a personas que llegan solas a la ciudad. Llegan cada día, y hay más personas rusas que ayudan al poder darles techo a los primeros refugiados, del millón que según Naciones Unidas, han abandonado Ucrania esta primera semana de la guerra de Putin.
Sin información por parte del Gobierno
Quien tiene que gestionar el asilo y la condición de refugiados de los ucranianos, la mayoría mujeres y niños, que están llegando a Catalunya es el gobierno de España. Según ha explicado Peter, si bien Tatiana ya ha sido atendida en un centro médico, no tiene ninguna información de cómo regularizar su situación en Barcelona. "Podrá estar con nosotros lo que haga falta", asegura, sin embargo, al joven programador antiguerra.