La viruela ovina empieza a extenderse por las granjas españolas. El Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca (MAPA, en castellano) se ha pronunciado sobre la cuestión este miércoles, pero fue el martes cuando la Junta de Castilla-La Mancha confinó unas 6.000 explotaciones ganaderas de Cuenca, Ciudad Real, Toledo y Albacete con unos 3,5 millones de cabezas de ganado por el avance de la enfermedad. Y es que es un virus altamente contagioso y con una elevada mortalidad entre los animales, todo y que tiene que quedar claro que el virus no se transmite a los humanos — ni por contacto directo ni mediante productos derivados de los animales. Es decir, que no es una alarma como la del brote de gripe aviar.

La cosa empezó con un foco de viruela ovina en Granada (Andalucía) en septiembre, que poco después hizo el salto a Cuenca. La situación ya era preocupante, pero lo que activó todas las alarmas fue la detección de un nuevo brote en Ciudad Real — alejado de los focos iniciales a Castilla-La Mancha y de su radio de acción. A estas alturas se han confirmado un total de 26 focos de la enfermedad: doce en la provincia de Granada, uno en Almería, doce en Cuenca y uno en Ciudad Real. Hay que añadir que también se han sacrificado más de 40.000 animales.

El brote de viruela ovina en Ciudad Real

Ya hemos dicho que el brote de Ciudad Real es el que ha hecho despertar al Gobierno, que este miércoles ha detallado que se trata de una explotación ovina con un censo de 8.100 corderos. Es así como el MAPA ha confirmado el sacrificio de los animales, la eliminación de los cadáveres y tanto la limpieza como desinfección de la explotación. Al mismo tiempo, ha recordado que se ha establecido una zona de protección de cinco kilómetros y una zona de vigilancia de veinte kilómetros con medidas de bioseguridad. Finalmente, el ministerio ha asegurado que todavía continúa la investigación epidemiológica por identificar el origen de la infección y los posibles contactos de riesgo que hayan podido tener lugar.

De momento, el caso de Ciudad Real hace pensar que el origen es el movimiento de ganado desde otra zona. Es por eso que se ha decidido confinar las explotaciones ganaderas e intentar frenar la propagación, sin que se haya fijado una fecha final para el levantamiento de las restricciones. Unas restricciones que también incluyen la ampliación del ámbito de toma de muestras hasta llegar a 500 explotaciones en dos meses. Los únicos movimientos permitidos son los de animales con destino al matadero, aunque se podrá seguir recogiendo leche y el ganado podrá pastorear.

Ovejas de una granja andaluza / Europa Press

Los expertos, sorprendidos con la viruela ovina

Con todo, los expertos están sorprendidos. La propagación de enfermedades en ganadería extensiva como la de Granada es más difícil de controlar, pero se consiguió. En cambio, tendría que ser más fácil a la ganadería intensiva como la de Cuenca — desde donde la viruela ovina dio el salto en Ciudad Real. Todo es muy complicado de entender y la cosa empeora si tenemos en cuenta que la enfermedad no se había detectado en el estado español desde 1968, aunque se habían identificado brotes en Grecia y Bulgaria. Por lo tanto, había riesgo de entrada. El Gobierno se ha limitado a recordar la importancia de aplicar en todo el territorio las medidas de bioseguridad adecuadas en las explotaciones ovinas y en el transporte animal, así como garantizar el buen funcionamiento de los sistemas de vigilancia pasiva para detectar pronto la eventual entrada de la enfermedad.

Quien ya se prepara para recibir la enfermedad es Extremadura, donde los servicios veterinarios están en alerta y con más vigilancia. La Consejería de Agricultura ha explicado este miércoles que hace tiempo que siguen de cerca el comercio con las zonas afectadas por la viruela ovina, a la vez que trasladan la información recaudada a todos los veterinarios de la comunidad autónoma para mejorar los sistemas de detección precoz de la enfermedad. Con todo, las autoridades recuerdan la necesidad de que el sector sea responsable y cumpla la normativa.