El 17 de febrero, pocos días después del inicio de las protestas contra el encarcelamiento de Pablo Hasél, los Mossos d'Esquadra detuvieron en plaza de Catalunya de Barcelona a William Aitken, a un joven escocés de 30 años. Fue detenido por agentes de paisano y de la Brigada Móvil de los Mossos y después de pasar la noche en la comisaría de las Corts, el día siguiente al juez de guardia lo envió a Brians 1, donde está desde entonces.

Está acusado de desórdenes públicos, atentado contra agentes de la autoridad y daños y el juzgado de instrucción 4 de Barcelona, al ser extranjero y después del Brexit, decidió que tenía que ingresar a prisión por posible riesgo de fuga. La falta de acuerdo entre el Estado y Gran Bretaña puede dificultar, según el juez, la posible extradición en el caso que si queda en libertad se marcha hacia su país de origen.

El hombre no tiene antecedentes y la policía lo acusa de haber cruzado contenedores, de haber hecho lanzamientos de objetos contra la policía, de haber arrancado asfalto del suelo y haberlo tirado contra furgonetas de la Brimo de los Mossos, según se detalla en la documentación judicial a la cual ha tenido aceso ElNacional.cat.

Momento de la detención del joven William Aitken, en la plaza de Catalunya de Barcelona / Guillem RS

William Aitken, a pesar de tener la nacionalidad británica, vive en el barrio de Sant Antoni desde hace muchos meses, donde trabajaba y vivía con su pareja, Fernanda Soler. El día de la manifestación salió solo, con su skate -su pasión-, y fue detenido en plaza de Catalunya. Agentes de paisano de los Mossos lo detectaron en el tramo de Via Laietana y Urquinaona haciendo, presuntamente, lanzamientos, y lo siguieron durando bastante rato hasta cuando lo identificaron de nuevo en la esquina con ronda de Universidad, y lo detuvieron.

Su pareja lo ha podido ver tres veces

El diario escocés The National ha publicado este jueves una entrevista con su pareja. Asegura que salió de su casa con el patinete y que ya no volvió. Por la mañana supo que estaba detenido y que pasaría a disposición judicial.

Lo ha podido ver tres veces desde que ingresó en la prisión y, según su pareja, lo tratan bien. Soler también ha explicado que el joven está haciendo clases de castellano y que ha hecho amigos en la prisión, con quién practica deporte para estar distraído durante las largas horas cerrado. Aitken ha empezado a recibir cartas de sus amigos de fuera de la prisión, de catalanes y también de personas escocesas.

El joven detenido, en una imagen de archivo / Cedida

Han pedido su libertad al Audiencia Provincial

David Aranda, abogado de Alerta Solidaria, que ha asumido la defensa del joven, ha explicado que han presentado un recurso contra el auto de prisión y que esperan ahora que el Audiencia Provincial, en el plazo de tres o cuatro semanas, resuelva. Para sus abogados que el arrestado esté en la prisión por sólo un eventual riesgo de huida debilita esta decisión.

Si finalmente es puesto en libertad, tendrá que responder de las acusaciones por desórdenes públicos y los otros dos delitos más adelante, cuando acabe la investigación y se abra el juicio oral. Los tres motivos que pueden llevar a un juez a ordenar el ingreso a prisión preventiva son el riesgo de huida, la posible destrucción de pruebas y también la reiteración delictiva, es decir, que vuelva a hacer el presunto delito del cual está acusado.

Su defensa cree que ninguna de los dos últimos son posible y que el riesgo de huida tampoco existe. El joven de 30 años no tiene tampoco antecedentes ni en Barcelona ni tampoco en su país de origen.

Los anarquistas italianos

De los más de 100 detenidos durante los disturbios relacionados con el encarcelamiento de Pablo Hásel, William Aitken es el único, además de los ocho anarquistas acusados de incendiar la furgoneta de la Guardia Urbana, que todavía está en la cárcel. Un vecino de Sants de 37 años también ingresó a prisión, pero fue dejado en libertad al cabo de pocos días. Aitken entró en Brians 1 el 18 de febrero y, pronto, hará un mes que está encarcelado.

Las acusaciones contra el joven escocés son por desórdenes públicos, nada que ver con las acusaciones que los Mossos hacen contra los jóvenes italianos y las dos chicas francesas y catalanas de tendencia anarquista: homicidio en grado de tentativa, atentado contra agentes de la autoridad, desórdenes públicos, daños, manifestación o reunión ilícita y pertenencia a grupo criminal.

Las investigaciones del ataque contra la furgoneta del 27 de febrero y de los disturbios en la zona del centro de la ciudad siguen en marcha. Agentes de la Unidad Central de Información en Orden Público (UCIOP) de la Comisaría General de Información de los Mossos están analizando las imágenes de aquella noche para poder demostrar ante el juez sus acusaciones