Lo vaticina la Asociación Empresarial Eólica, la patronal del sector del viento en España, y, si es cierto, va a ser un problema: en los próximos años, la tercera parte de los generadores eólicos que están instalados en nuestro país van a tener que retirarse porque quedarán obsoletos. Eso supone unos 7.500 molinos y 20.000 palas que, una vez convertidas en un simple residuo, van a tener que gestionarse.

Molinos eólicos

Un parque antiguo

En España, uno de cada tres generadores actualmente operativos se instaló antes de 2005. Si contamos con que, actualmente, tenemos 1.300 parques eólicos, 21.574 aerogeneradores y 64.722 palas (tres por generador), de aquí a cinco años máximo vamos a tener que desmontar los 7.500 aerogeneradores citados y las más de 21.000 palas con que cuentan. El desafío logístico que ello supone deja casi con la boca abierta pero, probablemente, ese sea el menor de los problemas, porque todo ese material que habrá que desmontar y mover va a tener también que reciclarse. El 47% de las 300.000 toneladas de palas que funcionaban en España en 2021 tiene más de 20 años y el 21%, más de 25.

En búsqueda de más eficiencia

El futuro, considera la patronal del sector, pasa por reemplazar los sistemas antiguos por otros de mayor eficiencia. Con menos molinos, pero más grandes, se producirá la misma o más energía y, así, se reducirá el impacto.El Ministerio de Transición Ecológica da por buenos los números y admite que durante esta década va a haber que desmontar unos 12 gigavatios eólicos. Con todo, la noticia tiene una parte positiva: al no ser deslocalizables, los nuevos molinos se instalarán donde están los antiguos y las obras de desmantelamiento de lo antiguo y de construcción de las nuevas instalaciones volverá a llenar de operarios muchos pueblos de la España interior que, en la segunda mitad de los 90 vieron una esperanza de empleo y desarrollo en aquellos molinos que decidieron acoger. En la mayoría de ellos, el empleo fue momentáneo pero, ahora hay una nueva oportunidad derivada, primero, de las obras y la inversión necesaria y, segundo, de las posibilidades de reutilización in situ que pueden abrir estos mastodontes.