A mediados de los años 50 del pasado siglo, las regiones españolas que habían completado la revolución industrial eran, básicamente, tres: Asturias, Cataluña y el País Vasco, Fuera de estos tres territorios existían focos industriales aislados como el centro siderúrgico valenciano del Puerto de Sagunto, el distrito minero de Linares-La Carolina; las cuencas mineras de León, Palencia y Teruel, la sierra minera de Cartagena-La Unión y, por supuesto, los astilleros de la Bahía de Cádiz y los de Ferrol y, también, las comarcas de Peñarroya y Puertollano, en las que operaba la poderosa SMMP, una firma francesa que explotaba minas de carbón y plomo y poseía fundiciones y otras instalaciones industriales. De todo aquello, queda hoy muy poco, pero en Puertollano (que se convirtió después en centro petroquímico) van a hacer honor a esa gloriosa tradición industrial con una fábrica en la que se producirá un material clave: acero.

Acero verde

No se trata, sin embargo, de acero convencional, sino de acero verde, que no es otro que el que se produce sin utilizar energías de origen fósil. El proyecto lo promueve Hydnum Steel y se desarrollará sobre una parcela de 1,3 millones de metros cuadrados del polígono industrial puertollanero de La Nava. En su primera fase, generará 400 empleos directos, producirá 600.000 toneladas de acero anuales. Entre los socios tecnológicos que colabran en el proyecto figuran Siemens, Russula, Abei Energies y Primetals.

¿Por qué Puertollano?

Como el centro industrial que todavía es pese a que las últimas minas a cielo abierto cerraron hace ocho años y el desmantelamiento de proyectos como el de captura de CO2 que promovía Elcogas, la ciudad manchega sigue siendo un nodo logístico en el que confluyen autovías y líneas de ferrocarril. La localidad acoge también el Centro Nacional del Hidrógeno y es, precisamente, este material el que se incorporará al proceso productivo para reducir las emisiones de CO2. El acero se producirá a partir de chatarra que se fundirá en horno eléctrico.