La soledad  hace vulnerable a quien la experimenta sin quererlo y, justo por eso, abundan tanto historias como la de los hermanos de Morata de Tajuña (que acabaron arruinados y muertos al caer las dos mujeres del trío en las redes de una red de lovextorsion) o la del Estafador del Amor, que pasa ahora sus días cobrando la Renta Garantizada de la Generalitat. Ahora, aprovechando ese flanco débil que tantas (y tantos) tienen, aparece otro peligro aparentemente legal pero que no es más que otro tipo de estafa: las novias IA.

 

¿Qué ofrecen exactamente?

Según la Fundación Mozilla, el 90% de los servicios analizados no cumple con los estándares mínimos de seguridad y el 45% admite que vende los datos que recopila “con fines publicitarios dirigidos”. Otro 54% no permite elminar los datos personales que se facilitan y su media de rastreadores por minuto ronda los 3.000. Un rastreador es una pequeña aplicación que recopila información sobre el dispositivo del usuario y su ubicación para compartirla con terceros. Entre los chatbots disponibles hay de todo: desde "maduras, amigables y respetuosas" a "jóvenes, creativas y coquetas" o, también, hasta "juguetonas". Y eso sólo en la tienda de OpenAI, porque en la red se puede encontrar de todo. Literalmente. Con todo, lo de menos es que roben tus datos: el problema principal es el desbarajuste psicológico al que estas prácticas pueden llevar cuando a alguien se le van de las manos.

Robo de datos

De inicio, no es un engaño en sí, sino un servicio que aplicaciones como Replika llevan años ofreciendo. En sí, son chatbots con los que se puede charlar a través de sistemas de mensajería y hacer también llamadas de voz si se desea. El problema llega cuando la relación (o lo que sea) se afianza y se intercambian fotos o se facilita cualquier tipo de información sensible. El fin de tales manejos es sólo uno: todas las empresas que ofrecen chatbots que hacen las veces de “amigos, amantes o alma gemela empática” diseñan sus productos para que, al hacer preguntas al usuario, recopilen información confidencial que, después, se utilizan (de momento) para fines publicitarios. Que alguien se decida a emplearlo para algo más oscuro es cuestión de tiempo.