Las tierras raras son materiales extraordinariamente útiles para la fabricación de dispositivos tecnológicos y, también, extraordinariamente difíciles de localizar y explotar de manera rentable y sin tener que activar explotaciones mineras en zonas muy lejanas a los mercados de consumo de estas materias primas. Para solucionar esta compleja situación, la Universidad Estatal de Ohio lanza una novedosa propuesta: explotar el agua que se drena de minas de carbón abandonadas para obtener tierras raras.
Todos ganamos
El impulsor de la iniciativa es Jeff Bielicki, profesor de Ingeniería Civil, Medioambiental y Geodésica en el citado centro. Su planteamiento permite limpiar el agua que mana de las antiguas minas y evita que llegue a cauces naturales y pueda llegar a causar daños en los diferentes ecosistemas. El tratamiento de estas aguas permite obtener, por ejemplo, itrio, que se utiliza para filtros de microondas y para fabricar baterías de litio, en las que mejora la capacidad de recarga.
Reducir la dependencia
El análisis de estas aguas (abundantes en todos los países occidentales, donde las minas de carbón se cierran una tras otra) reducirá la dependencia que, respecto a países como China, tienen la UE y Estados Unidos en relación a estos materiales. La obtención de itrio y otros metales sería, considera Bvielicki, sencilla, ya que es posible utilizar sistemas de tratamiento pasivo que requieren pocos recursos y permiten atrapar y extraer minerales valiosos a costes, que, eso sí, son superiores aún a los que estos materiales tienen en los mercados, pero que podrían abaratarse si los diferentes gobiernos deciden jugar a favor. Hacerlo, además, permitiría revitalizar viejas comarcas mineras e, incluso, volver a activar lavaderos cerrados.