¿Tienes un perro o un gato en la familia? Si es así, muy probablemente te hayas encontrado con este problema: encontrar un piso o una casa de alquiler en el que el casero permita que tu amigo viva contigo resultará muy complicado. Las cifras, si un perro o un gato forman parte de tu familia (tenga ésta la forma que tenga), dan miedo: sólo el 4% de los pisos de alquiler que existen permiten expresamente que en ellos vivan animales. La cifra es exigua pero, además, es inferior a la que se registraba en 2021, cuando llegaba hasta el 5%.

Los caseros eligen
En España, el alquiler de viviendas está regulado por la Ley de Arrendamientos Urbanos, que otorga a los arrendadores plena potestad para decidir si en sus inmuebles pueden o no vivir animales. La situación, explica Isabel Buil, de la Fundación Affinity, es un problema grave en un país como España, donde hay animales de compañía en un 44% de los hogares. De hecho, se está excluyendo de la posibilidad de optar a un piso de alquiler a casi un 50% de la población.
¿Por qué?
La reticencia deriva en muchos casos del miedo a posibles desperfectos generados por el animal de compañía o denuncias derivadas de su comportamiento, pero, en otros muchos, tiene que ver con el uso habitual de modelos de contrato de alquiler predefinidos en los que se incluye una cláusula restrictiva por defecto que podría no ser necesaria si se tuviera en cuenta que existen diferentes seguros y salvaguardas que exoneran al propietario de una vivienda de cualquier carga derivada del mal comportamiento del animal y cubren los desperfectos que éste pueda ocasionar. Como en tantas ocasiones, estamos ante una situación en la que son más los prejuicios y menos las realidades las que generan situaciones que, en muchos casos devienen problemas insalvables porque, si hoy nos toca escoger entre la casa de nuestros sueños o el perro que comparte sus sueños con los nuestros, la mayoría lo tendríamos más que claro.