Ya está aquí: desde este lunes 21 de noviembre, Iryo, el que será tercer operador de ferrocarril de alta velocidad de España, inicia con un viaje inaugural a Valencia sus operaciones en España. Iryo es la marca comercial de ILSA (Intermodalidad de Levante, S.A.) empresa participada por Air Nostrum, Globalvia y Trenitalia. Por segunda vez en la historia, la velocidad ferroviaria vuelve a tener en España regusto italiano. La primera se remonta a 1976 y un testimonio de aquello languidece en una estación de Navarra.
Tres operadores
Iryo se suma así a Renfe, que opera con su propia marca y la enseña de bajo coste Avlo, y a la francesa Ouigo. De momento, sólo ofrecerá circulaciones (desde el 25 de noviembre) entre Madrid y Barcelona con parada en Zaragoza y, ya en diciembre, conectarán la capital con Valencia parando en Cuenca. Ya en 2023, en torno a marzo, esperan operar también en Andalucía (Málaga, Sevilla, Antequera y Córdoba) y en junio, en Alicante y Albacete.
Capital mixto
Iryo es la marca comercial de una empresa, ILSA, participada por Air Nostrum (31%), la empresa de infraestructuras Globalvia (24%) y Trenitalia (45%), el operador ferroviario estatal italiano. Sus trenes, de origen italiano son los Frecciarossa (Flecha Roja) y alcanzan velocidades de hasta 400 km. Los billetes se venden a partir de 18 euros y habrá cuatro categorías: Infinita, Singular Only You, Singular e Inicial.
La llegada de Iryo da un aire italiano a un medio de transporte, el ferrocarril de alta velocidad, que tuvo como precedente en España, precisamente, a un tren italiano, el ETR 401 Pendolino. Aquel tren, que hoy languidece en una vía muerta de la estación navarra de Castejón de Ebro, marcó el que fue durante muchos años el récord absoluto de velocidad ferroviaria en nuestras vías con un registro de 206,8 kilómetros por hora en 1987, pero el tren no llegó a circular comercialmente en España, ya que los Talgo modelo pendular eran más sencillos y económicos. Ahora, con los trenes de Iryo, convoyes de alta velocidad fabricados en Italia volverán a circular por nuestros caminos de hierro. Seguramente, es un buen momento para que el ETR 401, llamado aquí Platanito por el amarillo que se escogió para pintarlo, recupere su dignidad, hoy sólo preservada de manera más que precaria por una asociación de amigos del ferrocarril. Con la responsabilidad social corporativa tan de moda, los señores de Trenitalia ya están tardando en demostrar que ellos tienen más sensibilidad con nuestro patrimonio ferroviario que Renfe.