Las manifestaciones (y los argumentos) que entidades como Econucleares ponen sobre la mesa dan igual y la posibilidad cierta de que la tradicional dependencia energética española se multiplique tampoco importa porque el Gobierno avanza con piloto automático: Enresa acaba de licitar el contrato de servicios de ingeniería para el desmantelamiento de Almaraz, la primera de las plantas nucleares en cerrar. El cerrojazo está previsto para 2027.

 

28 millones de euros

La licitación activada se refiere a los estudios, la ingeniería de diseño y los proyectos de obra (entre otras tareas) para la autorización del desmantelamiento. Almaraz tiene dos reactores, ambos en funcionamiento, y el primero de ellos se desconectará dentro de tres años y medio, en noviembre de 2027. El segundo completará su vida activa en octubre de 2028.

¿Alguien se opone?

El cierre, claro, cuenta con detractores: además de entidades como Econucleares, formaciones como el PP y Vox, la patronal Foro Nuclear y hasta la Diputación de Cáceres se oponen a un desmantelamiento que acabará con miles de empleos y abrirá la puerta a centrales de ciclo combinado que funcionarán con gas importado. La última palabra, sin embargo, es del Gobierno. En Argelia, sabedores de que no tenemos más alternativa que nuevas centrales de gas para garantizar la continuidad del suministro cuando ninguna nuclear española funcione ya, están a la espera. ¿Hay marcha atrás? No lo parece. En la UE, eso sí, siguen considerando los sistemas nucleares de producción de energía sistemas limpios que tienen cabida en la transición hacia la sostenibilidad plena y en la propia sostenibilidad plena misma. En Catalunya, las voces contrarias al apagón nuclear son cada vez más intensas, pero tampoco se escuchan. En la Generalitat, como máximo, aspiran a una transición ordenada nadie sabe muy bien hacia qué.