Fuente Obejuna; además del título de una obra de Lope de Vega que, de tan importante, devino dicho popular del que echar mano en momentos en los que todos sin distinción reman con mismo objetivo y no les duelen prendas en saltarse las reglas si conviene para alcanzar un fin justo; es un pueblo cordobés del Alto Guadiato que anda de capa caída desde que en los años 60 la Sociedad Minero Metalúrgica de Peñarroya (con sede en Peñarroya-Pueblonuevo, la capital comarcal) cedió sus minas a Encasur, del grupo Endesa, y la actividad industrial en la zona fue reduciéndose. El último pozo vertical de la comarca, situado en Fuente Obejuna y llamado Pozo María, cerró en 2005 y, hoy, de los 15.000 vecinos que tenía el pueblo en 1960 quedan menos de 5.000. Ahora, una reciente excavación ha localizado una infraestructura que, si se da a conocer y promociona como es debido, podría servir para atraer turistas a una población que tiene muchos atractivos inexplotados. Se trata, en concreto de la fuente pública romana mejor conservada de toda la Península.

Zona en la que se ubican los restos de Mellaria

Ciudad romana

La fuente, situada en la zona en la que se da por hecho que se encuentra la antigua Mellaria, una ciudad romana que llegó a ocupar 23 hectáreas, se ubica cerca de un cerro llamado Masatrigo y, además de la fuente ahora localizada –que conserva hasta el cemento hidráulico original-, tuvo foro, acueductos, calles comerciales, murallas y hasta teatro y anfiteatro, pero hasta la fecha se ha descubierto muy poco: gracias a vuelos fotogramétricos con avioneta realizados en 2014, 2015 y 2016, una prospección satélite y diferentes estudios con drones y sensores espectrales de infrarrojos se han localizado algunas de estas estructuras, pero casi nada había visto la luz hasta ahora. Las excavaciones actualmente en curso, dirigidas por el profesor de la Universidad de Córdoba Antonio Monterroso, han hecho aparecer esta fuente de 1,4 metros de altura formada por cuatro grandes pretiles de unos dos metros de longitud y treinta centímetros de anchura, que pesarían unos 1.500 kilos aproximadamente cada uno y no se fabricaron con piedra de la zona. La fuente conserva la pila, la columna trasera albergando la tubería de plomo del agua y una de las lajas verticales de salida del agua. En la excavación se ha localizado también el tramo de la calzada romana que unía Corduba y Emerita que cruzaba Mellaria, incluidas losas de pavimento original.

Cerco Industrial de Peñarroya en la actualidad
 
Cerco Industrial de Peñarroya en sus años de esplendor

Una zona con posibilidades

Los restos de Mellaria pueden, si se excavan y musealizan, convertirse en un importante revulsivo para una comarca deprimida en la que hasta la capital de la zona, Peñarroya-Pueblonuevo, tiene hoy sólo un tercio de los 30.000 vecinos que llegaron a residir en la villa en 1940. Junto a los restos romanos, cabe citar el inmenso patrimonio industrial de la comarca; dentro del que destacan los restos del Cerco Industrial de Peñarroya, que llegó a ser el más importante centro industrial del sur de España hasta 1950, el ya citado Pozo María de Fuente Obejuna; que se conserva intacto y fue, cuando se inauguró en los 90 el pozo minero vertical más moderno de Andalucía; y numerosos castilletes mineros repartidos por los términos municipales de Peñarroya, Fuenteobjeuna y Belmez, donde se mantiene activa una Escuela Politécnica estrechamente vinculada a la historia minera de la zona. A todo ello., hay que sumarle el valor de los cascos históricos de Peñarroya, Fuente Obejuna y Belmez, localidades en los que la clásica arquitectura andaluza se mezcla con edificios modernistas que se construyeron durante la segunda mitad del XIX, la época en la que el Alto Guadiato fue el más destacado núcleo industrial andaluz. Y a todo ello hay que añadirle el no menos importante atractivo que implica que Lope, el Fénix de los Ingenios, ambientase en Fuente Objeuna –Fuenteovejuna, prefirió escribir él- su celebérrima obra, que se representa asiduamente en la villa de la mano de actores locales aficionados. O en el Alto Guadiato van todos a una o el inmenso patrimonio del que disponen (fuente romana incluida) se perderá para siempre. Y eso no puede permitirse, porque el Alto Guadiato nos habla de otra Andalucía (industrial, obrera y avanzada) que nada tiene que ver con el tópico que trasladan, con mala baba y desvergüenza, quienes no la quieren. 

 
Pozo Maria